Historia Corta 05

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El Destino Nos Unió
Romance, historia, conexión
Cuatro mil seiscientas palabras

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Armonía.

Eso era lo que sentía la pareja en la orilla del mar. El atardecer se hizo presente frente a ellos, con un hermoso cielo anaranjado con tonos rosados, unas nubes poco espesas se movían con lentitud gracias al viento que soplaba tan despacio y el repetitivo sonido de las pequeñas olas los relajaban.

Para los dos, ya era acostumbre ver cada atardecer cuando tenían tiempo, siendo un hábito desde incluso antes de que estuvieran comprometidos. Nada más que no siempre podían porque están en constante peligro por rescatar dragones, o porque tienen tantas responsabilidades, o porque los dos terminaban cansados por el largo día y preferían estar en su casa haciendo cualquier cosa que los mantenga distraídos de todo el exterior.

Sin embargo, trataban de no olvidar hacerlo.

A veces lo veían mientras tienen una conversación, en otras solo juegan en el mar hasta que ya se oscurece y ahora, nada más lo ven, acostados sobre la arena y frente a las olas. Anna tiene su espalda acurrucada en el pecho de Hiccup mientras él la abraza con cuidado y cariño.

Y se supone que los dos debían estar viendo como el sol se oculta a lo lejos en el mar, pero en esta ocasión, ella era la única de los dos que contemplaba tal belleza con una sonrisa, porque Hiccup prefirió observar Anna. No podía evitarlo.

Pero... ¿Quién lo culpa?

A él le encantaba verla de esta manera. Con su hermoso cabello rojizo suelto y danzando junto al viento, sus preciosos ojos azules semejantes a unos zafiros, pero aún más valiosos y brillantes, y portando su encantadora sonrisa que ama demasiado.

No lo niega, está loco por ella.

—Pareces distraído —mencionó ella regresándole la mirada con una sonrisa ladina, claramente sabiendo que Hiccup la estaba observando.

Se sonrojó por ser descubierto, cómo si fuera la primera vez que lo hacía —algo que obviamente no era así—, pero solo le sonrió afirmativo mientras entrecierra sus ojos esmeraldas.

—Tomo la culpa —ladeó el rostro y lo recargó en su mano, jamás apartando la mirada—. Pero es que me es inevitable no apreciar la belleza de mi chica —confesó coqueto, haciéndola sonrojar.

Lo contempló tímidamente por unos segundos, sin saber lo que debe responder o hacer mientras su dedo dibuja figuras sin sentido sobre la arena. Hiccup la ve con ternura, enserio amaba lograr que Anna se pusiera nerviosa.

Ella borró lo que hacía en la arena y se volteó hacia él para estar al frente de su prometido.

—¿Ahora tú deseas verme? —le preguntó interesado, pero fue más por molestarla. Anna rió.

—Por supuesto, me es inevitable no apreciar la belleza de mi chico —contestó, mirándolo con amor y dulzura, derritiendo el corazón del vikingo.

Aún manteniendo su mano en la cintura de su mujer, apretó con suavidad y dejó escapar un leve suspiro enamorado, aún viendo sus ojos azules.

—Bueno, supongo que no puedo hacer nada al respecto —rió con suavidad, guiñándole el ojo y la pelirroja sonrió con diversión.

Se acercó más a su prometido para sentir su pecho contra el suyo, embriagándose del calor corporal que desprende y él se deleitaba con su cercanía.

Anna alzó su mano y la pasó por el cabello de Hiccup, acariciando con dedicación y enredando sus dedos de vez en cuando, dando toques tiernos. Él cerró los ojos, perdiéndose en sus caricias.

Podrían Ser PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora