IV
BUM. Llamaron de nuevo. Cassidy se despertó bruscamente.
—¿Dónde está el cañon? —preguntó estúpidamente. Se oyó un crujido detrás de ellos y tío Albert apareció en la habitación. Llevaba un rifle en las manos: ya sabían lo que contenía el paquete alargado que había llevado.
—¿Quién está ahí? —gritó—. ¡Le advierto... estoy armado! Hubo una pausa. Luego... ¡UN GOLPE VIOLENTO! La puerta fue empujada con tal fuerza que se salió de los goznes y, con un golpe sordo, cayó al suelo.
Lo que sorprendió era que una mujer mediana apareció en el umbral. Su rostro estaba descubierto y traía puesto un antiguo traje de enfermera, pero podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera. La mujer se abrió paso caminando de manera elegante. Se agachó, tomo la puerta y, sin esfuerzo alguno, la volvió a poner en su lugar. El ruido de la tormenta se apagó un poco. Se volvió para mirarlos.
—Podríamos preparar té. No ha sido un viaje fácil... Dijo sonriendo mientras se sentaba en el sofá donde Cassidy estaba petrificada de miedo.
—Podrías levantarte, rama de árbol? —dijo la desconocida. Cassidy se escapó de allí y corrió a esconderse junto a su madre, que estaba escondida detrás de tío Albert.
—¡Ah! ¡Hermione, querida! —dijo la mujer. Hermione levantó la vista ante el rostro de la mujer mayor, y vio que sus ojos negros le sonreían.
—La última vez que te vi eras sólo una nena... —dijo la mujer de manera maternal—. Te pareces mucho a tu madre, pero tienes los ojos de tu padre. Tío Albert dejó escapar un curioso sonido.
—¡Le exijo que se vaya enseguida, señora! —dijo—. ¡Esto es allanamiento de morada!
—Ni se atreva a hablarme, Middleton, yo no hablo con basura! —dijo la mujer dejando a un lado su porte. Se acerco al hombre, le arrebató el rifle y lo retorció como si fuera de goma y lo arrojó a un rincón de la habitación. Tío Albert hizo otro ruido extraño, como si hubieran aplastado a un ratón.
—Bueno, eso no importa, Hermione... —dijo la mujer, dando la espalda a los Middleton—, te deseo un muy feliz cumpleaños. Tengo algo aquí. Hace mucho tiempo que no cocinaba espero que tenga buen sabor.
Del bolsillo interior de su uniforme sacó una caja con un listón. Hermione la abrió con dedos temblorosos. En el interior había un gran pastel de chocolate, con «Feliz Cumpleaños, Hermione» escrito en un tono plata. Hermione miró a la mujer. Iba a darle las gracias, pero las palabras se perdieron en su garganta y, en lugar de eso, dijo:
—¿Quién es usted? La mujer río entre dientes.
—Es cierto, no me he presentado. Poppy Pomfrey, Enfermera de Hogwarts. Extendió una mano y casi abrazaba su mano, provocando un aura de calidez.
—¿Entonces, gustas te? —dijo, frotándose las manos—.
Sus ojos se clavaron en el hogar apagado, con las bolsas de patatas fritas arrugadas, y dejó escapar una risa despectiva. Se inclinó ante la chimenea. Los demás no podían ver qué estaba haciendo, pero cuando un momento después se dio la vuelta, había un fuego encendido, que inundó de luz toda la húmeda cabaña.
ESTÁS LEYENDO
La Chica Dorada... | #PGP2024
FanficHermione Granger se ha quedado huérfana y vive en casa de sus abominables tíos y de su insoportable prima Cassidy. Hermione se siente muy triste y sola, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella le comunican...