El mundo

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Por fortuna, los criminales de aquella noche no hicieron demasiado desastre, y para suerte de Hiro, su equipo funcionaba de maravilla, a pesar de que estuvo distraído la mayor parte de la batalla. Rara era la ocasión en que tenían que salvarle el trasero a su líder y ésta era una de ellas.

—¡Amigo! No es por criticar, pero hoy estuvo..— Fred habló tras llegar a la "guarida secreta", sacándose la máscara de su traje de camaleón.

—Creo que estuvo un poco...— Honey retomó.

—Terrible.— Gogo no tenía tanta consideración.

—¡Gogo!— Wasabi la reprendió en voz baja.

—No, tienen razón.— Hiro no los estaba viendo directamente, se concentró en quitarse la armadura. —Lo siento, debo poner más atención.

—Tranquilo, Hiro. Todos tenemos días malos, lo importante es que somos un equipo y hemos entrenado lo suficiente para sobrellevarlo.

—Gracias Wasabi y gracias a todos, chicos.

—¿Pasó algo malo hoy?— Fred preguntó con verdadera preocupación por su amigo.

—¿Algo malo? Pensé que hoy ibas a salir con Honey. ¿Qué pasó?— Wasabi se empezó a preocupar.

—¿Quieres hablar sobre algo? El doctor Fred está disponible para cualquier problema.— No, no era ningún doctor, pero sacó un bigote falso del bolsillo trasero de su pantalón.

Hiro no pudo evitar más el tema, se puso nervioso de golpe.

—Eehh.. en realidad... yo...— El pobre se tropezaba con sus palabras, porque ni siquiera sabía por dónde empezar.

—En realidad no fue un mal día ¿no?— Gogo dio en el clavo.

Hiro asintió, sonrojado como nunca y la cabeza baja.

—Es que... Lo que pasa es... Yo...

De verdad no podía hablar sin que su lengua se enredara, trataba pero no podía armar una oración completa. Y no pudo, porque fue interrumpido por el sonido de notificación de los teléfonos de Honey, Wasabi y Gogo.

—¡Son los resultados!— Salvado por la campana. Wasabi alertó a los demás para revisar sus teléfonos.

—No quiero ver.— Honey cerraba los ojos mientras alejaba su teléfono, como si con eso la realidad se fuera a alejar también. —Sé que no lo logré.

—Oye, no seas tan dura contigo.— Cuando Gogo daba palabras de apoyo significaba el doble. —No fue fácil desde el incendio, nos afectó a todos pero tú estuviste ahí todo el tiempo. No te castigues por hacer lo correcto. Es solo una feria de empleo, seguro que cuando estés lista, encontrarás un trabajo digno de ti.

La rubia no pudo contener una pequeña lágrima. Era una gran carga la que estaba llevando, su gran cariño por Tadashi la motivó a cuidarlo prácticamente todos los días, dentro y fuera del hospital, eso mientras continuaba con sus estudios y peleaba junto a los Grandes Héroes. Todo el esfuerzo, el cansancio, el estrés y la falta de tiempo menguó su desempeño académico, perdió algunas clases y actividades necesarias para estar a la par de sus compañeros y cuando les ofrecieron la oportunidad de crear enlaces para la vida laboral, ella no pudo ponerse al corriente, tendría que terminar la universidad sin una oferta laboral segura.

—Aunque yo no lo logre, estoy muy feliz por ustedes chicos.— A pesar de la evidente pesadez en la chica, decía la verdad, se alegraba inmensamente por los logros de sus amigos, que, aunque no hubieran dicho nada, todos sabían que habían conseguido su objetivo. Después de todo, eran los mejores de su generación.

Yo no te olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora