𝐁𝐨𝐨𝐤 𝐎𝐧𝐞 ✔ | 𝐋𝐚 𝐍𝐢ñ𝐚 𝐐𝐮𝐞 𝐕𝐢𝐯𝐢ó

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El señor y la señora Middleton, que vivían en el número siete de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente. Eran las últimas personas que se esperaría encontrar relacionadas con algo extraño o misterioso, porque no estaban para tales tonterías. El señor Middleton era el gerente de un restaurante llamado "Cena dei fiori", ue otorgaba comida italiana. Era un hombre más flaco que un palo, aunque con un bigote inmenso. 

La señora Middleton era igual a su marido, castaña y su cuello era más largo de lo normal, lo que le resultaba muy útil, ya que pasaba la mayor parte del tiempo observando a sus vecinos aunque estuviese lejos del jardín. Los Middleton tenían una hija pequeña llamada Cassidy, y para ellos no había una niña mejor que ella. 

Los Middleton tenían todo lo que desearon, pero también tenían un secreto, y su mayor temor era que saliese a la luz: no habrían soportado que se supiera lo de los Granger... El señor Granger era hermano mayor de la señora Middleton, pero no se veían desde hacía años; tanto era así que aparte de que la señora Middleton fingía que no tenía un hermano, busco por mucho tiempo un esposo para retirarse el apellido que los unía, porque su hermano y su esposa, una descarada mujer, eran lo más opuesto a los Middleton que se pudiera imaginar. 

Los Middleton se estremecían al pensar qué dirían los vecinos si los Granger apareciesen por la acera. Sabían que los Granger también tenían una hija pequeña, pero nunca la habían visto. La niña era otra buena razón para mantener alejados a los Granger: no querían que Cassidy se juntara con una niña como aquélla. Esta historia comienza cuando el señor y la señora Middleton se despertaron un martes, con un cielo cubierto de nubes grises que amenazaban con lanzar una tormenta. 

Pero nada había en aquel nublado cielo que sugiriera los acontecimientos extraños y misteriosos que poco después tendrían lugar en toda la región. El señor Middleton tarareaba canciones de Frank Sinatra mientras se ponía su corbata más ridícula para ir al trabajo, y la señora Middleton se moría en carcajadas por sus programas, mientras instalaba a la ruidosa Cassidy en la silla alta. Ninguno vio la gran lechuza parda que pasaba volando por la ventana. A las ocho y media, el señor Middleton antes de irse besó a la señora Middleton en la mejilla y trató de despedirse de Cassidy con un beso en la frente, aunque no pudo, ya que la niña tenía un berrinche y estaba arrojando los cereales contra las paredes. "Que niña", dijo entre dientes el señor Middleton mientras salía de la casa. Se metió en su auto y se alejó del número siete. 

Al llegar a la esquina percibió el primer indicio de que sucedía algo raro: un ave estaba mirando un plano de la ciudad. Durante un segundo, el señor Gravers no se dio cuenta de lo que había visto, pero luego volvió la cabeza para mirar otra vez. Sí había un ave en la esquina de Privet Drive, pero no vio ningún plano. ¿En qué había estado pensando? Debía de haber sido una ilusión óptica. 

El señor Middleton parpadeó y contempló el ave. Ésta le devolvió la mirada. Mientras el señor Middleton daba la vuelta a la esquina y subía por la calle, observó al ave por el espejo retrovisor: en aquel momento la pequeña avecilla estaba leyendo el rótulo que decía «Privet Drive» (no podía ser, las aves no saben leer los rótulos ni los planos).

El señor Middleton meneó la cabeza y alejó al ave de sus pensamientos. Mientras iba a la ciudad en coche no pensó más que en los pedidos que los clientes les harían a sus empleados. Pero en las afueras ocurrió algo que apartó la comida de su mente. Mientras esperaba en el habitual embotellamiento matutino, no pudo dejar de advertir una gran cantidad de gente vestida de forma extraña. Individuos con capa. 

La Chica Dorada... |  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora