capítulo 14

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Esa mañana tuvimos que viajar a driftmark con la lamentable noticia de que laena, la esposa de mi padre y hermana de laenor, habia muerto luego de un fallido intento de dar a luz al bebé en su vientre.

Pero esa no fue la unica muerte de la cual nos llegaron noticias, pues al parecer anoche hubo un incendio en donde sir harwin y su padre dormían.
Jace fue quien peor se tomo esa noticia, insistió en ir a harrenhal a lamentar la muerte de su verdadero progenitor.

Incluso le dijo a Rhaenyra que el podia viajar solo, o que yo podria llevarle en mi dragón hasta ahí.

No me oponía a la idea, pues si jace asi lo queria yo no se lo impediría.
pero Rhaenyra le negó esa petición,
Insistiendo que debiamos de ir a driftmark, pues lamentar la muerte de alguien fuera de la familia seria mal visto.

Una vez llegamos vimos a el rey y su familia llegar en barco.

Rhaena y baela fueron a las que primero recibí entre mis brazos, pues ambas acababan de perder a su madre.
Lamente aquella muerte junto a ellas por unos segundos, luego me acerqué a mi padre.

Daemon parecía ya haber hecho las paces con la perdida, pues no se le veia en mal estado.
Eso, o simplemente no le es costumbre demostrar que siente y que no.

Fuimos llevados hasta las orillas del mar, donde el cuerpo de laena se encontraba dentro de una figura de madera tallada en semejanza a la mujer.

Todos nos reunimos ahí.

Baela y Rhaena se quedaron junto a su abuela, siendo consoladas por ella.

Yo me quedé junto a mi padre, tomándole del brazo mientras escuchabamos a un hombre recitar unas palabras antes de llevar el cuerpo al mar.

Apoyé mi menton sobre su brazo, perder a Laena y ver el dolor de mis hermanas me hizo recordar un poco a mi infancia.
Nunca sabré que sucedió con mi madre, mi padre tampoco me ha hablado mucho sobre ella.

Esperó lograra encontrar un lugar donde vivir en paz, y si los dioses lo permiten, reencontrarnos algun día.

(...)

Luego de la ceremonia subimos hasta dentro del castillo, mientras bebía de una copa junto a mi padre a orillas del balcón, mis ojos se reencontraron con los de Aemond.

Arqueo sus labios hacia un lado, se que esa fue su forma de expresar su lamento ante la perdida.
Sonreí levemente, agradeciéndole sin la necesidad de usar palabras.

--¿Como fue tu estadía en kings landing?-- preguntó mi padre.

--fue divertido..-- levanté mi mirada para verle. --debi regresar antes, asi al menos habria podido despedirme...--

--no, ni siquiera las niñas lograron despedirse.. No te culpes por algo que fue inevitable-- tomo mi menton con suavidad.

Los ojos de mi padre se suavizaban cuando veían a los mios, quizas por que en ellos veía los recuerdos de la mujer que alguna vez amó.

El hombre besó mi frente antes de que me alejara,
me acerqué hasta donde Aegon y Aemond se encontraban, ambos miraban en dirección a Helaena.

--no tenemos nada en común-- dijo el mayor de los hermanos.

--¿De que hablan?-- pregunté.

Aegon volteó a verme, luego levanto uno de sus brazos, apoyandolo sobre mis hombros para acercarme a él.

--mi querida prima-- guardo silencio unos segundos --¿Tu padre nos esta viendo? puedo sentir algo quemandome la nuca--

--es probable-- sonreí.

--esta acercandose sosteniendo su espada-- dijo Aemond.

Aegon rápidamente me solto, girandose para ver dónde mi padre se encontraba.
El hombre ni siquiera veia a nuestra dirección.
reí, pues Aegon habia caido ante la broma de su hermano.

--nuestra madre comprometió a Aegon y Helaena-- explicó el mas joven.

--¿Que?-- miré a ambos.

--¿Decepcionada?-- preguntó el otro. --puedo convencer a mi madre de que tu seas mi reina si asi lo quieres-- sonrió.

Aemond golpeo con su codo las costillas de su hermano mayor antes de que yo pudiera responder.

--no deseo ser reina-- respondí. --ademas, tu no seras rey-- me cruze de brazos.

--ja, dile eso a mi madre-- bebió de su copa de vino. --¡Sirvienta! ¡Otro trago!-- dijo mientras se alejaba.

Ambos le miramos alejarse, sobre todo aemond, sintiendo decepción por la actitud de su hermano.

Los ojos del chico a mi lado se fueron unos segundos hacia su hermana, la cual al igual que siempre, susurraba algunas palabras mientras jugaba con los insectos.

--¿Quieres.. acompañarme?-- pregunté.

--¿Donde?-- llevo su mirada hacía mi.

--se que te gustara, ven--

Comenzé a caminar hacia dentro de los pasillos, aemond no tuvo de otra que seguirme.
Estire mi mano hacia el, gesto el cual aceptó, ahora ambos entrelazando nuestros dedos.

Se que disfrutaba de leer, asi que quise enseñarle la biblioteca.
Le lleve hasta mi lugar favorito, una ventana de gran tamaño que se encontraba luego de subir unas escaleras.

Luego de que el eligiera un libro, se sentó ahí para leer.

Yo por otro lado no era alguien que disfrutara de la lectura, por lo cual tan solo me apoye sin nada que hacer.

Aemond parecia hundirse en lo mas profundo de las palabras escritas en esas hojas, su concentración y tranquilidad al leer me eran de admirar.

Desde donde estabamos podia ver a los demas, me preguntó si ellos tambien podian notarnos con tan facilidad.

Luego vi hacia el mar, extrañaba el sonido que este hacía...

Luego de unos minutos decidí cambiar de posición, me acerqué a Aemond, apoyando mi menton en su hombro.

--¿De que trata?-- pregunté.

--es una historia de amor-- respondió. --aunque no le llamaria como tal, ya que su final es trágico..--

--¿Entonces ya lo has leído?--

Asintió.

--es sobre la hija de un rey que se enamora de el hombre equivocado..-- explicó. --ambos creen que todo funcionaría, pero al final el rey les descubre y da la orden de que asesinen a su amante..--

--no creí que fueras alguien que leyera este tipo de historias..--

--una sirvienta solia leerlo para mí, recuerdo escucharla llorar cuando llegó al final--

Eso explicaba mucho, los hijos de Alicent fueron criados en su mayoría por las sirvientas del castillo.
Aquel libro era una parte de su infancia.

--¿Puedes leerlo para mi..?-- pregunté.

Se acomodó apoyando su espalda en los extremos de la ventana, luego me invito a apoyarme sobre su torso.

Acepté, acercandome a el mientras se preparaba para leer.

Con mi oreja podia escuchar sus latidos, algo que me resultaba de cierta forma relajante.

Entonces, comenzó a narrar.

-continuara-

𝐭𝐡𝐞 𝐛𝐚𝐬𝐭𝐚𝐫𝐝 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐬 -aemond targaryen-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora