SOLO casual...nada mas.

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CAPITULO III:

Al entrar en mi habitación, Aleja dejo su bolso de medio lado en la orilla de mi cama y se acercó al tocador dándome señas para que me sentara al frente. En medio de un segundo ya estaba sentada con mis manos encima de mis rodillas y la espalda recta.

-¿Qué le iremos hacer a ese cabello?-Tomo las puntas de este y las inspecciono con riguroso cuidado.

Obviamente no estaba descuidado... solo un poco esponjado, solo un poco. Pero en si solo era una mínima cascada de una sola tonalidad de castaño.

-Pues sorpréndeme mujer... que no sea nada llamativo.

-¿Te parece una trenza? Te verías tan virginal y mona- me dio una sonrisa reflejada en el espejo.

-Ya perdí mi dignidad al llamarte... así que adelante-gire dramáticamente mi cabeza hacia el lado derecho y puse mi mano con un peculiar entusiasmo en mi pecho-Solo hazlo rápido y son dolor.

Ella inmediatamente se sintió indignada. Me iba a contestar hasta que unas gruesas voces se escucharon a través de la ventana. Aleja cerró su boca y con un sigilo se fue rápido hacia esta.

Su rostro de inmediato se ilumino como una estrella fugaz y con los ojos totalmente dilatados me miro y dijo:

-¿Cuáles de esas exquisiteces es tu pretendiente?-señalo más allá de la ventana con una cara de alusiva.

Confusa me puse de pie y me acerque donde estaba Aleja. Observe a tres  jóvenes parados en el porche de su casa hablando amenamente. Ahí los reconocí, eran: "mi pretendiente" y sus dos hermanos. Los tres tenían el mismo perfil angular pero bien definido además compartían la tonalidad de cabello; una majestuosa mezcla de rubios, unos más oscuros que otros como un arcoíris de distintos amarillos. Pero la diferencia entre ellos era la postura y expresión de su rostro.

Uno de ellos era más severo con mayor formalidad mientras que los otros dos que supuse que eran el doble de jóvenes tenían una jocosidad amena y una sonrisa deslumbrante... pero mi pretendiente que era uno de los jóvenes lo diferencie de una vez por la manera de su porte. Firme pero con naturalidad, más sus ojos  de un oscuro verde que te dejaba con integra.

Los dos hermanos de "mi pretendiente" se subieron a un auto y lo dejaron solo en el porche.

-Ese es "mi pretendiente" él que se quedó solo.

-Él sí que vale la pena para poner la alerta amarilla-Aplaudió de la nada que di un brinco lejos de ella, fue tan rápida que me tomo de la cintura y me llevo de nuevo a la silla del tocador. Tomo un cepillo y comenzó a peinarme.

-Ya sé cómo sería su prototipo...

-¿Fáciles? Porque si es así déjame decirte que no y no...por más que este atractivo ni me le acercare.

-¡Claro que no! Si hubiera sido así te alejaría de inmediato de esa ventana... le gustan las mujeres bien cuidadas con seguridad como él.

-Ya... ¿entonces me dejaras pulcra y más hermosa?

-Y no olvides más sexy- me guiño y comenzó a hacer magia con sus delicadas manos.

No tardo tanto ya que le resaltaba a cada segundo que no me fuera a convertir en una tipa cualquiera que estaría ofreciéndose en  una esquina. Con mi cabello fue lo más

"elaborado" lo dejamos peinado y suelto pero con una pequeña trenza en el lateral de mi cabeza como si fuera una minúscula serpiente infiltrándose por todo mi cabello y en mi rostro lo único decorativo era un leve color carmesí en la comisura de mis labios, más el rímel en mis pestañas que las dejaban como una largas paticas de araña.

-¡Ahora con la ropa!-declaro ella dirigiéndose a mi armario.

-¿Qué tiene de malo la que llevo?-pregunte mirándome lo más mínimo que podía. Solo tenía una sencilla camiseta blanca y unos jean cortos azulados.

-Pareces como si fueras un trabajador de campo...-hurgo por el armario hasta que saco una blusa de tirantes un poco suelta estampada con unas diminutas flores.

Aleja al sacarla me la tiro y me miro esperando que me la pusiera. Aún era muy vergonzosa con la privacidad de mi cuerpo así que le di la espalda me saque la camiseta y me puse de inmediato la blusa. A decir verdad no quedaba mal, era algo ligero como si lo pudiera vestir en un día cualquiera.

-¡Ya quedaste!- se me acerco y me dio la vuelta- sí, ya quedaste... ese jean está perfecto. Ajusta sin igualdad tu bien formado trasero.

-Gracias... creo.

-Venga vamos ya-me tomo del brazo y salimos de mi cuarto.

-¿Enserio ya?-mi corazón comenzó a acelerarse como si se estuviera preparando para una maratón.

-Claro ¿Qué más esperamos?...

Bajamos a la primera planta de inmediato y Aleja me soltó para entrar a la cocina cuando volvió (increíblemente rápido) salió con una caja morada adornada con unos listones.

-¿Qué crees que sea?-agito la caja así escuchándose un fuerte golpeteo.

-¡Oye!-arrebate la caja- Apuesto que son las galletas de chispas de mi mamá.

-Deberíamos comérnoslas... y te ofreces como sacrificio al muchachón- miro con ansias la caja que tenía en mis manos.

-¡Ni una cosa ni la otra...vámonos ya!

Al tomar el pomo y salir de mi casa. Sentí como el calor aumentaba drásticamente dejándome sofocada con tan solo mirar la casa de al lado.

-¡Buena suerte!-grito Aleja mientras lanzaba la mano en puño como apoyo.

-¿No piensas acompañarme?-le pregunte con poco de aire en mis pulmones.

-Yo no soy la conquista se ese hombre que está esperando por su otra mitad.

-¿Y si ya tiene novia?-esa pregunta ni la había redactado en mi cerebro cuando salió a los siete vientos directamente al rostro de Aleja.

-Pues te Alejas lentamente... no te iras de zorra.

-Oh claro que no...

-¡Entonces ve y ánimos!-iba a cerrar la puerta cuando de repente se acerca y me abraza-Enserio suerte corazón mío- susurro entre mi cabello y ahora se alejó cerrando la puerta.

Era solo yo y esa intimidante casa.

Al dar un paso sentía como las probabilidad de tener un ataque de corazón tan joven se darían de la nada. No había realizado un testamento, ni había dejado una carta informando a mis padres y hermana que realmente los había querido a pesar de que eran insoportables cuando ellos querían.

Ya estaba en el porche cuando el oxígeno se había agotado en mis pulmones, di una bocanada de aire y corrí sin mirar hasta la puerta, subiendo con increíble torpeza los escalones... al abrir los ojos lo primero que me tope fue con el timbre.

Solo tienes que oprimir hasta que suene... ya has hablado con muchos chicos en la vida ¿Este cuál sería la diferencia? ¿Qué esta con un aura matadora para mi lado femenino? No lo sabía. Inconscientemente oprimí el botón y cuando recupere conciencia solté el timbre ¿Había durado mucho? Ah carajo que estoy haciendo. Una voz que ya conocía a la perfección hablo detrás de la puerta y se escuchó como la cerradura se quedaba sin seguridad como con mí ser.

Al quedar la puerta perfectamente abierta sentí como mi iris se comprimía dejando a luz mis ojos oscuros dilatados... algo tan bueno no podía existir o ¿sí? 

¿Ah que NO te lo esperabas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora