16: "Dopamina (parte II)

305 43 1
                                    

Luna

Leo hizo una fogata y yo estoy sentada delante de ella con tres toallas y mi cabello mojado.

Mi garganta raspa un poco, pero estoy mejor.

Y voy a matar a Leo.

—Te traje cerveza ¿Te gusta verdad?—me pregunta mientras trae un par de cervezas y papas fritas.

—Sí.

—¿Sigues enojada?—me pregunta y yo lo miro de mala manera—. Entiendo que lo estes, pero mi misión aún no termina, querida.

—Sabes, tienes suerte de que te tenga compasión—le digo—. Mientras que no me tires de vuelta por el acantilado puedes hacer lo que quieras.

—¡Genial!—exclama Leo.

Él pone música y tomamos cervezas mientras comemos papas fritas al frente de fogata.

—¿Cómo te hiciste la cicatriz que tienes en tu espalda?—le pregunto y él tarda en responder.

—Escoliosis—me dice—. ¿Sabes qué es?

—Sí, cuando tienes la espalda chueca—le digo y el se rie

—Resumido, sí. Tuvieron que hacerme una operación cuando era pequeño.

La verdad no conozco mucho a Leo. Solo conozco al chico que siempre hace bromas estúpidas y que le encanta la música. Quiero conocer al verdadero Leo.

—¿Por qué vives con tu tío? ¿Tus padres dónde están?—le pregunto.

—¿Por qué haces preguntas sobre mi vida?

—Porque casi me matas. Además, te hablé un poco sobre mí. Te hablé de Sol, mis amigos, mi hermana, mis papás. Quiero saber sobre ti.

—Ya, qué te digo—dice apoyando su antes brazos en sus piernas—. Soy un chico que sufrió mucho bullying en el pasado y mi vida se basa en escuchar música y hacer tonterías.

—¿Y tus padres?—vuelvo a preguntar y él toma un trago de su cerveza.

—Mi mamá murió hace mucho, y mi papá ni idea—me cuenta—. Él me abandonó cuando mamá murió. De igual manera, no lo quiero en mi vida. Él solo me hace más daño.

—Adivino, tu padre era drogadicto.

—¿Cómo sabes?

—No soy adivina, pero luego de ver como odias a las personas drogadictas pude deducirlo—le digo—. Diría "te entiendo", pero no lo hago. La verdad, no sé cómo un padre puede no amar a su hijo.

—Yo tampoco, debería de preguntarle a mi padre. Creo que mi mayor miedo es que el regrese a mi vida y que vuelva a abrir todas las heridas que mi tío se esforzó por cicatrizar—toma otro trago—. Digamos que él...me hizo pasarla muy mal.

—Lo lamento. ¿Ya estás mejor con ese tema?

—Eso creo, ya casi ni me afecta, pero en el momento fue muy duro. Me sentía muy perdido y dañado, y creeme el peor dolor no es el estar dañado, es el estar dañado y saber que no podrás sanar y así me sentía yo. Creía que jamás podría estar en paz. — me dice él y yo no digo nada, jamás sé que decir en estos momentos.

—La verdad, no sé qué decir para seguir la charla—me dice él.

—¿Quién dijo que hay que seguirla?—le digo—. No hay nada mejor que un silencio reflexivo para terminar una charla como esta.

Y eso hacemos. Nos quedamos callados mirando la fogata.

.・✫・゜・。.

Ya Que el Destino Nos SeparaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora