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Narrador Omnisciente
100 D.C
♪ Sweater weather – Violin ♪
El potente viento soplaba contra su angelical rostro mientras una enorme sonrisa deslumbraba. Hilos de cabello rojizo volaba con salvajismo a causa del fuerte viento del sur.
—Lysandra, bájate de ahí— regaño su hermano con su voz dura — te vas a caer si te acercas tanto a la orilla del barco.
—Lo bueno que se nadar — sonrio con inocencia antes de alejarse de aquella orilla. — ¡Este lugar es hermoso!
—Bueno el mar ayudo bastante en este viaje — explico su padre con amargura — al parecer nos esperaban en King's Landing.
Lysandra le sonrio tranquilamente a su padre mientras el se incorporaba más con ellos.
—Los dioses querían que presenciaramos el cumpleaños de la princesa — adquirió mi hermano con tono de burla.
—Exactamente — continúo el padre — así que espero su mejor comportamiento, ante el rey y su hija.
—No te preocupes por mi padre — murmuró el joven — se como mantenerme al margen.
—Lo se hijo. — dijo el mayor de los Stark — lo decía más para tu hermana.
Lysandra siempre había sido una niña feliz, con una sonrisa única que adornaba siempre su rostro. Era hermosa, fuerte y muy carismática. Por las noches, cuando la mayoría dormia entrenaba con su espada a escondidas pues una princesa no podía comportarse de tal manera o bueno eso decía su padre.
—Padre, ¿para que hemos venido a desembarco del rey? — cuestiono la chica de los Stark — tengo entendido que es para el cumpleaños de la princesa, ¿pero cuales son exactamente tus intenciones con nosotros?
La joven cuestionaba la decisión de su padre pues el podía viajar solo como anteriormente lo hacía.
—Estuve pensando que seria bueno que convivieras con la princesa Rhaenyra...— continúo el mayor — podrían hacerse buenas amigas ambas comparten la misma edad.
Claramente Rickon Stark no tenia malas intenciones de que ambos jóvenes conocieran la fortaleza Roja. Solamente quería que convivieran con gente noble y olvidaran el echo de que su madre ya no estaba con ellos.
—¿Y cregan, que hará? — otra vez cuestiono la joven a su padre.
—Lo mismo que tu, solo diviértanse pero no olviden su lugar — finalizó su padre.
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Los ojos de Lysandra danzaba por todo el salón con curiosidad, dedicándose a observar la decoración del castillo. Pero le faltaba algo que se imaginaba siempre desde que era pequeña y anhelaba poder ver algún día "los dragones". Eran magníficos ante sus ojos seres incomprendidos.
