𝐁𝐨𝐨𝐤 𝐎𝐧𝐞 ✔ | 𝐄𝐥 𝐂𝐚𝐥𝐥𝐞𝐣ó𝐧 𝐃𝐢𝐚𝐠𝐨𝐧

54 5 0
                                    


V

Hermione se despertó temprano aquella mañana. Aunque sabía que ya era de día, mantenía los ojos muy cerrados. 

Ha sido un sueño... —se dijo con firmeza—. 

Soñé que una mujer llamada Pomfrey vino a decirme que voy a ir a un colegio de magos. Cuando abra los ojos estaré en casa, en mi alacena. Se produjo un súbito golpeteo. "Y ésa es tía Rosemary llamando a la puerta", pensó Hermione con el corazón abrumado. Pero todavía no abrió los ojos. Había sido un sueño tan bonito... Toc. Toc. Toc. 

—Está bien —rezongó Hermione—. Ya me levanto. Se incorporó y se le cayó el abrigo rosa en el proceso. La cabaña estaba iluminada por el sol, la tormenta había pasado, Hermione estaba dormida en un sofá distinto y había una lechuza golpeando con su pata en la ventana, con un periódico en el pico. 

Hermione se puso de pie, tan feliz como si un gran globo se expandiera en su interior. Fue directamente a la ventana y la abrió. La lechuza bajó en picado y dejó el periódico sobre Pomfrey, que no se despertó a pesar de su ruido. Entonces la lechuza se posó en el suelo y comenzó a atacar el abrigo de Pomfrey. 

—No hagas eso. Hermione trató de apartar a la lechuza, pero ésta cerró el pico amenazadoramente y continuó atacando el abrigo. 

—¡Pomfrey! —dijo Hermione en voz alta—. Aquí hay una lechuza... 

—Págala, cielo... —murmuro Pomfrey desde el sofá. 

—¿Qué? 

—Quiere que le pagues por traer el periódico. 

Busca en los bolsillos. El abrigo de Pomfrey parecía hecho de bolsillos, con contenidos de todo tipo: manojos de llaves, martillos de enfermería, bombones de menta, saquitos de té... Finalmente Hermione sacó un puñado de monedas de aspecto extraño. 

—Dale cinco knuts —dijo soñolienta Pomfrey. 

—¿Knuts?

—Esas pequeñas de bronce. Hermione contó las cinco monedas y la lechuza extendió la pata, para que Hermione pudiera meter las monedas en una bolsita de cuero que llevaba atada. Y salió volando por la ventana abierta. Pomfrey bostezó con fuerza, se sentó y se desperezó bastante rapido.

—Es mejor que nos demos prisa, Mione. Tenemos muchas cosas que hacer hoy. Debemos ir a Londres a comprar todas las cosas del colegio!

Hermione estaba dando la vuelta a las monedas mágicas y observándolas. Acababa de pensar en algo que le hizo sentir que el globo de felicidad en su interior acababa de pincharse, y ni siquiera había notado que esa no era la vieja cabaña donde estaba antes, era una mas acogedora y tierna. 

—Mm... ¿Pomfrey? 

—¿Sí? —dijo Pomfrey, que se estaba arreglando el uniforme. 

—Yo no tengo dinero y ya oíste a tío Albert anoche, no va a pagar para que vaya a aprender magia...

—No te preocupes por eso —dijo Pomfrey, entrando a su mini cocina, donde saco dos platos y los coloco en su mesa—. ¿No creerás que tus padres no te dejaron nada? 

La Chica Dorada... |  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora