EPÍLOGO

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Narrador

El camino de Meli y Alex ha sido separado más veces en un año, que en los cuatro anteriores que habían estado juntos desde que se conocieron. Era como si todo estuviera en pausa, en calma y de repente, un huracán hubiera llegado para arrasar con todo lo que se encontraba de paso, era tan fuerte que incluso una relación tan fuerte, verdadera y cierta, fue incapaz de mantenerse en pie mientras pasaba. Destruyó la confianza, destruyó la estabilidad, y destruyó a dos corazones que se amaban cómo nadie lo había hecho nunca.

Y aunque el huracán ya había desaparecido, el desastre que hizo en su paso, tenían que repararlo ellos mismos. Y las preguntas eran muchas:

¿Cómo lo harían?
¿Cómo se podía reconstruir un corazón?
¿La confianza vuelve con el tiempo, o nunca es igual?
¿Cómo se reparaban uno al otro, si estaban igual de rotos?

Ninguna de esas preguntas tenían respuestas, ni la persona más sabia podría responderlas, porque es algo que se aprende cuando lo vives. Se aprende viendo a la persona que amas, rota por dentro y saber que aunque quisieras no podrías ayudarla, porque estás igual de roto que ella. Hay cosas que se aprenden a la fuerza.

Faltan dos semanas para que Melina vuelva a casa, si viéramos la perspectiva de ella, en todo el viaje, se definiría como palabras como: Felicidad, miedo y tranquilidad.
Si viéramos el viaje de parte de Alex, serían dos meses definidos en: Orgullo, soledad y miedo.

Muy diferentes definiciones para personas que se aman, pero una palabra se repetía en ambos: “Miedo”. El miedo había sido parte de los dos desde que Melina supo del evento y se lo dijo a Alex. Miedo de no ser capaces de superar la distancia, miedo porque aunque habían avanzado mucho, no había sido suficiente tiempo para reconstruirse, miedo de que ese viaje se llevara cada parte endeble que habían podido recuperar.

Habían hablado muchas veces, aunque no todos los días. Alex quería darle su espacio y que disfrutara de todo lo que estaba viviendo. Y Melina quería darle su tiempo, y hacerle saber que estaba bien si no hablaban a cada momento. Pero se extrañaban más de lo que se decían, y ambos muchas veces se durmieron pensando en el otro, y deseando tenerse cerca.

Mientras Alex estacionaba su carro en la cochera de su casa, Melina debía estar durmiendo profundamente en su habitación de Hotel en España, Alex siempre se preguntaba si ella soñaba con él, tanto como él lo hacía con ella.

Entró a casa, hoy había ido a comer con Karl y sus demás amigos. Lo había pasado muy bien, dejó las llaves en el mueble, estaba muy cansado, así que decidió irse a la cama de inmediato. Lavó sus dientes, revisó unos correos en su teléfono, subió un par de tweets raros, que seguro luego borraría. Cuándo ya tenía todo listo, subió las escaleras, caminó hacia su cuarto y abrió la puerta.

Y la vio, estaba aquí, se dijo para sí mismo. Refregó sus ojos, para asegurarse que no fuera una ilusión por extrañar la tanto.

—¡Sorpresa!—le dijo ella.—¿Qué, pensaste qué no volvería nunca?

Antes de que pudiera reaccionar del todo, ella ya estaba corriendo hacia él, envolvió sus pequeños brazos a su cuello. Él, por instinto, le devolvió el abrazo.

—Estás aquí, —la separó un poco para mirarla bien. —Espera, si estás aquí, —volvió a repetir, aún sin creerlo.

—Si lo estoy, ya he vuelto.—Y lo abrazó de nuevo, hundió su cara entre el cuello del chico y susurró bajito, —¿me has echado de menos?

—Más de lo que te podrías imaginar.

El reencuentro fue sellado con un beso lleno de necesidad, lleno de amor y cariño, lleno de deseo y de nuevos comienzos.

Hay personas que están destinadas a encontrarse. Cada uno está hecho de pequeños pedacitos, cada persona va armando tu rompecabezas, sea para bien o para mal, son parte de tu vida; dicen que la última pieza es la más importante, y que solo unas pocas personas en el mundo logran encontrarla, porque viene acompañada de alguien que te completa definitivamente, y somos demasiado ciegos para divisarla.

Alex y Meli, eran sus últimas piezas. Estaban destinados a encontrarse y amarse.

Y aún siendo el huracán más grande, jamás podría haberlos separado definitivamente. Este amor era único, y lo seguiría siendo hasta el final.

Esta historia no podía quedar en Solo recuerdos.

FIN

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Nota de la autora:

No sé si alguien llegue a leer esto, pero tengo un mensaje que darles:

Deseo de todo corazón que cada uno de ustedes pueda encontrar esa pieza final, que encuentren a esa persona, mascota u afición que los complete. Pero recuerden siempre, que a veces esa persona son ustedes mismos, que a veces esa última pieza la tienen ustedes. Amense y respetense por sobre todas las cosas.

Muchas gracias por llegar hasta aquí.
Meli & Alex se despiden.

Sofcol97♡

Solo recuerdos | Quackity (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora