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Su respiración junto a mi oído, sus manos recorriendo mi cuerpo y los pequeños besos en mi mandíbula estaba volviéndome loca. Veronica tenía el poder absoluto en ese momento, con tan solo la punta de sus dedos logró hacer que mi cuerpo temblará bajo su toque.

–¿Estás cómoda y segura?– Preguntó.

Por mi mente solo daba vueltas la idea de ser tomada por ella, era lo único y lo que más deseaba. Sin nada que decir moví mi cabeza para darle a entender que está bien.

Continuó en lo que estaba, solo que es vez fue repartiendo besos directamente hasta mi centro. Una vez estando allí comenzó a lamer como si de eso dependiera su vida, logrando así, hacerme retorcer del placer puro.

– Veronica, no pares… te lo imploro.

En el pequeño limbo entre la cordura y la locura pude escucharla soltar una risita, sin embargo no se detuvo, sino todo lo contrario, su lengua comenzó a moverse con más agilidad. Una sensación que ya había sentido antes volvió a aparecer, mi cuerpo se llenó de calor y con tan solo un movimiento más pude experimentar una vez más aquello tan majestuoso y satisfactorio.

–¡Veronica!– Gemi al mismo tiempo que intentaba sacaba algo, y entonces ella lo hizo, introdujo sus dedos en mi finalmente liberé lo que parecía querer salir momentos antes – Te amo.

– También te amo – Me dijo al oído en un Susurró mientras se dejaba caer a mi lado.

(…)

La mañana llegó más rápido que nunca, Veronica dormía junto a mi y es ese momento caí en cuenta de lo que habíamos hecho. Tal vez la adrenalina que tenía mi cuerpo había logrando ayudarme a dar ese paso tan arriesgado, pero de todos modos una sonrisa se apoderó de mi. Por supuesto que era ella, desde el primer momento fue ella y yo no lo había notado, que estúpida fui.

– No eres estúpida.

Su voz me sacó de mis pensamientos, en cuando mis ojos se encontraron con lo de ella la miré interrogante por aquel comentario que había hecho.

– Buenos días – Me acerqué para dejar un casto beso en sus labios un tanto morados por lo sucedido en la noche – ¿Cómo supiste lo que…

– Siempre que pones esa cara significa que estás pensando que eres estúpida – Me miró sería por un momento para luego soltar una risita – Es broma, sin querer estabas pensando en voz alta y pude oírte.

– Ya me habías asustado, bruja – Regañé abrazándome a su cuerpo que me recibió cálidamente.

–¿Te sientes bien?.

Noté preocupación en ella y supe de inmediato a qué se refería, además su rostro la delató de inmediato. Aquello hizo que mi estómago se recogiera de felicidad, estaba preocupada por mi y por lo que había significado nuestro hermoso encuentro.

– Si, me siento mejor que nunca – Volví a besarla – Es como si me hubieran dado hongos alucinógenos.

Ambas reímos por mis palabras mientras ella negaba con la cabeza.

–¿Es que acaso los has probado?.

– Si– Asentí un poco avergonzada, aún así quise contarle – Hace algún tiempo atrás mi hermana y yo nos encontramos con un anciano en medio del bosque, Ara tenía unos malestares bastantes extraños los cuales pensábamos que eran por una posible brujería, y para nuestra suerte, el era un supuesto curandero.

– Ya lo creo – Río – Vamos, sigue contando la historia.

– Bien, el caso es que nosotras solo creíamos en el poder de dios, sin embargo quisimos probar con algo que el tuviera. Le explicamos los malestares de Ara tenía en ese momento y el nos dio que con esos hongos todo pararía en uno, a mi también me advirtió que debía comer uno para no correr riesgos.

Temptation  // VerAna //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora