tres

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—HyunJin, eh...— el menor sólo lo vio atento, tragando saliva de una forma nerviosa mientras esperaba las palabras del castaño, que sólo mordió su labio— ten un lindo día.

Después de ese pequeño derrumbe emocional que tuvo frente a Felix, donde se mostró débil y literalmente, como un omega que necesitaba todo el empeño de un alfa, de un cuidado suave, Felix comenzó a ser más suave, más de lo que era.

Ya hasta lo marcó por completo, con sus feromonas liberadas que se supone que lo podían hacer entrar en calma y alejar a otros alfas de él, ya tenía su olor, y sí que hacía efecto.
¿Quién diría que eso era algo parecido a unos calmantes, a esos calmantes que le habían recetado para evitar tener ataques de pánico? HyunJin caminó en el pasillo hasta que un brazo gentil se enredó en su cintura, y escuchó esa risa.

Volteó a verlo.

—El príncipe de Osaka, ¿qué tal te fue ayer en el trabajo?

—Ya cambié de apodo, ahora es Yutanael Cano... pero me fue bien, de hecho, fue entregar copias, copias, hacer cafés, limpiar el refri, esos profesores me aman... como su esclavo, no hay mucha gente agradable ahí, la verdad— los ojos curiosos de su mejor amigo esperaron con un pequeño brillo, el brillo que estuvo a punto de perder, y sonrió— sólo Felix.

—Te debe de caer bien para invitarlo a tu fiesta de año nuevo, ¿cómo lo llamaste? ¿proyecto Z?

—Faltan dos fiestas para que sea la Z, fue mi proyecto X, fue un impulso el invitarlo pero, supongo que trajo algo bueno, y obvio que me cae bien, trata como se debe a mi principe de DaeGu— sus labios pararon en su mano, haciéndole reír, y Yuta sólo suspiró, aliviado.

Lo vio ladeando su cabeza mientras se estiraba, viéndolo. Ya sentía el olor de Felix en él.

Él sabía, sabía tanto el porqué HyunJin fue tan insistente en que el alfa lo marcara sin saber más de él, que muchas veces él era el que quería ofrecerse para poder alejar a HyunJin de esa situación, de forma desinteresada, pero luego no quería dejar al pelinegro con un lazo roto cuando llegara el momento de marcar, con verdadero amor y pasión, a su pareja.

Yuta sólo sonrió, abrazándolo más, dirigiéndose a su próxima clase, sintiéndose aliviado de que Felix lo marcara con su olor, que dejara sus feromonas en él, y en pocas palabras calmarlo. Ahora respiraba más calmado, sus brazos dejaban de abrazarse a sí mismo con la fuerza de antes y sólo caminaba.

De todos modos hacía falta más avance, porque seguía caminando aferrado a él. Sonrió, casi forzado.

Porque aún así, faltaba mucho, pero mucho que recorrer.

Felix era un alfa no tan torpe, era graduado, carrera llena de excelentes calificaciones, era una persona inteligente, que notaba ciertos detalles y que todo necesitaba y quería tenerlo en orden, acomodado.

Lo nota por la manera en la que acomoda su chaqueta, de forma que queda sin ninguna arruga, lo supo HyunJin cuando quería planchar algún que otro suéter para que él los tenga listos pero todo su armario está pulcro, su ropa acomodada por colores, sin arrugas, y el mueble, sin polvo, nuevo y lo sabe, cuando ve su escritorio, su regla acomodada de forma recta, esa regla que usa para medir el espacio que debe tener el escritorio para que su libro, abierto y cerrado, esté en el medio.

Hay muchos detalles de él que le hacen parecer una persona ruda y que no tolera nada fuera del margen, nada imperfecto.
Por ello, HyunJin temía de estar en cuatro paredes con él, porque él, él lo es.

Es todo lo feo del mundo, lo imperfecto, lo manchado y feo, es lo que percibe cuando se ve en el espejo, es lo que la cicatriz física y mental le recalcan.

Temía que Felix fuera una versión estricta de su padre, que al más mínimo error lo tenía limpiando una mancha que dejó caer al suelo, con su lengua, mientras con su pie presionaba su cabeza en el suelo.

No esperaba al alfa que le llevaba su té favorito, ese té que le dijo que le agradaba hace más de 7 meses, y el que le llenó el refrigerador de él. Esperaba al alfa que quería algo a cambio, al alfa que lo follara, que le diera algo a cambio de dejarlo quedarse en su casa.

No es lo que esperaba, pero muchas veces, eso es mejor que esperarlo.

HyunJin volteó a ver a Felix, pero cuando se dio cuenta que vio a Felix, frunció su ceño, caminando a él confundido, pero el castaño corrió a él subiendo el paraguas, viéndolo, sonriendo.

—Pensé que...

—Tengo hora libre, pensé en llevarte a casa, está lloviendo— señala el paraguas, carcajeando hasta nervioso, cubriéndolo a él— he notado ciertas horas libes en mi horario, por lo que, me gustaría que lo vieras para poder concordar con el tuyo y venir a recogerte, me gustaría poder hacer eso—apenas abre la puerta, el cuerpo de HyunJin entra sin dudar, viéndolo, curioso, rodear el carro corriendo mientras bajaba y guardaba el paraguas. Apenas entró habló.

—¿Por qué?

—¿Qué por qué? pues, porque, quiero hacerlo, siento que, debo hacerlo— esa mano iba a viajar a su rodilla a apretarla, pero notó cómo poco a poco comenzaba a retroceder, dudando, hasta que lo hizo. La mano se alejó y volvió al volante. El mayor carraspeó nervioso.

Sólo prendió el carro, y señaló la radio. —¿No te gusta esa canción? en la fiesta de Yuta dijiste que te gustaba.

—¿Sabes? con sólo dejarme vivir en tu casa es suficiente, Felix, no tienes que hacer todo esto, estoy agradecido pero siento que es mucho.

Por el rabillo de su ojo ve el rostro sorprendido del mayor, un rostro como si las palabras que hubiera dicho hubieran sido literalmente, increíbles para él, pero sólo suspiró, llevando su mano a su rostro. Lo ve, lleva esa mano a su pecho, pero antes de que habla, para en una zona segura, volteando a verlo por completo.

Señala su pecho de nuevo.

—No me digas eso, por favor, básicamente me dices que me deje de preocupar e interesar por cosas que te interesan, por favor.

No le gritó ni le dijo malagradecido, no le pegó, no le hizo nada más, ni elevó su tono de voz.
Su labio inferior sólo tembló, sus ojos se llenaron de lágrimas, y asintió, viendo para abajo. Sólo ganó que el mayor lo apretara en sus brazos, abrazándolo, suspirando.

Desprendió más feromonas, sintió que tragó saliva, y su suave voz habló. HyunJin suspiró mientras lo escuchaba hablar.

—Ah, Hyun, por favor no me digas que no vea por ti.

Hasta que se lo dijo, lo relacionó. El menor se aferró a él, negando.

¿Cómo podría hacerlo, si la criaron para que específicamente dijera eso? HyunJin sintió un vacío en su pecho, y Felix, sintió uno gigante, abrazando más fuerte a su omega.

when this rains stops › hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora