¿𝙇𝙤𝙫𝙚?

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—Powder, ¿por qué tienes un moretón en el rostro?—pregunto preocupada cuando le quito los lentes oscuros a su mejor amiga, esta de inmediato frunció el ceño cuando noto eso—fue Ekko, ¿verdad?.

—Claro que no, el sería incapaz de hacerme daño—respondió ante la acusación de la rubia—estaba en el trabajo y me caí cuando llevaba unas cajas, no pasó mayores.

—Powder, por favor, ya no mientas, mírate como te tiene, estas toda golpeada, antes di que pudiste escaparte para verme, abre los ojos amiga, el no te ama.

Un silencio se mantuvo en la mesa de la cafetería cuando la chica no mayor a los dieciocho bajo la cabeza; recordar que la había golpeado con la puerta de su recamara hizo que se le saliera una lagrima de sus ojos, peor no quería admitirlo.

—El me ama Lux, lo sé—dijo ingenua sin siquiera creer en sus propias palabras. La nombrada sólo negó con tristeza tomando las manos de su amiga.—Ya tengo que irme, Ekko llega en una hora y tengo que preparar la cena.

—Esta bien, recuerda que siempre podrás contar conmigo—ambas sonrieron por la separación entre sus manos y con un último abrazo la peli azul salió del lugar volviendo a colocar sus gafas en sus ojos.

[...]


Ekko no era lo que aparentaba, era un maldito, un desgraciado que solo buscaba su bienestar, eso era lo que su novia pensaba de él cada vez que la golpeaba, era tan doloroso ver a las personas en su verdadera faceta. Nunca pensó que juntarse con él sería vivir en el mismísimo infierno.

Para su mala suerte el moreno había llegado simplemente segundos antes que ella, los segundos suficientes para empezar a cuestionarla en tono alto y alterado. El golpe no tardo en llegar, fue directo en el rostro, muy cerca de la nariz, después la agarro de las trenzas y la tiro al sofá para seguirla golpeando en repetidas ocasiones sin dejar de soltar veneno de su boca; Powder lloraba, lloraba como nunca y gritaba para que la perdonara cuando no había hecho nada malo, solo salir a ver a su amiga.

Todo sucedió demasiado rápido y al fin de cuentas terminó en una pelea de insultos, cada quien se tiraba veneno del otro en su cara omitiendo por un momento los golpes, no era posible que estuvieran discutiendo por una simple salía sin aviso; era increíble como al moreno le salieran tantas palabras de su boca para hacerla sentir culpable de la situación, y dentro de lo que cabe cumplía su objetivo.

Cada palabra era un golpe en su autoestima, un cuchillada en sus emociones, y una pisada en su corazón, fueron los cinco minutos más eternos de su vida, pero era algo que ya venia venir. Se encerró en su cuarto con los golpes de su novio contra la puerta retumbando en su oído junto con los múltiples insultos que lanzaba, solo se deslizó contra la madera y se hecho a llorar como una niña pequeña sin amor, porque eso era lo que a Powder le faltaba.

Su relación con Ekko era un infierno, y lo sabía a la perfección aunque no quería admitirlo, golpes cada día, insultos, discusiones, disculpas vacías entre muchas cosas más; nunca en su vida había sufrido tanto desde que su hermana la abandono cuando tenía diez años, jamás sintió el calor de un abrazo, un sincero "te amo" de corazón, o ese amor hacia una persona, fue cuando lo conoció a él, quien prometió darle ese amor que tanto anhelaba.

" Promesas vacias "

—Ya deja de estar llorando mujer, no es para tanto, ya te perdone—hablo con un tono serio sentado en la orilla de la cama—a ver, déjame ver el ojo.

—Lárgate, lárgate por favor—pidió sollozando mientras se cubría con las sábanas.

—Luego te estas quejando que te duele, volteate para verte el ojo.

—¿Para qué?, si de todas formas me vas a volver a golpear.

—Vamos a dejar algo en claro si—de un jalón destapó su rostro agarrando sus muñecas de una manera agresiva para evitar que se volviera a cubrie—me molesta que me lleven la contraria, así que si no quieres que te dé una verdadera madriza como la del cine, quédate callada y has lo que yo ordene, ¿escuchaste?.

—Si, si, lo siento—chillo cuando la soltó sobre la almohada y prosiguió a limpiar las lágrimas que escurrían por las mejillas—¿me vas a curar?.

—Pues, ¿porque crees que estoy aquí?, aun me importas y no quiero ir a la cárcel por tu culpa —mojo el algodón con alcohol que trajo de la cocina y lo comenzó a esparcir bajo los orificios nasales de la joven—Cierra el ojo.—Esta obedeció de inmediato sintiendo la humedad y el ardor en la zona del párpado, la cual tenía un moretón a causa de un fuerte golpe en este—Tal vez si me pase un poco, tardará un poco en sanara pero estarás bien, no te vas a quedar ciega. ¿Qué más te duele?.

—Solo eso.

—Bien, ahora deja de llorar y ve a prepararme la cena.

□ □ □

" Un golpe jamás se perdona "

       _ | 𝘚𝘦𝘹𝘪𝘴𝘮 | _   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora