Historia Corta 03

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En El Borde
Drama, angustia, temor
Nueve mil quinientas palabras

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A los dieciocho años de edad, Hiccup tuvo la oportunidad de conocer a Anna.

Había un alboroto en Berk porque un barco de tamaño mediano se acercaba a su isla y no sabían con qué intención, pero sabían que sólo era un barco, así que toda la tribu podría contra uno sin problemas, por lo que ellos permitieron que el barco se acercara a su puerto mientras estuvieron al tanto de cualquier movimiento en falso, teniendo sus armas al alcance para cualquier cosa que pueda pasar.

Cuando se orillaron en su puerto, uniendo su cubierta de madera con el fiordo, Hiccup y todos observaron la silueta de una mujer, siendo ella la primera en dar la cara, exponiéndose frente a todos mientras el viento menea su cabellera rojiza y la luz del sol ilumina su rostro.

—Vaya... —Hiccup murmuró embelesado.

Él observó como su padre a su lado dió un paso al frente, imponiendo su autoridad como jefe y ella supo que debía de dirigirse a ese hombre.

—Mi nombre es Anna Arendelle —se presentó en voz alta, callando los susurros de los vikingos—. Mis amigos y yo no buscamos problemas, solo queremos comprar alimentos, remedios y plantas medicinales —observó a Estoico con honestidad, llevando una mano a su corazón—. Prometo que una vez tengamos lo que necesitamos y si es que nos lo permiten obtenerlo, nos marcharemos de su isla en paz.

Hiccup había admitido para sus adentros que la chica lo cautivó en ese preciso instante. Se veía tan determinada, experimentada, preciosa. No podía mirar a nadie más que a ella.

Berk había guardado silencio ante sus palabras, porque en sí, ella parecía inofensiva, pero eso no descartaba que la desconfianza seguía ahí y Estoico jamás fue alguien fácil de convencer; a ese rumbo, lo más probable sería que la echaran a ella junto con su barco para que se fuera.

Así que impulsivamente, dió tres pasos al frente, uno más que su padre. Capturó la atención de Anna al instante y Estoico quiso detenerlo, pero Hiccup se apresuró antes de que lo hiciera.

—Yo soy Hiccup Haddock III y como el único hijo del jefe de Berk, te doy la bienvenida a ti y también a quiénes te acompañen —sonrió afable y confiado—. Espero que disfruten conocer Berk.

Anna en ese momento lo miró luciendo tan feliz y agradecida, con sus ojos brillando como si fuesen diamantes en bruto, enrojeciendo las mejillas del pobre vikingo.

Pero aún así, sentía las miradas juzgativas de los berkianos a sus espaldas, casi podía escuchar el cómo decían que él se tomó tal libertad cuando no es nadie en Berk, más que el imbécil que sólo lo arruina todo. E incluso, aunque su padre no lo dijera ahora en voz alta, sabía que pensaba igual.

Todos estaban a punto de protestar, pero no lo hicieron al ver que de pronto salió otra mujer de porte elegante y firme, con unos ojos cuál mar y con un cabello rubio que se asemejaba al blanco. Detrás de ambas, aparecieran otras seis personas más, que claramente pertenecían ahí.

—Yo soy Elsa Arendelle, la capitana del barco, y ellos son mis compañeros —hizo un ademán en dirección al grupo—. Ellos son Kristoff, Moana, Jack, Eugene, Raya y Merlín —algunos saludaron ante la mención de sus nombres, pero optaron por mantenerse en silencio—. Incluyendo a Anna, somos únicamente ocho y si nos dan el permiso de comprar lo necesario, no seremos una molestia, pero si no, lo aceptaremos y nos iremos de aquí —dió su palabra.

Eran un grupo que no parecían tener más de veinticinco años de edad, no parecían ser una amenaza, así que Estoico, frunciendo su ceño y un poco a regañadientes, contestó.

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