3. El collar de Park

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Jungkook despertó con una punzada insoportable en la cabeza. Parpadeó varias veces, orientándose con lentitud hasta que sus ojos se fijaron en el techo desconocido de la habitación. No podía recordar nada de lo sucedido, solo destellos fugaces: una máscara morada, giros incesantes en la pista de baile

—¿Qué diablos...? Ugh... — se incorporó, sujetando su frente con una mano. — ¿Dónde demonios estoy?

Se percató de que llevaba puesta una vestimenta sencilla, de estilo deportivo. Pequeños destellos de la noche anterior asomaron en su conciencia: vestido elegantemente para una fiesta a la que Taehyung no pudo acompañarlo, copas de champán compartidas con alguien y además un baile. Pero después de eso... ¿Qué sucedió?

De repente, un aroma familiar invadió sus sentidos, vainilla y rosas impregnaban el aire a su alrededor. Estaba impregnado en cada rincón de la habitación, provocando una sensación de déjà vu y, al mismo tiempo, de desconcierto.

—Esto no puede ser... — Murmuró, intentando incorporarse con la firme decisión de abandonar el lugar, sin percatarse de un pequeño, pero crucial detalle. Al alzar la vista y enfocarla, se encontró con dos ojos grises que conocía demasiado bien.

— Buenos días, oficial... — Sonrió el chico de cabello rosa con total normalidad, sentado en una esquina de la habitación mientras cerraba el libro que tenía entre las manos.

— Park...— Se movió, y fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba esposado a la cama con lo que parecían ser esposas inteligentes — ¿Qué hace aquí? ¿Por qué todo huele a usted? — Sus feromonas de enojo y desconcierto inundaron la habitación — RESPONDA.

— Yo lo salvé — mintió al darse cuenta que Jungkook no recordaba nada. — En esa fiesta..

— ¿Salvarme de qué? — Frunció las cejas con sospecha - ¡¿Y por qué me esposa?!

— Pusieron algo en su bebida y yo...solo lo traje a mi casa a salvo. Sabía que era usted todo ese tiempo y las esposas son por su temperamento, tomé precauciones — se encogió de hombros.

Jeon intentó sentarse en el borde de la cama, odiando el hecho de estar limitado por el pequeño criminal mientras Jimin estaba tratando de no desconcentrarse pero no pudo evitar imaginarlo en otra situación con esas manos esposadas. Dos puntos de vista totalmente distintos de la realidad.

— ¿Qué hacía en esa fiesta, Park? — bufó al darse cuenta — ¿Era chico de traje y máscara morada cierto?

— Emm sí — el esposado levantó una ceja y se preguntó cómo era posible considerando su arresto — Sí, lo sé. Alteré el aparato y por eso no llamé la atención al no estar cumpliendo con el arresto domiciliario— Se encogió de hombros

Jungkook estaba furioso mientras más recordaba sobre aquel chico con el que compartió copas y un baile donde había sentido una conexión como nunca antes

¿En realidad era todo una mentira?

¿Hasta dónde habíamos llegado?

¿Por qué mi lobo está tan inquieto?

— ¿Por qué no me sorprende? Además, no pude sentir su olor.

— Supresores de olor, prefiero evitar que me reconozcan por obvias razones, como el día que nos conocimos hasta que llegó el momento de la celda y...bueno, no importa. Además, ¿no estaba guapo con mi cabello rubio? — se peinó hacia atrás. Jeon lo ignoró mirando hacia otro lado, a lo que Jimin apretó los labios con disgusto. — Sé que empezamos con el pie izquierdo...y que ante usted ve un malvado ser, un delincuente sin causa y bla bla bla pero...lo salvé.

Seducidos por la inocencia | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora