ii. | EPÍLOGO

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✧PETER

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PETER

Estimada Nerissa,

Hola mi amor. Me estoy dando una oportunidad como Edmund había sugerido... Dijo que esto podría ayudarme a sacar algunas cosas de mi pecho. ¿Algo sobre conseguir un cierre? La única razón por la que no descarté la idea es que creo que disfrutarías leyendo esto... dondequiera que estés.

Estoy empezando a perder la cuenta de la cantidad de días que he estado sin ti. Sí, han sido tantos, y cada día sin ti es otro día en el que pierdo más de mí. Porque, cariño, eres dueña de cada parte de mí.

Todavía no sé si puedo hacer esto sin ti. Pero créeme, lo estoy intentando. Sé que eso es lo que querrías; que viva mi vida. Pero cariño, ¿cómo puedo vivir cuando la razón por la que respiro se ha ido? Todavía estoy tratando de hacer las paces con eso. No sé si alguna vez lo haré, pero lo intentaré.

Hubo un tiempo en que estaba tan enfadado con todos. Con Aslan, por no hacer algo para traerte de vuelta. Con Lucy, por no estar allí antes con su jugo de flor de fuego. Conmigo mismo, por no poder protegerte, incluso por irme en primer lugar. Admito que perdí la fe. Me negué a creer porque creer sería creer que un lugar tan mágico era capaz de cosas tan crueles. Creer significaría que realmente te has ido. Pero no voy a dejar que esa ira me defina por más tiempo. Ahora estoy mejor, lo prometo.

Te extraño todos los días. Espero con ansias el día en que nos volvamos a ver. Hasta entonces, mi amor. Las palabras ni siquiera pueden expresar cuánto te amo. Siempre lo haré.

Siempre tuyo,
Peter.

****

Mis ojos repasan las palabras que he garabateado en letras desordenadas una vez más.

En realidad, nunca envié mis cartas por correo, pero desde que escribí la primera, me acostumbré a escribirlas y nunca dejé de hacerlo. Se han convertido en una salida para mí. Una que me hace sentir más cerca de Nerissa.

Aun así, pensar en ella hace que me duela el corazón. Pero es manejable ahora. He tratado de seguir adelante como ella quería. Traté de tener un par de citas. No sé qué esperaba de ellas, pero nunca duraron.

La única mujer que amo, la que siempre amaré, se había ido. Y se llevó mi corazón con ella.

Miro hacia las vías del tren desde donde estaba sentado en un banco a un lado, observando cómo Lucy hablaba animadamente con Edmund y nuestro primo, Eustace, en el andén.

Recostándome en el banco, cerré los ojos, escuchando el suave 'choo' de un tren que se acercaba cada vez más fuerte, y justo cuando se había vuelto tan fuerte que sonaba como si estuviera justo en frente de mí... desapareció.

El silencio llenó el aire y la tensión en mi cuerpo que sentí antes extrañamente se había disipado.

Mis ojos se abrieron y miré a mi alrededor por primera vez, solo para darme cuenta de que las vías del tren habían sido reemplazadas por un impresionante cielo azul sin nubes y un campo de interminable y exuberante hierba verde.

Fénix ∞ Peter PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora