Miedo

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El típico "Necesito hablar contigo" estaba resonando en su cabeza, como un interminable ruido que bloqueaba sus capacidades cognitivas, llenado su mente de preguntas banales sobre el motivo por el cual su mejor amigo se presentaba en su casa con esa petición tan intensa.

Endou no mostraba su característica sonrisa, se le veía alterado, como si estuviera al borde de un colapso por agotamiento, con los ojos ligeramente humedecidos y algunas gotas de sudor cayéndole por las laterales del rostro.

Jadeaba mientras recuperaba el aliento y volvía a mostrar compostura, guardando sus manos en el bolsillo de la chaqueta blanca que tanto le gustaba, para finalizar con un largo y pesado suspiro.

- ¿Recuerdas que hace algunos meses nos hicieron un test de dopaje? El día del partido contra Rusia...

- ... -  Por dentro, Kazemaru no entendía absolutamente nada, estaba muy lejos de lograr atar cabos. Si bien era cierto que de su amigo podía esperar cualquier suceso, no pensó que lo urgente tuviera que ver con fútbol, más aún con el aspecto que tenía - ¿Sí...? Pero ¿Eso qué tiene que ver?

- Resulta ser que Kidou está enfrentando una demanda por supuestamente haber usado pastillas que mejoran su capacidad física y...

- A ver, espera... ¿Esto es lo urgente?

- ¡Pues claro! Kazemaru, si nos metemos en un lío, podemos perder la clasificación al torneo mundial ¡¿Eso no te parece lo suficientemente urgente?! - Exclamó bastante nervioso - Además, es de Kidou de quien hablamos, es nuestro amigo...

- Sí sí, perdón... No creas que no me importa Kidou, sabes que es un gran amigo - Respondió suspirando - Es solo que como viniste tan... ¿Maltrecho? Pensé que algo ajeno al fútbol había ocurrido...

- ¿Eh? - El castaño, como siempre, recién caía en cuenta del susto que le acababa de dar al peliazul - Ah esto... Es que de camino aquí, me resbalé en una de las bajadas de la reserva y terminé bastante sucio...

Un impulso incontrolable invadió al peliazul, haciendo que este se abalanzara sobre el castaño, tomándolo por la chaqueta mientras rodaban en el pasto del jardín delantero, gritándole furioso por haberlo asustado de esa manera.

Endou, al más puro estilo suyo, disfrutaba de la pequeña "lucha" que tenía con aquella persona con la que había compartido su infancia y adolescencia, recordando como cuando eran pequeños, Kazemaru siempre lo regañaba así.

Ejemplos claros le sobraban, como cuando olvidó traer el USB que cargaba con la presentación final del curso de historia, proyecto en el que habían trabajado durante dos semanas sin descanso.

Y cómo olvidar cuando casi lo asfixia por haber mandado su balón nuevo al tejado de la anciana que vivía frente al campo de la ribera, sabiendo que ella no devolvía bajo ninguna circunstancia los juguetes que terminaban en su territorio, incluso ahora, el de la banda naranja podía escuchar con claridad el "¡ENDOU! ¡ERA UNA EDICIÓN LIMITADA!"

Ahora que lo veía con un poco más de atención, la expresión de "furia" de su mejor amigo era bastante espeluznante, sin embargo esta vez parecía estar ligeramente más relajado, incluso podía decir que a su colega también le estaba dando nostalgia la situación en la que se encontraban.

Y claro, por más que estuviera siendo "agredido", al guardameta no pudo contener la risa, haciendo uno de sus típicos comentarios inocentes que tanto lo caracterizaban - Sin duda alguna... Quien no te conozca, se mearía del miedo al ver tu cara...

Con solo esa frase, toda la molestia por el estrés acumulado del ojiavellana se disipó, dejando lugar únicamente a la nostalgia, que rápidamente lo teletransportó a cuando tenían 14 años y pasaban sus tardes entrenando en el campo de la ribera.

Pequeña MandarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora