𝐁𝐨𝐨𝐤 𝐎𝐧𝐞 ✔ | 𝐄𝐥 𝐕𝐢𝐚𝐣𝐞 𝐃𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐄𝐥 𝐀𝐧𝐝é𝐧

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VI

El último mes de Hermione con los Middleton fue aburrido. Es cierto que Cassidy le tenía miedo y no se quedaba con ella en la misma habitación, y que tía Rosemary y tío Albert no la encerraban en la alacena ni la obligaban a hacer nada ni le gritaban. En realidad, ni siquiera le dirigían la palabra. Mitad aterrorizados, mitad furiosos, se comportaban como si la silla que Hermione ocupaba estuviera vacía. 

Aunque aquello significaba una mejora en muchos aspectos, después de un tiempo resultaba un poco deprimente. Hermione se quedaba en su habitación, con su nuevo gato por compañía (este fue obsequiado por la señora Burell al volverla a ver...). Decidió llamarlo Crookshanks, un nombre que encontró en Una historia de la magia. Los libros del colegio eran muy interesantes. Por la noche leía en la cama hasta tarde, mientras Loki, su lechuza castaña entraba y salía a su antojo por la ventana abierta, el cual era su lechuza para comunicarse con Pomfrey. 

Era una suerte que tía Rosemary ya no entrara en la habitación, porque Loki llevaba ratones muertos, regalándolos a su gato naranja en tono amistoso. Cada noche, antes de dormir, Hermione marcaba otro día en la hoja de papel que tenía en la pared, hasta el uno de septiembre. El último día de agosto pensó que era mejor hablar con sus tíos para poder ir a la estación de King Cross, al día siguiente. Así que bajó al salón, donde estaban viendo la televisión. Se aclaró la garganta, para que supieran que estaba allí, y Cassidy gritó y salió corriendo, como toda una cobarde... 

—Hum... ¿Tío Albert? Tío Albert gruñó, para demostrar que la escuchaba. 

—Hum... necesito estar mañana en King Cross para... para ir a Hogwarts. Tío Albert gruñó otra vez. 

—¿Podría ser que me lleves hasta allí? Otro gruñido. Hermione interpretó que quería decir sí. 

—Muchas gracias... Estaba a punto de volver a subir la escalera, cuando tío Albert finalmente habló. 

—Qué forma curiosa de ir a una escuela de magos, en tren... ¿Las alfombras mágicas estarán todas pinchadas? Hermione no contestó nada.

—¿Y dónde queda ese colegio, de todos modos? 

—No tengo ni idea... —murmuro Hermione; dándose cuenta de eso por primera vez. Sacó del bolsillo el boleto que Pomfrey le había dado—. Tengo que tomar el tren que sale del andén nueve y tres cuartos, a las once de la mañana... —leyó. Sus tíos la miraron asombrados. 

—¿Andén qué? 

—Nueve y tres cuartos?..

—No digas estupideces —dijo tío Albert—. No hay ningún andén nueve y tres cuartos...

—Eso dice mi boleto... 

—Tontos! —exclamo tío Albert—. Completamente son cabezas huecas. Ya lo verás. Tú espera. Muy bien, te llevaremos a King Cross. De todos modos, tenemos que ir a Londres mañana. Si no, no me molestaría. 

—¿Por qué irán a Londres? —preguntó Hermione tratando de mantener el tono amistoso. 

—Llevamos a Cassidy al hospital —gruñó tío Albert—. Para que le operen ese maldito cuello antes de que vaya a Mary's Ascot.

La Chica Dorada... |  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora