Al día siguiente el ojiazul despertó de manera tranquila habiendo sus párpados lentamente y cerrandolos de golpe por el sol que se avecinaba por la ventana que tenía las cortinas levemente abiertas, ajustando su visión a la luz de la mañana sintió la pequeña presencia del pequeño el cual lo abrazaba con cariño y sueño, sus facciones se relajaron y una calida sonrisa apareció en su rostro de tes bronceada. Decidió mantenerse en la misma posición para evitar despertar al pequeño, estiró sus brazos y acomodo al pequeño enfrente de el para después abrazarlo y tenerlo en su pecho mientras con una mano acariciaba lentamente los cabellos bicolor del pequeño mientras se sumergia en sus pensamientos y lo acontecimientos anteriores que lo preocupaban de sobre manera y más al pensar del futuro de kawaki, no quería que viviera en un ambiente así, tener que huir y estar de pueblo en pueblo. Pensar ello le recordó a la historia de haku y zabusa, no quería una vida tan ansiosa para el pequeño ya que al estar sometido a este tipo de situaciones le causaría una ansiedad todo el tiempo, por el hecho de no saber si lo atacaran o no. Cosa que le sucedía al Uzumaki casi todo el tiempo solo en estas situaciones, parecía realmente calmado el ambiente que tenían ahora pero nada dura para siempre.
Miro con sus ojos azules el rostro pálido del pequeño y su peculiar marquita negra que tenía a un lado de su ojo izquierdo, sonrió suavemente acariciado dicha marca pensando porque la tendrá, el pequeño al toque de su madre aparentemente abrió los ojos mostrando sus ojos grisáceos brillando con un cariño y orgullo que solo un hijo le tenía a su madre
-mami ¿a donde iremos ahora?, aquí no se siente bien- dijo el pequeño a su madre con curiosidad, el veía que su madre lo llevaba a lugares diferentes, tal vez y solo tal vez este no fuera el lugar, el pequeño no se sentía agusto, extrañaba a su papá nakaro, ¿donde estaba? ¿Los abandono? ¿Porque mamá estaba triste en las noches? ¿Porque papá no está conmigo? ¿Ya no jugara conmigo?, esas y más preguntas se hacía el pequeño.
- nos quedaremos un tiempo aquí kawaki,no sera mucho tiempo no te preocupes - el rubio con marcas en las mejillas respondió a la duda de su hijo adoptivo, realmente si quería irse igual, no quería seguir de pueblo en pueblo, tenía que buscar un lugar estable en donde estar y sin ninguna preocupación de que les llegaran a hacer algo, ahora que pensaba en zabusa y Haku, recordó el país de olas, no estaba seguro totalmente pero tal vez estaría bien estar un momento en ese lugar, aprovechando también que puede investigar sobre lo que a pasado en todo el tiempo en el que no se conectó al mundo ninja desde, nakaro, lo extrañaba demasiado, una parte de su corazón lo ama, mejor giro la cabeza a los lados evitando volver a ese mal recuerdo y ponerse triste, lo que menos quería es que su hijo lo viera de tal manera.
- esta bien mami, te quiero mucho- lo único que dijo el niño a su madre para después tomar la mano del rubio para seguirlo a donde sea que vaya, aunque era un niño pequeño sabía lo que era la lealtad y tampoco se queria separa de aquella persona que lo salvo de su padre de sangre, en veces tiene algunas pesadillas con aquellos sucesos traumáticos que pasó, aunque cada vez que despertaba y miraba a su madre recordaba que todo ya había pasado y que lo protegería.
El rubio sonrió ante la acción del pequeño y realmente no quería estar en ese pueblo, le daba mala espina todo esto, sentía que algo iba a pasar y cuando sentía eso realmente podría ser algo malo si no hacia nada.
En una aldea bastante alejada de ellos (Konoha)se veía un edificio que consta de 3 estructuras semi-cónicas de color rojo, las cuales parecen no estar comunicadas internamente entre si, un patio, todo ello rodeado por muros altos. En la estructura central, más grande que las laterales, es donde se encuentra el Hokage generalmente, y las laterales más pequeñas se usan para otros fines, como es el interrogatorio de prisioneros, entre otras cosas. El edificio se caracteriza por poseer, al igual que otras residencias de los Kages, el símbolo del País, donde reside la aldea, en este caso el kanji Fuego (火). Dentro de ese gran edificio se encontraban dos sannin discutiendo de manera fuerte aunque no se escuchaba por fuera gracias a un sello de silencio hecho por alguno de los dos sannin
- que es esto Jiraiya! Dices ser el mejor espía y rastreador de todos y no puedes encontrar a un chico de nivel genin de 16 años?! Debe ser una jodida broma!!- le reclamaba la pelirubia al de cabellos blancos con ira, desesperación y decepción.
- entonces buscalo tú y deja de gritarme y de mandarme a cada rato de que encuentre al mocoso!!! - le grito de vuelta el sannin de los sapos, la rubia tuvo un tick en el ojo y tomó a Jiraiya de su maya de red y lo acercó a ella de manera intimidante
- no lo haré, era tu maldita responsabilidad cuidarlo y entrenarlo ¿que hacías?, lo dejabas solo con la posibilidad que los Akatsuki lo atraparon solo para irte a coger a quien sabe cuantas putas y peor aún ni siquiera con tu propio dinero si no el de él, lo único que le enseñaste fue el Rasengan y a como controlar su chakra, ¿¡cres que eso hace un maestro!? EH!? Dime! , si no lo querías entrenar me lo hubieras dicho antes de ir a perder 3 malditos años de tiempo - esta estaba realmente enojada, como Jiraiya se podía comportar de esa manera después de perder a su supuesto querido estudiante e hijo de su caso hijo Minato, soltó a este dejándolo , caer de lleno al piso con más fuerza se sentó en su lugar y volvió a hablar.
- bien ahora irás a buscar otra vez a Naruto y no volverás ni cobraras nada hasta encontrar a Naruto, ahora. LÁRGATE DE MI OFICINA! - grito por última vez para que el sannin de cabello blanco saliera de ahí a regaña dientes y igual o menos enojado que la rubia Hokage.
-carajo, ahora si tengo que buscar realmente enserio- dijo para irse de la aldea e ir a buscar al chico de piel canela y ojos azules.
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madre. (Reescribiendo)
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