Florence

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Había un lugar al que me gustaba ir a jugar, era una zona verdosa, rodeada de árboles muy antiguos. Hace muchos años que vivo aquí, veo a muchas personas pasar, algunas tristes, otras felices.

A veces los veo concentrados observando las estatuas aladas hasta que les da frío o que se ponen enfermos y se marchan hacia sus casas.

Tengo muchos amigos pero he notado que hablan extraño a pesar de que hablamos el mismo idioma, la ropa es diferente, yo por ejemplo visto un lindo vestido y un bonete que hace juego. Sin embargo mi nuevo amigo viste aun más extraño, dice usa jeans, toco la tela y es muy dura. No me gusta.

Lo tomo de la mano y le presento a mis demás amigos, él se queja de que tengo la mano frío, no me importa, siempre tengo frío, no importa la estación del año.

Me pregunta mi nombre, yo le respondo Florence, creo ese era mi nombre, para ser honesta no me acuerdo bien. Solo sé que tengo miedo a la oscuridad. Jugamos en una ronda y le hemos enseñado nuestra canción.

Ring-a-round the Rosie

A pocket full of posies

Ashes, ashes

We all fall down

No sé cuanto tiempo ha pasado, pero puedo escuchar voces de adultos llamando a mi nuevo amigo. Me siento triste, cada vez que hago amigos nuevos se van para nunca volver, yo ya no hago caso a las promesas que me hacen.

Todos los demás niños se esfumaron mientras que yo me quedo aquí de pie despidiéndome de mi amigo, puedo escuchar que les cuenta sobre mí, Florence, la niña del vestido y del gorro. Los adultos, que creo que son sus padres, se dan la vuelta hacia mi dirección, pero ellos no me ven pese a que estoy saludándolos y cuando él les cuenta lo que estoy haciendo, se miran el uno al otro y, como tantos otros, se ponen blancos de la enfermedad y apresuran el paso hasta dejarme completamente sola.

Y yo odio estar sola.

Cuentos de BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora