ʷʰᵉⁿ ⁱ ˡᵒᵛᵉᵈ ʸᵒᵘ

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El frío, la soledad, la tristeza, era lo único que se sentía en las paredes del frío departamento en donde una joven mujer lavaba los platos con una mirada triste y muerta, al igual que sus esperanzas. Por otro lado, un joven de tez morena desviaba su mirada hacia ella sentado en el comedor del hogar, con un semblante preocupante y triste de la misma forma que ella.

—¿Qué harás de comer?—pregunto intentando romper el hielo entre ambos.

—¿Que quieres que te haga?—interrogó ahora con un inmenso vacío en sus palabras; sin ánimos y cansada.

El joven callo por la pregunta hecha por su mujer y pensó tres veces en responderle, dejo la hoja con el bolígrafo a un lado mirando ahora el techo vacío intentando pensar en alguna opción para la comida, pero nada se le venía a la mente.

—No lo se—respondió con poco sentido levantándose de su silla.—Mejor esperare a la cena.—La peli azul acertó con la cabeza terminando de hacer su tarea secando sus manos con un poco de papel.—¿Quieres hacer algo hoy?—nuevamente el silencio incomodo los detuvo, ver a su novia con la cabeza baja y callada lo inquietaba aún más—te estoy hablando.

—Perdón, perdón—su mano lastimada acarició su hombro en señal de vergüenza intentando analizar lo que iba a decir.—Tengo, tengo mucho que hacer hoy—corto sus palabras por un nudo en su garganta tratando de mantenerlo apresado y no liberar ningún sollozo.

—Okay. Estaré en mi despacho por si necesitas, algo—el moreno despareció de su vista en cuestión de segundos para dirigirse a su escritorio y sentarse en su silla, con las manos agarrando sus cabellos de forma frustante y con las lágrimas a nada de salir.—Te extraño tanto preciosa.

Cada uno estaba en su mundo, separados en un rincón del lugar con los recursos atormentando su vida; la desesperación, la tristeza, el enojo, la desconfianza he infinidad de cosas habían causado todo esto, ninguno de los dos estaban bien, la pareja estaba tan rota y dolida por su pasado que ya nada importaba a su alrededor, la depresión los había consumido por completo. Para su desgracia la más afectada fue a la quien le prometió el amor que tanto le hizo falta, a ella, a su esposa: vaya que era un desgraciado.

El sonido de algo romperse hizo que corriera de su espacio directo a la cocina en donde estaría la joven, su predicho fue acertado cuando la vio de rodillas en el piso al borde del colapso con un montón de platos restos a su alrededor.

—Perdóname, perdóname, fue un accidente, que estúpida soy, perdóname—hablo desesperada con las lágrimas rodar pos sus mejillas recogiendo los vidrios más grandes; el chico se agacho de golpe y con la mano algo alzada, la chica solo cerro los ojos esperando lo que se suponía que se había ganado por su estupidez, sin embargo, fuera de sentir un golpe contra su piel escucho el ruido del material ser levantado.

—Yo recojo, vete a descansar, ya hiciste bastante por hoy—ordenó el moreno con semblante serio.

—Pero, aún no termino.

—Obedece mujer.

La joven asintió rápido y fue hacia el único lugar donde se sentía segura, su cuarto, ese lugar e donde las paredes eran las únicas testigas de su sufrimiento y dolor. Recostó su cuerpo en el colchón de la cama con lentitud mirando boca arriba y con una mano en el vientre, ¿el le había dicho que descansará?, ¿el?, debía ser un sueño.

       _ | 𝘚𝘦𝘹𝘪𝘴𝘮 | _   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora