Había una vez una vieja profecía, una que decía que un guerrero con los poderes de un Fénix estaba destinado a proteger a Narnia de cualquier daño que pudiera surgir en su camino.
La mayoría ha renunciado a esta profecía y los pocos que aún creían e...
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NERISSA
"¡Oh, vamos, Caspian! Sé que puedes hacerlo mejor. No te entrené para arrastrar los pies así". Bromeo, mientras lo veo levantarse del suelo. "Mueve tu trasero, hermano".
"Son las cinco de la mañana, Nerissa. Apenas estoy despierto". Caspian se queja: "Esto no era lo que esperaba cuando te pedí que me entrenaras".
"¿Qué esperabas, entonces? ¿Un lecho de rosas?"
"No, pero ciertamente no esto".
"Si quieres ser el mejor, tienes que entrenar como el mejor".
Caspian pone los ojos en blanco, "¿Acabas de felicitarte a ti misma?"
"No estaba hablando de mí, tonto. Pero ciertamente me siento halagada de que pienses que soy la mejor". Yo bromeo.
Sonrío ante los buenos recuerdos que pasan por mi cabeza, la mayoría de ellos con un cierto rey de ojos azules.
Los Pevensie se habían ido hace mucho tiempo. Han pasado siglos y todavía no hay señales de su regreso y parece que mi esperanza estaba disminuyendo junto con su presencia aquí en Narnia y entrenar a Caspian fue una distracción bienvenida.
"Todavía lo extrañas", dice Caspian, es más una afirmación que una pregunta.
Asiento, dejando escapar un profundo suspiro. "Sí", admito, "más que nada".
"¿Crees que alguna vez volverán?"
Hubo un tiempo en el que habría dicho que sí en un santiamén, pero a medida que pasaba el tiempo, ya no estoy tan segura.
"No lo sé."
Las palabras se sintieron amargas en mi lengua. Odiaba esto, esta desesperanza y la incertidumbre que la acompaña. Especialmente ahora, después de la muerte del padre de Caspian. El hombre se había convertido fácilmente en una figura paterna para mí y su muerte, no, su asesinato, fue difícil de tragar. Más aún cuando tengo mis sospechas sobre quién es el responsable.
Tomando una respiración profunda y sacudiendo los pensamientos de mi cabeza, eché los hombros hacia atrás y fijé una sonrisa.
"Deberíamos volver antes de que Cornelius se entere de que nos hemos ido y tenga un aneurisma."
"No puedo creer que todavía le tengas miedo a Cornelius. Sabes que eres técnicamente mayor que él, ¿verdad?" Caspian levanta una ceja hacia mí, "De hecho, no hay nadie en el castillo que sea mayor que tú".
Me río, "En primer lugar, no le tengo miedo a Cornelius, solo lo respeto lo suficiente como para no querer que se preocupe. En segundo lugar, ¿crees que eso evitará que me trate como si fuera un adolescente rebelde?"
Caspian se rió mientras nos conducía de regreso al castillo con su espada balanceándose al azar en su mano.
No pasó mucho tiempo antes de que llegáramos a los muros del castillo. Caspian y yo nos colamos de nuevo en el lugar usando la puerta lateral oculta que había explorado cuando llegué aquí por primera vez, que ahora se sentía como hace siglos.
