EN la boca del LOBO.

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CAPITULO VIII:

Apreté mis labios mientras las puntas de mis pies se estiraban hacia arriba, estuve lo suficientemente cerca al cuello de Dean para poder susurrarle: "Esto lo prefiero hacer en un ámbito más... privado".

Dean se tensó al ver la respuesta que le había deseado dar pero me sujeto más a él de en vez de soltarme.

-Mi auto es lo suficiente privado...-Escondió su rostro en mi cuello, su respiración era éxtasis para ese punto de estrógeno en mi cuello.

-Pero aun quiero caminar- me zafo de él antes que mi cuerpo se ponga de acuerdo a las caricias de Dean.

-Yo quiero más privacidad, pero como ves algunas cosas no salen como queremos-Pone su brazos a mis lados contra el auto.

Poniéndome en la posición de acorralamiento de nuevo.

-Solo dime algo que me pueda convencer de que será seguro entrar ahí-Mira el interior del auto y automáticamente mi mente ilustro la imagen de Dean teniendo diversas relaciones carnales con diferentes prototipos de chicas... me cago en mi imaginación.

-El cielo esta oscuro-miro hacia arriba y sí que lo estaba- Además deseo tener una buena compañía "sana" de camino a casa, ¿Fue lo suficiente sano para convencerte?-suspiro Dean.

-Con lo del cielo oscuro, me temo que si...-lo empuje un poco para tomar la manija de la puerta y abrirla pero Dean seguía a mi lado.

-¿Esperas que se conduzca solo?-le cuestión abriendo la puerta.

-Quería abrirla por ti- lo dijo de una manera dulce que me hizo cerrar la puerta y me moví para que él pudiera abrirla por mí.

-Mi lady- hizo una reverencia cuando abrió la puerta.

-No seas tan exagerado-volteo los ojos y entro con ganas en el auto.

Dean la cierra y me saca la lengua desde afuera yo iba a hacerle lo mismo pero él ya estaba dando la vuelta para poder ir al asiento del conductor. En el camino mi vista intento bajar hacia sus pantalones pero cerré mis ojos con fuerza para evitar otro accidente como con la limonada... solo no quería que pasara de nuevo.

-Cinturón mi lady- lo dijo mientras sostenía su cinturón al broche de seguridad.

-Carajo no me digas así...-tomo de mala gana el cinturón y lo sujeto.

-¡Ay Sammy no seas amargada!-revuelve mi cabello pero lo sujeto a tiempo para jalarlo del brazo y morderlo con mis dientes.

-¡Mierda!-Grita él y se zafa mirando su brazo-Que salvaje eres.

-Ya que estamos en privado puedo serlo- le sonrió con victoria.

-Ese caso no solo va para ti-se acerca a mi asiento y jala una palanca que no sabía su existencia y el asiento se va automáticamente hacia atrás. Suelto un pequeño grito por la sorpresa pero cierro mi boca al ver a Dean a pocos centímetros de mi rostro.

-Dijimos que esto sería seguro...-Dijo un poco incomoda sintiendo mis mejillas arder.

-Claro la seguridad ante todo- Se separa un poco de mi para buscar en la guantera algo, quería pararme pero ya me había metido en la boca del lobo. Él se afirma para sí mismo y se gira hacia mí con un sobre metalizado en sus dedos.

ERA UN JODIDO CONDON.

-Esto...-Sentí como mi temperatura bajo hacia cero y mi cuerpo se congelo por completo, mire con nervios el sobre plateado, iba a quejarme con algo estúpido pero Dean suelta una risa y se separa de mi botando el condón cerca de la guantera.

-¡Oh mi Dios! Te hubieras visto.... ¿Realmente creíste que íbamos a coger aquí? –Se ríe con fuerza apretando el volante.

DE NUEVO LA TEMPERATURA HABIA SUBIDO.

-¡Tu idiota!-Grito quitándome el cinturón para poderme lanzarme encima de él, golpeo con fuerza su pecho pero el aún se reía estrepitosamente.

-¡Detente!-Grito ahora él aun con las risas medio ahogadas en su boca, paso sus manos por los ojos... hasta había llorado de la risa.

-¡No es gracioso!-Le dijo aun encima de él.

-Sí que lo es-Ya se había calmado lo suficiente como para poder entablar una conversación- Solo me rio porque el paquete esta vacío y ni lo notaste.

Le miro con duda pero al tomar el paquete metálico de la guantera observo que estaba rasgado con el olor aun de látex en él.

-No tuve mis cinco sentidos activos para fijarme en eso-Lo miro con severidad.

-Claro que no, solo tuviste uno-Señala con rapidez mirando hacia abajo.

-¡NO! Fue pánico... además, ¿Se puede saber con quién usaste el condón?-Cambie el tema para evitar que la vergüenza volviera.

-Con una chica es obvio... Pero eso estaba hace mucho ahí.

-Aún se siente el olor a látex- Le afirmo pero él al no creerme le paso el paquete por su nariz.

-Tengo una memoria pésima que ni recuerdo haberlo usado hace poco... ¿o sí?-Rapa el paquete de mis manos y lo guarda en su bolsillo.

-Claro que lo recuerdas, ¿Quién iría a olvidar algo así?

Dean solo se encogió de hombros.

-o puede que no te quiera decir para no causar celos en vano.

-¿Por qué debería tener celos? Tú y yo apenas nos conocemos-Le respondo nerviosa saltando un poco encima de él.

-No sabía que a tus apenas "conocidos" se le ponías de esa manera-Me mira fijamente, no sabía de qué hablaba hasta que verifico que eh estado saltando o moviéndome encima de su miembro.

NO SABIA QUE HACER...

-Mis apenas conocidos no sacan un maldito paquete de condones en el auto-eludí mis nervios para no lucir un poco tarada.

-Mis apenas conocidos no me ilusionan de esa manera...

-¿Ilusionarte?-Le pregunto pero supe la respuesta cuando él se movió debajo de mí y sentí el roce de su bulto en mi entrepierna.

ÉL SE HABIA PUESTO

Me baje de inmediato de él mirando fijamente hacia adelante mientras me acomodaba en el asiento, volviéndome a poner el cinturón para evitar verlo.

-No pedí que te bajaras- Lo dijo en un tono suspicaz.

-Yo me bajo cuando quiera-Bajo la amabilidad de mi tono.

-Guau, que carácter tienes... eso me fascina.

-Masoquista-le digo mirando el espejo a mi lado.

-Eso te digo-Pone su mano en mi pierna.

-Baja la mano si aún quieres tener momentos "privados"-cruzo mis brazos y lo miro de la manera más amenazadora que puedo.

-Si son contigo.

-Bájala...

-Pero si te vienes conmigo a la escuela y te vas de allí conmigo también-propone sus estipulaciones.

-No estás en el puesto de proponer algo así-

-Ni tu para negarte-Sube la mano y como reacción las cierro con fuerza.

-Por favor no eres un niño para estos juegos... ya está mayorcito tu ser.

-¿Cuántos años me pones?-pregunto aun con su mano en mi pierna.

-No se... unos veinticinco talvez.

-Me, Error-se me acerco de nuevo.

-Veintiuno-volví a responder.

-Cerca...-se detuvo.

-¿Veinte?- le cuestiono y él bajo su mano.

-Estoy en mi etapa de oro-Afirmo.

-Pues...ni tanto.

-Ya deja de seguirme la contraria y tú ¿Cuántos años tienes?

-Eh...


¿Ah que NO te lo esperabas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora