Podrían Ser Perfectos

Historia Corta 06

Impulsivo Estúpido
Drama, romance, lgbtq+
Dos mil ochocientas palabras

Anna es un chico en este OS
y otros personajes también
cambiaron de género.

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Anthony tendía a ser un chico impulsivo.

En realidad, lo ha sido desde que tiene memoria.

Jamás pensaba en sus acciones, solo actuaba y algunas veces se arrepentía después.

Y aquella tarde, no fue la excepción.

Su mejor amigo desde la infancia Hiccup, lo había invitado un sábado por la mañana a su casa porque sus padres de nuevo no estaban por asuntos del trabajo y él detestaba estar solo, así que para Anthony no era ningún problema ir y pasar el rato. Solo maldijo porque Hiccup le dijo que trajera lo necesario para estudiar.

Hicieron variedad de cosas una vez llegó. Hablar de sus quejas de la vida, jugar videojuegos, comer porquerías, pedir consejos sobre sus problemas, ver una película de acción y fantasía y después de algunas insistencias de Hiccup, estudiaron. La semana que venía iba a ser la última para ir a clases porque entrarían en vacaciones, por lo que el castaño aconsejó estudiar para tener unas últimas buenas notas y Anthony aceptó después de varias protestas.

—¡Por el amor a Cristo! ¡Juro que mi cerebro va a explotar por sobrecargarse de estudio! —refunfuñó Anthony poniendo los ojos en blanco mientras acuesta su cabeza sobre la mesa de estar y su libreta, maldiciendo.

Hiccup suspiró, moviendo su lápiz con estrés.

—Ya deja de quejarte, Ann. Te comportas como una chica inmadura —regañó ceñudo y el contrario se irguió con altivez.

—Inmadura pero linda, ¿no? —bromea usando un tono agudo, guiñándole un ojo con picardía y frunciendo sus labios mientras le lanza un beso juguetón.

Hasta que un borrador se estrelló en su rostro.

—Concéntrate —exigió apuntándolo con su lápiz y volviendo a posar sus ojos en su libreta en un mísero intento de poner atención.

Anthony soltó unas carcajadas.

—Por lo menos no lo negaste —se mofó el pelirrojo con victoria, pero no duró mucho al estar consciente de lo que tiene que hacer—. ¿Pero cómo quieres que me concentre si no entiendo nada? —miró los números y las cifras como si fueran un idioma de otro planeta—. Enserio, esto es más complicado de lo que fue Hansie conmigo cuando salíamos —jadeó exagerado.

El contrario hizo una mueca ante la mención de aquella chica.

—Sí, por supuesto —soltó con sarcasmo, moviendo los brazos para hacerle ver su ironía—. Tu ex-novia fue más complicada que las matemáticas, eso tú lo sabes mejor que nadie —le contestó malhumorado en esta ocasión, fulminándolo para que se calle. Qué gruñón es a veces.

—No es cierto, las matemáticas son complicadas por todos sus números, sumas, restas, multiplicaciones y más. Cada vez son más avanzadas y difíciles, así que no puedo aprenderlas por tantas cifras, siempre hay algo nuevo —se cruzó de brazos y sopló el mechón rojizo que se pasó a su rostro, y luego tarareó—. Y Hansie era complicada de entender porque actuaba como si fuera bipolar... Aunque lo fue —murmuró lo último—. Ella en un momento se comportaba muy dulce y comprensiva, luego era indiferente y orgullosa, y después se entristecía y lloraba porque según ella, yo era un gran idiota insensible; pero por lo menos en esos momentos siempre sabía qué debía hacer en cada faceta suya.