– ¿Que es eso?– Preguntó Daniela a mis espaldas.
– Yo puedo explicar... – No pude continuar porque me interrumpieron.
– Es solo una pobre serpiente – Contestó Yolanda.
Por un momento creí que estábamos de suerte, pues no nos había visto.
– Mueve el culo – Le dije a Verónica para que pusiera de su parte, al parecer no le importaba que la vieran.
– ¿Cómo que mueve el culo? Más respeto hacia tu amante – Se puso las manos en la cintura dejándome ver nuevamente su cuerpo desnudo.
– No me hagas cargarte – Amenace.
– Cómo si te fuera a atrever – Se burló pasando por mi lado.
– Si me atrevo, ya he cargado a brujas en mis hombros.
– ¿Si?.
– Así es, ha sido para lanzarlas al fuego y que se quemen.
– Y después las malas somos nosotras – Soltó una risita sarcástica.
– Así que estás admitiendo ser una bruja.
– De hecho... – Se giró para tomar mis brazos y acercarme a su cuerpo – Si solo para que me cargues con esos brazos tan fuertes que tienes.
– No es porque quiera complacerte Ujumm no, claro que no... sino que necesitamos movernos rápido para que no nos vean.
– Descuida, puedo sola...
– ¡Muy bien!
– Guarda fuerzas para cuando estemos casadas y me tengas que ir a buscar a la cantina.
– ¿Casadas?... No, yo estoy esperando al HOMBRE de mi vida para que esto suceda.
– Ilusa – Río – Sabes perfectamente que te encantó lo que te hice anoche, y estoy segura de que pronto querrás llegar más lejos. Y lamento decirte que los hombres solo nos quieren para cocinar y para que puedan tener descendencia. Sueña que te va a complacer en la cama – Se burló.
– Eso no es verdad.
– Si si, como digas. Ahora vámonos – Se giró para caminar.
– ¿Ana? – Escuché a mis espaldas.
La hermana Daniela estaba de pie mirándome.
– No lo puedo creer, también te gustan las mujeres – Se cubrió la boca con emoción.
– ¡No!... no es lo que crees, solo nos estábamos dando un baño.
– Si, claro. Y yo soy madre superiora.
– Te lo juro, a mí no me gustan las mujeres – Me puse la ropa como pude.
– No jure en vano, hermana – Hablo Yolanda.
– Pero... pero...
– Descuida, Ana – Sonrió – No le diré al padre marco ni a nadie, entiendo perfectamente tu situación.
– Que no me gustan las mujeres – Repetí.
– No es lo que me están tratando de decir.
Mire hacia atrás y vi a Verónica sonriendo de una manera muy sospechosa.
– Yo creo que mejor me voy, un gusto hermana – Emprendió camino hacia la choza.
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Temptation // VerAna //
RomanceLa inglesia había preparado a Ana Gabriel para ser una de las mejores cazadoras de brujas, sin embargo no esperaba que una de ellas pudiera hacer caer a la morena en tentación. Verónica Castro, una bruja que había jurado una y otra vez que no se vol...