𝐖𝐡𝐞𝐧 𝐓𝐰𝐨 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬 𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧 𝐋𝐨𝐯𝐞 [ᴀᴅᴀᴘ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]

０６

𝓣/𝓷 (𝓽𝓾 𝓷𝓸𝓶𝓫𝓻𝓮) 𑁍

Las estrellas aún permanecían en el cielo cuando me envolví en una de las sábanas y salí al balcón. Aidan dormía plácidamente en la cama, envuelto entre sábanas blancas que cubrían su cuerpo pero no del todo, dejando a la vista aquel abdomen tan perfecto y sus piernas.

Tenía un nudo en el estómago. Habíamos tenido sexo dos veces. Dos orgasmos intensos que jamás había llegado a experimentar en mi vida con ningún chico, pero aparte de entrar en mí y llevarme al séptimo cielo, Aidan había llegado más a fondo, había tocado algo en mí que nadie antes había tenido la oportunidad de tocar. Él había sido sexy y provocativo conmigo, me había complacido de una manera que yo jamás podría agradecerle. Se había comportado como un caballero, me había besado con ternura y pasión, dándome besos lentos de vez en cuando, me había acariciado por todas partes como si fuera una piedra preciosa, me había adorado, me había dicho cosas bonitas y me había tratado de tal manera que, finalmente creí que lo que había comenzado como simple sexo con un desconocido, había terminado en uno de mis mayores deseos.

Me apoyé contra la barandilla y desvíe la mirada al cielo. Los ojos me brillaban y las mejillas me ardían de calor. Una ligera ráfaga de aire me sacudió el cabello.

Pensé que en unas horas tendría que marcharme de aquí y de repente me sentí sola y abandonada. ¿Acaso estaba...? No, aquello no era posible. Conocí a Aidan desde hacía sólo unas horas. El amor a primera vista no existía. ¿O sí?

Entonces sentí un beso en mi hombro y me sobresalté, Aidan me tomó por la cintura y me volteó hacia él, encontrándose con una sonrisa en mi rostro.

-¿En qué pensabas? - Me preguntó.

-No lo sé. - Contesté aferrándome a las sábanas para que no cayeran al suelo. Él sólo estaba en bóxers. Su delicado y tentador cuerpo me incitaba a llevar mis manos y recorrerlo todo sin piedad.

-¿No lo sabes? - Aidan enarcó la ceja. Sabía que algo rondaba por la cabeza de t/n, porque algo también rondaba por la suya. Para él, t/n era una chica guapísima, madura y buena en la cama. Dulce y tierna cuando la situación lo requería y sabía que si ella le permitiría conocerla más a fondo, terminaría cayendo a sus pies inmediatamente.

-Sólo necesitaba tomar un poco de aire. - Dije después. - Ha sido todo muy intenso. - Soltó una risita y se inclinó para besarme los labios. Luego me aguantó la mirada unos segundos y dejó un beso en mi frente.

-Anda t/n, dime en qué piensas. - No respondí. Ladeé la cabeza, como si estuviese avergonzada de decirle la verdad. - No tengas miedo. - Tomó mi mentón y me hizo mirarlo. - ¿Qué sientes, t/n? Dímelo.

-Creo... - Me recogí un mechón de cabello tras el oído y suspiré. - Quizás estoy demasiado exhausta y no sé ni lo que digo pero...te has portado demasiado bien conmigo. Me has hecho sentir cosas nuevas esta noche, ha sido casi perfecto y... - Aidan me miraba fijamente con una leve curva en sus labios. Me escuchaba con atención, impaciente por seguir escuchando lo que tenía que decirle. - Y me salvaste la vida anoche. - Corroboré. - Creo que...creo que todo esto ha sido suficiente para mí, para saber que siento algo por ti...y no es sólo deseo. - Nuestras miradas se profundizaron. Dio un paso hacia mí y tomó mi muñeca con ternura. Me estremecí.

-Entonces quizás yo también estoy exhausto. - Dijo. No terminé de comprender. - Porque también siento algo por ti. Y sé que no es sólo deseo. - Mi corazón se desbocó al instante y no tuve tiempo de tomar aire. Aidan aprisionó mis labios entre los suyos y me besó con amor. Me cargó entre sus brazos y me llevó de nuevo hasta la cama, dispuesto a demostrarme algo más que sólo lo bueno que era moviéndose dentro de mí.

Quería demostrarme lo que significaba para él la palabra "amor".