1. Libérame

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—Oh, debo decirle oficial que tiene buenos reflejos —

Uno de los ladrones más buscados y escurridizos de toda la ciudad de Busan, se encontraba encima de un oficial de policía apuntándole con el arma justo a su frente. Sin embargo el oficial al mismo tiempo, gracias a sus buenos reflejos le estaba apuntando desde la barbilla hacia arriba sin dejarse intimidar a pesar de estar en el suelo en desventaja.

—Su historial no indica que haya asesinado a alguien... es por ello que no le tengo miedo, ¿Sabe?

—¿Qué tal si sí lo he hecho pero no está registrado? —se inclinó peligrosamente hacia su rostro con aires de grandeza.

—¿Entonces qué espera para apretar el gatillo? Por mi parte tengo órdenes de asesinarlo si corro riesgo de muerte — el oficial intentaba ganar tiempo hasta que se le ocurriera una idea de cómo quitárselo de encima. La posición en la que se encontraban era muy incómoda.

—¿Sabe porqué? — se lamió los labios, luego se mordió el inferior y empezó a pasar su mano libre por el pecho del hombre de manera sugestiva— me parece jodidamente sexy oficial...Jeon. — miró rápidamente su placa— Eso sí debería ser un crimen...

—Intentar coquetear con un oficial...eso lo sumaré a su historial.

—Porque no mejor lo arreglamos con una buena noche de diversión y olvidamos todo esto del criminal y el oficial? — se pasó la mano libre por el cabello de manera coqueta y se relamió los labios.

—Buen intento...— En un rápido movimiento hizo a un lado el arma del pelirosa y utilizando todo su cuerpo hizo que terminara quedando boca abajo con ambas manos en la espalda siendo sujetadas por él y sentado a la altura de su cintura aprovechando la distracción.

— Que agresivo...me gusta — el criminal se mordió los labios mirándolo de costado por sobre su hombro

—Queda arrestado por...un historial bastante largo Park Jimin — le colocó las esposas en ambas muñecas.

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—Vamos, no es para tanto. — El pelirosa se encontraba haciendo puchero con las manos esposadas y agarrando los barrotes de la pequeña prisión de la comisaría.

—Señor Park, guarde silencio —

El oficial Jeon se encontraba recostado sobre su sillón apoyando sus pies en el escritorio a unos cuantos metros de la celda, se había bajado la gorra hasta tapar casi todo su rostro, sobre todo los ojos. Intentaba descansar un poco. Le habían asignado finalmente quedarse a cuidar de aquel peculiar prisionero luego de su captura. Lo que no contaba es que ese pelirosa no dejaba de hablarle e insistirle en que lo liberara.

—Hay algo que no entiendo. Prefiere tener que estar pendiente de mí antes de liberarme e irse a su casa — bufó.

—Son órdenes — Aquella noche le tocó patrullar solo y luego de una llamada a su superior, este le indicó que se quedaría a cargo de Park hasta que llegara.

—Oh vamos, le haré un trato especial si me libera...— dijo con tono claramente sugestivo. Con tal de que lo liberara y así ahorrarse el tiempo de estar en ese lugar, todo valía. Además, el oficial era jodidamente sexy.

Jeon lo ignoró sin moverse de su posición.

—Oficiaaaaal... — golpeó su pie con un claro berrinche. Parecía un niño. Jeon suspiró y se levantó del sillón hasta acercarse a la celda. Park lo miró expectante, era la primera vez que se acercaba desde que lo dejó en la celda. ¿Acaso había aceptado? Sus ojos se iluminaron.

Seducidos por la inocencia | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora