Capítulo 2

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Después de algunas charlas de cosas más cotidianas Cyno quedó profundamente dormido, más que nada porque Tignari le dio un somnífero dentro de la medicina que preparó en ese momento aunque era un truco que podía hacer solo una vez, los siguientes días Cyno estaría más alerta al respecto así que debía pensar en otro método pero al menos aseguró una noche de real descanso para su apreciado amigo.

Ahora se quedaría vigilando cualquier sonido que le pareciera anormal aunque los rumores sobre el líder de los matras estando herido no deberían viajar tan rápido ¿Cierto? mucho menos que se encontraba en ese lugar de Sumeru... Si tan solo supiera más al respecto de su situación podría tomar precauciones y sobre eso debía alistar algunas cosas en caso de necesitarlo.

-Cielos... ¿Qué puedo hacer para ayudarte?

Probablemente pasaron horas intentando idear un plan pero todo se fue al caño cuando se quedó dormido en su escritorio, no era la primera y probablemente no sería la última pero en algún momento sintió que lo estaban moviendo para luego sentir la comodidad de su cama.

-¿Humm? ¿Qué está pasando?- Balbuceo estirándose y abriendo lentamente los ojos solo para encontrarse con una mirada molesta.

-Me diste somníferos en mi medicamento y peor aún te dormiste en tu escritorio- gruño cruzándose de brazos el dueño de los ojos rojizos.

-Si, lo hice pero te ves mucho mejor que ayer, de nada después me puedes recompensar con algunos dulces... esos datiles que luego traes son muy deliciosos- Reconoció bastante orgulloso moviendo suavemente su esponjosa cola.

Cyno estaba a punto de protestar cuando Tignari movió sus grandes orejas y se levantó apresuradamente.

-Algo no está bien... - Murmuró dirigiéndose a la salida de la habitación cuando repentinamente se giró hacia el líder matra que estaba por seguir sus pasos -No, no estás en forma.

-Pero...

-Además dijiste que no querías involucrarnos, finjamos que no estás aquí y veamos qué sucede, si todo se complica tienes permitido actuar- Propuso sonriente en un intento de calmar al de tez morena que claramente aceptó a regañadientes.

El guarda forestal salió de su habitación y se dirigió a dónde escuchaba el tumulto, sin duda el escenario era bastante peculiar, no todos los días ves un grupo de Eremitas prepotentes fuera del desierto, suspiró y se acercó con indiferencia.

-¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Ocupan medicamentos o están perdidos? Puedo darles algunas indicaciones- Cuestionó mientras se cruzaba de brazos y movía un poco sus orejas, podía escuchar claramente como Cyno se acercaba a la escena.

-Así que este es el famoso Guarda forestal del Bosque Avidya... esperaba algo más impresionante- Murmuró el eremita con cierta burla, sus compañeros también se burlaron.

-Bien si no tienen ningún asunto aquí, pueden seguir su camino y dejar de hacerme perder el tiempo- Respondió girando para retirarse.

-Tsk... Entréganos al gran juez y no le haremos daño a nadie, no es personal solo es trabajo, sabemos que está herido y que se refugia aquí así que no intentes mentirnos- Explicó sonriendo con cierta superioridad.

Tignari se detuvo en seco bastante alarmado por el comentario ¿Como se habían enterado tan rápido? Sin embargo al girarse su semblante indiferente había vuelto.

-Lo siento pero él no está aquí, vuelvan por dónde vinieron si no quieren problemas con él en el futuro próximo- Advirtió tomando discretamente uno de sus frutos vijñana listo para lanzarla en caso de ser necesario.

El secreto de TignariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora