Me imaginó que ya sabes de que se trata pero a un así que lo diré. Aquí encontrarás pequeñas historias sobre el personaje de Harley Keener.
Si no sabes quien es pues tristes.
Adelante, pasa y lee...
Todo crédito de la hermosa portada a @Johabepiece...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra Harley.
MI CUERPO SE HABIA CONGELADO, no respondía a las alarmas en mi cabeza ¿Y como podría? Ella estaba a solo unos metros de mí, mi corazón latía tan rápido que creí que me daría un infarto en cualquier momento, mi respiración se había cortado en el momento que las palabras abandonaron su boca. La herida de su ausencia ardido como nunca causando un escalofrío. Tal vez solo era una alucinación, era su fantasma torturándome como solía hacerlo a diario. Pero algo en mi interior solo me gritaba que era ella.
Rogaba que fuera ella.
—Vaya que Stark debe estar desesperando—Otro corte en mi corazón provocado por es voz tan fría y filosa como un cuchillo. Me hizo estremecer.
Trate de hablar pero el nudo en mi garganta era persistente y difícil de deshacer.
—Estas viva...—solté con la estupefacción impregnada en mi voz ahogada.
La hizo fruncir el ceño.
—Tú por otro lado no creo que por mucho tiempo—sus facciones se habían endurecido y su mirada se oscureció con esa oración.
¿Dónde había quedado la niña que amaba trepas arboles creyéndose un mono, y lloraba porque no le hiciera los sándwiches que amaba comer?
Sin más saco una vara de su cinturón caminado directo hacia mí, la alzó para estamparla con fuerza contra mi cuerpo, fui más rápido y rodé a hacia un lado. Me levanté como mi cuerpo adolorido me lo permitió, no parecía apurada ni mucho menos sorprendida de mi acción. El aburrimiento en su rostro era lo único que podía percibir.
—No quiero hacerte daño— levanté mis manos en señal de rendición—Sé que esto no lo haces porque quieres.
— Tú no sabes lo que quiero—escupió con rabia. Ella debía recordarme—Tu solo eres un simple desecho de Stark, que más da. Dude que te extrañe.
Su actitud me lastimaba pero no iba a detenerme.
—Soy yo, Harley—la desesperación era pura y sincera, no me importaba demostrarlo—Layla...
Levanto la vara y sin más impacto contra mi mejilla, no tuve tiempo de reaccionar, caí al suelo aturdido.
—No te atrevas a llamarme de esa manera— seguía en el suelo sin ser capaz de apuntarle con mis guantes.
Jamás la lastimaría, y en ninguna circunstancia.
— ¡Vamos defiéndete! —tiro la vara a un lado. Al parecer no había acabado.
