𝐁𝐨𝐨𝐤 𝐎𝐧𝐞 ✔ | 𝐄𝐥 𝐃𝐮𝐞𝐥𝐨 𝐀 𝐌𝐞𝐝𝐢𝐚𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞

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IX

Hermione nunca había creído que pudiera existir una chica a quien detestara más que a Cassidy, pero eso era antes de haber conocido a Pansy Parkinson. Sin embargo, los de primer año de Ravenclaw sólo compartían con los de Hufflepuff la clase de Pociones, así que no tenía que encontrarse mucho con ella. O, al menos, así era hasta que apareció una noticia en la sala común de Hufflepuff; que creo quejas. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves... y Hufflepuff y Ravenclaw aprenderían juntos. 

—Perfecto... —dijo en tono sombrío Hermione—. Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba con Parkinson juzgándome. Deseaba aprender a volar más que ninguna otra cosa. 

—Ni siquiera sabemos como nos ira... —dijo razonablemente Ginny—. De todos modos, sé que Parkinson y siempre habla de lo buena que es en el quidditch, pero seguro que es pura tontería, parece que es lo único que le sale de la boca. 

La verdad es que Parkinson hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch y contaba largas y jactanciosas historias, que siempre acababan con ella escapando de helicópteros pilotados por muggles. 

Pero no era el única: por la forma de hablar de Lavander Brown, parecía que había pasado toda la infancia volando por el campo con su escoba. Hasta Ginny podía contar a quien quisiera oírlo que una vez casi había chocado contra un planeador con la vieja escoba de Chelsea. Todos los que procedían de familias de magos hablaban constantemente de quidditch. Ginny ya había tenido una gran discusión con Parvati Patil, que compartía el dormitorio con ellas, sobre fútbol. Ginny no podía ver qué tenía de emocionante un juego con una sola pelota, donde nadie podía volar. 

Hermione había descubierto a Ginny tratando de animar un cartel de Parvati en que aparecía el equipo, La Football Association Women's Super League, para hacer que las jugadoras se movieran. 

Hannah no había tenido una escoba en toda su vida, porque su abuelo no se lo permitía. Hermione pensó que él había actuado correctamente, dado que Hannah se las ingeniaba para tener un número extraordinario de accidentes, incluso con los dos pies en tierra. Potter estaba casi tan nervioso como Hannah con el tema del vuelo. Eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros, aunque lo había intentado. 

En el desayuno del jueves, aburrió a todos con estúpidas notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca, llamado Quidditch a través de los tiempos. Hannah estaba pendiente de cada palabra, desesperada por encontrar algo que la ayudara más tarde con su escoba, pero todos los demás se alegraron mucho cuando la lectura de Potter fue interrumpida por la llegada del correo. 

Hermione no había recibido una sola carta desde la nota de Pomfrey, algo que Parkinson ya había notado, por supuesto. La lechuza de Parkinson siempre le llevaba de su casa paquetes con dulces finos, que la niña abría con perversa satisfacción en la mesa de Ravenclaw. Un lechuzón entregó a Hannah un paquetito de parte de su abuelo.

Lo abrió ilusionada y les enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco. 

—Es una Recordadora... —explicó la rubia sonriendo—. Mi abuelo sabe que olvido cosas y esto te dice si olvidas algo. Miren, la sujetan así, con fuerza, y si se torna roja... oh... —se puso pálida, porque la Recordadora súbitamente se tiñó de un brillo escarlata—... Creo que olvide algo...

La Chica Dorada... |  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora