Capitulo 1: El inicio de todo

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El sol se alzaba sobre la ciudad, marcando el inicio del día. En particular, nos centraremos en un joven médico Pokémon llamado Max, de veintitantos años. Con dificultad, Max se levanta y se dispone a preparar su desayuno.

Max: *mirando por la ventana* Uff, hoy creo que será un día normal.

Max desayuna tranquilamente y, al terminar, lava sus platos. Al ver el reloj, se da cuenta de que está contra el tiempo.

Max: *estresado* Demonios, lo que me faltaba, ya voy tarde al centro Pokémon, debo apresurarme.

Rápidamente, Max recoge sus cosas y se dirige a su coche para ir a trabajar. El centro Pokémon donde trabaja no está lejos, a unos 10 minutos de distancia, pero a Max le gusta llegar temprano para asegurarse de que todo salga bien.

Max llega sin problemas al centro Pokémon. Antes de entrar, se pone un auricular que le permite entender a las Chanseys y Audinos enfermeras.

Max: *con un suspiro satisfecho* Bien... Empecemos otro día.

Al salir de su auto y entrar al centro Pokémon, es recibido por la enfermera Joy.

Enfermera Joy: *feliz* Buenos días, Doctor. ¿Cómo está?

Max: *con una sonrisa* Pues amanecí muy bien, gracias por preguntar.

Max: Entonces, ¿qué tenemos para hoy, Joy?

Enfermera Joy: Hoy no es un día tan ocupado. La Chansey en prácticas está ayudando a su compañera a sacar un Voltorb de la boca de un Victreebel (un clásico, por cierto). Audino está curando el ala lastimada de un Fletchling y yo, mientras cuidaba a algunos Pokémon, estaba vigilando a un Mr. Mime salvaje con fiebre, que ahora está descansando.

Max: Veo que has estado muy ocupada.

Joy: *con una sonrisa* Sí, lo he estado, jeje.

De repente, una Chansey se acerca para interrumpir la conversación.

Chansey: Buenos días, disculpen la interrupción. Quería pedir la ayuda del Dr. Max, necesitamos su asistencia.

Max: Está bien, en un momento. *se dirige a Joy* Bueno... el deber llama, a trabajar.

Max comienza su jornada laboral. El día transcurre relativamente tranquilo, atendiendo Pokémon heridos por batallas y cuidando a los hospitalizados, sin mayores inconvenientes.

Hacia las 8 de la noche, la enfermera Joy se ha ido a casa y Max se queda a cargo del centro Pokémon. Sin embargo, ya se han agotado las bayas Aranja, devoradas por un Snorlax.

Max: *con la mano en la frente* Oh, vaya, Snorlax, deberías controlar más tu apetito. Solo te dije una, no que tomaras todas.

Chansey: Doctor, ya no tenemos más bayas y los otros Pokémon las necesitan.

Max se queda pensando un momento.

Max: Bueno, no hay de otra. Chansey, te quedas a cargo mientras voy al huerto Pokémon a recoger algunas bayas.

Chansey: Muy bien, doctor, cuente conmigo.

Max se dirige al huerto, que está cerca, y comienza a recolectar las bayas, tranquilo. Como el auricular traductor le resultaba un poco incómodo, se lo quita.

Un sonido peculiar resonó a lo lejos.

Max: Hmm, qué extraño. Pensé haber oído a un Glaceon, pero debe ser mi imaginación.

El sonido se repitió, esta vez con más intensidad. Máx rápidamente se puso su auricular traductor.

Glaceon: ¡ALÉJATE DE MÍ! ¡AYUDAAAA!

Max dejó el cesto rápidamente y corrió hacia los gritos de auxilio. Después de varios segundos de carrera frenética, llegó a la escena.

La Glaceon corría desesperada, con lágrimas en los ojos, hasta que tropezó y cayó al suelo. En ese momento, alguien apareció.

???: *con alegría* Vaya, vaya, por fin te encuentro.

La Glaceon parecía aún más desesperada.

???: Vamos, ven con tu querido entrenador.

Glaceon: *con miedo y lágrimas* GLAAACE GLAAAACE CEON (Déjame, por favor, me lastimas mucho).

La Glaceon intentaba liberarse de su entrenador, pero él era más fuerte. En un intento desesperado, lanzó un Viento Hielo, pero solo logró enfurecerlo.

???: *furioso* ME OBEDECERÁS, ¡POR LAS BUENAS O POR LAS MALAS!

El entrenador golpeó tan duro a la Glaceon que la dejó inconsciente. Entonces, se colocó encima de ella con una sonrisa malvada.

???: Y ahora podrás demostrar tu amor por tu entrenador.

Max no pudo soportarlo más y se lanzó sobre el chico, quitándolo de encima de la Glaceon.

Max: *furioso, encima del chico* ¡DEJA A ESA GLACEON! ¡NI SE TE OCURRA TOCARLA!

???: *a la defensiva, intentando zafarse* Déjame en paz, es mi Pokémon, es mi vida, y yo hago lo que me da la gana.

El entrenador golpeó a Max para acercarse a la Glaceon, pero Max lo agarró por detrás, evitando que se acercara. El entrenador contraatacó golpeando a Max en la cara con el codo, haciéndolo soltarlo instintivamente. Sin embargo, Max lo empujó y le golpeó en la entrepierna, haciendo que cayera inconsciente contra un árbol.

Esto le dio la oportunidad a Max de tomar a la Glaceon y llevarla cargando al centro Pokémon sin perder un segundo.

Glaceon: Un rayo de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora