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Romeo Santos/ Imitadora

— Mi vida, ¿Cuál me va mejor?

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— Mi vida, ¿Cuál me va mejor?

Andrea desde el tocador le mostró una gargantilla de esmeraldas y otra de brillantes, Bruno ya enfundado en su smoking hecho a medida le mostró algo que había tenido oculto en su espalda, un estuche blanco

— Las dos, pero especialmente está — abrió la caja de terciopelo que Andrea conocía muy bien y se puso de pie para ir a verla, la tocó con sus dedos

— ¡Mis mariposas!

— La envié a limpiar — le dijo cerrando el estuche al ella extraer la joya

— Luce perfecta

— Lucirá ideal en tí, mi bella borboleta — Andrea se la dió para que se la colocará sin darle la espalda, solo inclinó su rostro un poco, Bruno le puso la joya mirándola a los ojos y ella le dió un beso en los labios, acariciando su barba recortada — Me tienes loco

— Es un gran logro después de dieciséis años de matrimonio — sonrió en su boca

— Te arruine los labios

— Me los puedo volver a pintar Bruno.. — jugueteo con su moño, deshaciendolo muy despacio, mordisqueandose el labio seductora

— Vamos tarde — se hizo el duro

— No somos los anfitriones mi amor.. — lo atrajo con ella caminando de espaldas hasta topar con el tocador — Ándale..

— No belleza

— ¿Le estás diciendo “no” a la dueña de tu vida? — él sonrió un poco, negando — Solo tienes que levantar el vestido de tu esposa.. aún no me he puesto las bragas

— Que traviesa..

— Si no me lo haces ahora tendré que raptarte en uno de los tocadores del lugar.. tú decide — le pico la nariz con su dedo

— Oh si, te creo.. — se rio, cediendo a su petición con manos firmes y calientes, la subió al tocador y se metió entre sus preciosas piernas — Sabes cuánto me gusta hacértelo con ella puesta..

Andrea con encanto acaricio su gargantilla y lo apreso con sus piernas, soltando una risita sensual

— Por eso me la pusiste — lo descubrió — Así que estos eran tus planes.. y yo rogándote

— Me excita que me lo pidas — mordió su clavícula, tomándola de la coleta

— Oh.. — estaba en la tarea de bajarle la bragueta y desabrocharle el cinto y lo logro justo cuando Mauro entro a la habitación gracias a qué la puerta estaba abierta

— Madrina.. ¡Mierda perdón! — se cubrió la cara y retrocedío con los ojos cerrados, sus tíos se asustaron pero después comenzaron a reírse por su reacción — ¡Oh ¿Que ví?! Nonono.. perdón padrinos.. me voy me voy de aquí yo no ví nada

También Mía © [Alquimia #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora