Capítulo 8

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-Parecen pasos, probablemente de algunos  eremitas pero no sabría decirte con seguridad un numero exacto- murmuro tratando de concentrarse en los sonidos.

-Bien me desharé de ellos, solo dame un segu...

-No tan rápido, aun no saben de nosotros y yo no eh revisado tus heridas, se que te recuperas rápido pero no iras solo, ademas no todos los días tengo la oportunidad de luchar junto al General de la matra... tendámosle una trampa- Hablo apareciendo su arco y asegurando sus frutos.

Cyno era consiente que como general no podía tomar su trabajo a la ligera y que sus acciones podrían traer graves consecuencias, normalmente solo se desharía de ellos y ya pero... quizás solo esta ocasión, hacer las cosas al modo de Tignari no estaría mal.

-Espero puedas seguir mi ritmo- Murmuro acercándose a la zona siendo seguido por la guarda forestal.

Para los Eremitas era un día más de tranquilidad, mientras algunos se entretenían jugando cartas otros simplemente patrullaban o pensaban en que hacer, sin embargo algo cambio cuando lo que parecía una pequeña pelota cayo cercas suyo.

-Oigan ¿que es eso?

Algunos de los Eremitas se acercaron a observar cuando repentinamente explotó aquélla cosa que desconocían.

-¿¡Qué demonios!?

Era una clara señal para Cyno actuar en ese momento de distracción, pero Tignari no se iba a quedar atrás como la hábil arquera que es no le costó mucho deshacerse de lo los Eremitas con ballesta que no estaban al alcance del gran juez, sin embargo se vio interrumpida cuando una Eremita usuario anemo le atacó.

Con dificultad para atacar lanzo otro de sus frutos a su atacante, con tanto anemo a su alrededor era imposible disparar su arco por lo cual rápidamente observó en un intento de encontrar algún objeto que pudiera usar como arma pero no había nada.

Sin muchas opciones y con desventaja optó por esquivar los ataques y mantener la distancia hasta que Cyno se desocupara, para su mala suerte otros cuantos Eremitas optaron por perseguirle también.

-Su rival soy yo ¿Cómo se atreven a ignorarme?- Cuestionó el albino haciéndoles frente rápidamente.

-Justo a tiempo...- Murmuró aliviada la de cabellos negros para pronto Auxiliar a ojirojo en caso de ser necesario, sin embargo parecía más que suficiente además de que utilizaba una fuerza excesiva.

-¿Estás bien Nari?- pregunto seriamente mientras dejaba de utilizar sus habilidades electro además de guardar su lanza.

-Si, no te preocupes ¿Cómo estás tú? ¿Heridas nuevas? ¿Dolor? ¿Algo?

El albino negó, unos simples Eremitas cómo ellos no podrían tocarlo además de que tenía el apoyo de Tignari, así que todo fue fácil.

-Vamos intentemos averiguar a donde esta la salida, me gustaría volver a casa pronto- Hablo sujetando su mano  para comenzar a caminar por algún pasillo cercano.

-Nuestra casa, si es que aún no te arrepientes- hablo sonriente mientras se recargaba un poco en el hombro de Cyno.

El albino estaba apunto de hablar cuando las orejas de Tignari nuevamente se movieron de esa forma peculiar cuando detectaba algún ruido sospechoso.

-Cuidado

Apenas hablo la de cabellos negros cuando uso su fuerza para empujar al albino a quien tomo por sorpresa.

A vista de Cyno todo ocurría lentamente y era incapaz de reaccionar, solo pudo ver a la de rasgos de zorro recibir un flechazo frente a sus ojos y escuchar el alarido de dolor.

El secreto de TignariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora