"Te ayudare a escapar"

549 37 37
                                    

La habitación era silenciosa, algunas pinceladas bruscas sonaban, regando la pintura de pobre pigmentación sobre el lienzo.

Otra linea, y otra. Eran un montón de trazos grises y negros.

Aquellos trazos eran el retrato de su mente condenada a la tristeza.

Estampo el pincel contra el godete de madera que reposaba en una mesita a su lado, incluso aquel movimiento brusco se vio tan corto y elegante en alguien como el.

Era extraña, el aura que cubría a aquel niño de 14 años.

No era madura, simplemente era estoica, fría e inmutable. 

Las emociones no subían a sus ojos, su cuerpo estaba lleno de vendas, una de ellas rodeaba su cabeza tapando su ojo, realmente no tenia nada malo en el, era un simple capricho. A veces, en ocasiones y eventos sociales importantes en los que participaba gracias a su padre, se le veía sin ella, con una sonrisa tan convincente, pero tan falsa.

A veces ni siquiera se esforzaba en sonreír.

Sus cercanos lo conocían como un pequeño mocoso rico y malcriado, el cual no hacia absolutamente nada mas que holgazanear y a duras penas hacer sus tareas.

El no era tímido, ni introvertido. Podía fácilmente hablar de cultura general y popular con personas bien entendidas en el tema, era un autentico genio, como solía regodearse su padre, pero no se involucraba, era como si su cuerpo soltara y gesticulara, pero el se ausentaba, ninguna expresión era mas perfecta que las que el fingía, convencían, en definitiva.

Nadie nunca notaba lo vació que se sentía, nadie notaba cuanta falta le hacia la única persona que alguna vez pudo comprenderlo.

Simplemente era demasiado reservado.

Pero no es como si el lo demostrara, el nunca lloraba, no desde que tenia 11, no desde aquel incidente.

El nunca se veía triste, simplemente serio, frió. 

Como un cuadro, uno de aquellos a los cuales el pequeño creaba pero nunca quería darles forma, siempre permanecían abstractos.

Sus pensamientos que eran inentendibles incluso para el.

Nadie en aquel mundo lo hacia, nunca lo entendían. Estaba claro que tenia un don para el arte, si se le era solicitado, pintaba con su mano firme rápidamente casi cualquier cosa, con la gracia de un profesional.

Cuando no se le era pedido nada, solo pintaba lineas.

Lineas diagonales, las cruzaba, las torcía, a veces pintaba los espacios blancos con colores grises y asperos. Siempre pintaba la linea que se le venia a la cabeza, con el color que veía.

Y luego la dejaba así, sin darle forma, sabia perfectamente que todas sus pesadillas se revelarían si terminaba de detallar aquella silueta.

Y se asustaba, pero no lloraba.

Las lagrimas se acaban, como todo en la vida.

— Bocchan, su padre avisa que los invitados llegaran en una hora. — La chica de voz suave y respetuosa abrió la puerta luego de tocarla lentamente tres veces, permaneció con ambas manos sobre su delantal después de eso, viendo el perfil del castaño en medio de un trazo, el cual se quedo quieto, escuchando sus palabras.

El chico bajo el pincel, soltó un pequeño resoplido, en señal de afirmación, luego le dirigió la mirada a la mujer joven, con una sonrisa pequeña.

— Muchas gracias, Makoto-san. — Sus ojos estaban vacíos, pero ella solo se concentraba en la bonita sonrisa del muchacho. — Bajare pronto, después de todo, debo practicar para la función, ¿no? — Soltó una pequeña visita, sus ojos se entrecerraron, ahora mirando cabizbajo la estructura que sostenía el lienzo, ocultando el gris que nublaba el chocolate puro de sus ojos.

Melodía de Verano -SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora