Había una vez una vieja profecía, una que decía que un guerrero con los poderes de un Fénix estaba destinado a proteger a Narnia de cualquier daño que pudiera surgir en su camino.
La mayoría ha renunciado a esta profecía y los pocos que aún creían e...
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PETER
Mi corazón se hundió cuando vi el río que ya se estaba derritiendo cuando llegamos allí.
"¡Tenemos que cruzar ahora!" Grité mientras corría hacia adelante.
"¿Los castores no hacen diques?" preguntó Lucy.
"¡No soy tan rápido, querida!" respondió el señor Castor.
"¡Vamos!" Me apresuré mientras tiraba de Lucy detrás de mí.
"¡Esperar!" Susan exclama cuando nos acercábamos al río, "¿Podríamos pensar en esto por un minuto?"
"¡No tenemos un minuto!" Rompí.
"Solo estaba tratando de ser realista". Ella argumentó.
Dejé escapar un suspiro de frustración, "No, estás tratando de ser inteligente. Como de costumbre".
"Suficiente." La Arquera ordena: "No tenemos tiempo para esto. ¡Tenemos que irnos ahora!"
Ella me alcanza, guiándome por el estrecho saliente de la montaña, hacia el río que se derrite.
El Arquero se detiene justo antes de la orilla del río y gira su cabeza hacia la fuente de aullidos distantes. Sigo su línea de visión, vislumbrando una cola. Realmente teníamos que darnos prisa si queríamos tener alguna posibilidad de llegar al otro lado.
Sin pensarlo dos veces, la Arquera coloca su pie firmemente sobre el hielo, y lo retrae rápidamente mientras el hielo cruje bajo sus pies.
"Espera, tal vez debería ir primero". Sugiere el señor Castor.
"Deberías." Respondo antes de que ella pueda, ganándome una mirada de la arquera.El castor camina con cuidado sobre el hielo, pisando fuerte y golpeándolo con la cola para probar su durabilidad.
"Has estado robando segundas raciones, ¿no es así?" la señora Castor regañó mientras el hielo que rodeaba a su marido se hundía ligeramente.
"Bueno, nunca se sabe qué comida será la última". El Sr. Castor se defendió, "Especialmente, con tu comida". Con eso, dio un paso adelante, seguido por la Sra. Castor.
El hielo parecía lo bastante resistente para soportar su peso. La Arquera también da un paso hacia el hielo y nos hace un gesto firme para decirnos que es seguro continuar antes de que la sigamos.
Yo fui primero, seguido de cerca por Lucy y por último Susan. Lucy grita cuando el hielo a su alrededor comienza a romperse lentamente, haciéndola perder el equilibrio mientras se aferra a mi mano.
"Si mamá supiera lo que estamos haciendo". comentó Susan.
"¡Mamá no está aquí!" Dije severamente mientras le lanzaba una mirada.
