16 Wishes // Stray Kids; HyunIn. [✓]

⛓️ 07

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Third wish.

Hyunjin solo aparecía para darle comida o para cumplir sus deseos. Aunque Jeongin podía salir de la habitación cuando quiera, no lo hacía. Le gustaba estar ahí. Le gustaba esperar al mayor con ansias.  
 
— ¿Prefieres el invierno o el verano? —Preguntó Hyunjin dejando comida sobre el escritorio.

— No lo sé, supongo que el verano.

— No eres muy bueno para elegir.

— ¿Por qué?

Hyunjin salió de la habitación sin responderle.
Horas después volvió. No entablaron conversación alguna. El mayor se había metido al baño individual. Estaba llenando la bañera.

— Ven —Dijo luego de unos minutos.

Jeongin se acercó, entrando en él.

— Ciérrala —Ordenó Hyunjin.

El menor hizo caso. El baño se convirtió en una gran nube de vapor en tan solo minutos.

— Desvístete.

— ¿Qué?

— Deja de pensar que te haré cosas obscenas, eso no me interesa.

Jeongin obedeció, quedándose semidesnudo, dejando ver su pálido cuerpo. Hyunjin reposó su espalda en la puerta, pues estaba enfrentada con la bañera y le permitía una mejor vista. Cruzó sus brazos, esperando que el menor sepa qué hacer sin siquiera habérselo dicho.

— ¿Necesitas invitación para entrar?

Yang soltó un gran suspiro. Miraba la bañera cada vez más nublada por el vapor. Introdujo un pie en ella, cerrando sus ojos con bastante fuerza. Luego siguió con el otro, y lentamente fue introduciendo su cuerpo casi completo; faltaba la cabeza y su brazo herido. No quería meterlo. Su corazón latía, le ardía absolutamente todo, quería llorar. Llorar del placer que le daba ese ardor.
Hyunjin se acercó, tomó la muñeca libre del menor con bastante fuerza y metió el brazo. Parecía que el agua casi hirviendo ni siquiera le hacía cosquillas. Jeongin gimió al sentir el fuerte dolor de golpe en su antebrazo. Con su mano tomó el brazo de Hyunjin, apretándolo y arañándolo. Ni siquiera intentó forcejear para soltarse de su agarre. El mayor lo miraba sin expresión alguna. La cera restante que había quedado en el brazo empezó a desprenderse, y se podía ver la sangre uniéndose con el agua.
Jeongin tomó aire y lo contuvo en sus pulmones, para después intentar sumergir su cabeza.

— No lo hagas —Dijo Hwang tomándolo de la barbilla con su mano restante— Necesito tener tu cara sana.

El cuerpo de Jeongin empezaba a acostumbrarse, pero le faltaba el aire. No podía respirar bien, había estado tosiendo desde hace rato, el vapor lo estaba asfixiando. Hyunjin solo sudaba, pero nada le afectaba. Miraba los ojos llorosos del menor, quienes rogaban por un poco de oxígeno. No se detuvo hasta que vio esos pequeños ojitos casi desvaneciéndose. Lo sacó del agua, salió del baño y lo reposó sobre la cama. No le importó mojarse. Jeongin respiró con todas sus fuerzas, casi ahogándose. Hyunjin solo observaba su rojizo y delicado cuerpo. Mientras el menor llevaba minutos tratando de regular su respiración, Hwang tomó una toalla del ropero y se la dejó en la cama.

— Solo cámbiate la ropa interior.

Éste salió de la habitación. Se preparó para estar lo menos reconocible posible, puesto a que solo salía para trabajar, y eso siempre estaba planeado desde meses antes. Tuvo que ir a una farmacia, su casa no contaba con nada de esas cosas, sino todo lo contrario. Compró lo que necesitaba y volvió. Jeongin ya se encontraba seco y con ropa interior nueva, él sabía que en el ropero tenía toda la ropa que quisiera. El mayor tomó lo que había comprado; crema para quemaduras.

— Siéntate. 

Jeongin obedeció, como siempre. Hyunjin empezó a colocar dicha crema con delicadeza. Empezó por su cuello, luego por la espalda, pecho y abdomen.

— Tú te pondrás ahí —Dijo refiriéndose a sus partes bajas.

Siguió con los muslos y rodillas. Jeongin solo lo observaba embobado, pues, por primera vez, se había preocupado por él.

— ¿Realmente me amas? —Dijo el menor.

Hyunjin detuvo sus manos, lo miró durante unos segundos y sin decir nada bajó la mirada nuevamente para seguir colocándole el producto.

— Solo me ocupas para todo esto, ¿no?

— No —Respondió Hyunjin.

Claro que lo hacía... ¿o no?

— Entonces quiero que tú también me lo demuestres.

— Ten por seguro que lo haré, cariño —Sonrió levemente— No te preocupes por eso.

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