Polémicas

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Es bien sabido que el internet es un medio informativo muy usado hoy en día, incluso podemos afirmar que es la fuente número 1 de noticias a nivel mundial, ya que ahí puedes encontrar en cuestión de segundos, datos sobre absolutamente cualquier cosa... Más aún cuando de alguna figura pública se trata.

Evidentemente, los jugadores de fútbol no son una excepción a la regla, y es que está demás decir que el soccer es un tema de interés común, que atrae muchos aficionados provenientes de diversos países, y cuando estos juegan en equipo reconocidos, son la comidilla de la prensa deportiva, que espera el menor desliz o suceso para sacar las cosas de contexto y hacer dinero con eso.

"Kazemaru Ichirouta discute con hombre en vía pública" "Eufórica discusión de Kazemaru puede causarle problemas con su club" "Seleccionado Japonés envuelto en polémica" "Kazemaru reparte coñazos por las calles de Madrid"

Taiyou debía admitir que algunos titulares le causaban gracia por la forma en la que se expresaban, y es que a lo largo de su vida había leído demasiadas notas periodísticas sobre su padre, algunas con mucha seriedad y otras en las que simplemente, no entendía porque habían personas tan ridículas trabajando en medios informativos.

Sin embargo ese breve momento de risa se pasó, cuando en uno de los artículos, se mostraba un video en el que literalmente Endou sostenía a Kazemaru, en un desesperado intento de evitar que el defensa de abalanzara contra un quien horas atrás se había denominado su abuelo. Notaba en la mirada del peliazul, un inmenso enfado, pero ¿Por qué intentaría golpear a su propio padre?

Definitivamente algo no estaba claro en esta historia, si bien siempre supo que su padre no tenía una buena relación con su abuelo, no se imaginó que el asunto fuera de tanta gravedad, ya que por más que lo intentaba, no lograba imaginar que llevaría a su progenitor a un ataque de ira tan impropio.

Frustrado por la falta de información, decidió dormir, después de todo, de nada le valía estar sobre-pensando la situación. Sin importar lo que hiciera, no obtendría respuestas, o al menos, no por lo pronto.

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Sentado en la cafetería del hospital, con los ojos cerrados e inhalando el vapor que su manzanilla caliente emitía, pues demasiadas cosas estaban colisionando en simultáneo.

Su pequeño había tenido una recaída bastante grave, los doctores no tenían pronósticos muy alentadores, siendo que desde ya, le anunciaron que como mínimo debería quedarse internado un par de semanas para hacerle un seguimiento profundo a la situación, sospechaban de que el síndrome que afectaba a Taiyou había tenido un desarrollo negativo.

Además, su reputación como deportista se había venido abajo en cuestión de minutos, y no es que eso fuera su prioridad, pero claramente era una preocupación más en la lista de asuntos por resolver, ya que como bien es sabido, los clubes no contratan a futbolistas envueltos en polémicas, mucho menos a los que tienen un comportamiento "agresivo".

Todo eso sin mencionar que la relación con el pelinaranja estaba más tensa que nunca. La conversación que evitó durante años parecía estar llegando, casi era momento de contarle toda la verdad a su hijo... ¿Pero cómo? ¡Esos temas nunca son sencillos!

Su cabeza comenzaba a dolerle, la presión de ser padre estaba superándolo, al punto en que se cuestionaba su capacidad para lidiar con este tipo de cosas... Pero claro, él mismo no había tenido un ejemplo de paternidad.

- ¿Preocupado? - Preguntaron a sus espaldas, sacándolo de sus tortuosos pensamientos.

- ¿Mi...Midorikawa? - Dijo sorprendido el defensa al ver a su amigo sentarse frente a él - ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en Liverpool? Pensé que tendrías un partido muy importante esta semana.

- Me di una escapada, le dije a mi entrenador que tuve un coma heladítico y me creyó, supongo que no es algo tan difícil de esperar de mí...  Y bueno, tomé el primer vuelo a España y aquí estoy ¿Increíble, no? - Explicó con la mayor naturalidad posible, dejando anonadado a su colega - Como dicen por ahí "El que puede, puede".

- Claro, y como el dinero nos sobra, puedes comprarte un boleto de avión internacional solo porque sí, como si fuera un ticket del autobús - Refutó con seriedad el peliazul, para luego sonreír ligeramente - Fuera de bromas ¿Qué haces aquí?

- Lo vi en las noticias. - Dijo con frialdad - ¿Cómo te encontró?

- No lo sé... Pensé que no lo volvería a ver en mi vida, las pocas llamadas telefónicas que tuve con él terminaron muy mal... No sé que hacer... - Musitó con un nudo en la garganta, para luego llevarse sus manos al rostro, cubriéndose en un intento desesperado de evitar llorar.

- Kazemaru... - Susurró el peliverde, teniendo repentinamente un flashback que lo teletransportó casi dos décadas atrás.

Todos estaban sentados con un silencio sepulcral en la ribera, mirándose entre sí a la par que resoplaban ocasionalmente, pues nadie se atrevía a tomar la palabra tras la impactante noticia que Ichirouta iba a comunicar.

Si bien habían pasado años desde que culminaron sus estudios secundarios en Raimon, la amistad que tenían no desfalleció en lo más mínimo, por el contrario, algunos nuevos miembros un tanto palliderezcos se habían unido al grupo.

Estaban a muy pocos meses de culminar la preparatoria, y todos tenían el mismo objetivo; volverse jugadores de la liga profesional japonesa, para luego jugar en el extranjero y dedicarse netamente al deporte.

Pero claro, el camino de uno de los chicos parecía truncarse con el repentino suceso que absolutamente nadie esperaba, mucho menos del que parecía el más cauteloso de todos, el más centrado y respetuoso, pero claro... También había sido el primero en conseguir novia.

Kazemaru les acababa de informar que se convertiría en papá.

Está demás decir que la noticia los tomó completamente desprevenidos, siendo Endou el primero en preguntar - ¡¿Cómo es que pasó?! 

- Todos sabemos como pasó, es parte del ciclo de la vida - Dijo con extremo fastidio Fudou - Lo verdaderamente importante es... ¡¿POR QUÉ FUISTE IRRESPONSABLE?! - Agregó gritando - ¡Apenas vas a cumplir 18! ¿Tienes idea de como va a afectar esto en tu carrera!

- Cálmate Fudou... - Pidió Kidou - Los hijos siempre son una bendición, quizá no fue en el mejor momento pero...

- ¡Cálmate un pepino! - Gritó furioso - Kazemaru sabe perfectamente lo grave que es la situación, si no fuera así, nos estaría dando invitaciones de "revelación de género" y no una trágica noticia en el campo de la ribera.

Todos volvieron a callarse, pues sabían perfectamente que el mochiaco tenía razón. Siendo el propio protagonista del evento, quien interrumpió los pensamientos de todos, rompiendo en llanto y cubriéndose el rostro con las manos. Ese día Kazemaru lloró como un niño.

Un niño asustado, preocupado y ansioso.

Evidente, hoy por hoy, ya no eran niños, en realidad casi y se podía decir que eran un par de señorones, pero ver a su amigo nuevamente así le recordó que a diferencia de él y los demás, Kazemaru se había privado a sí mismo de los disfrutes de la juventud, no se permitía salir más que para comprar cosas necesarias y entrenar, a lo mucho recibía visitas breves en casa.

La responsabilidad de ser padre y un adulto modelo le había llegado muy pronto, y el indicio más claro de que el niño interior del peliazul estaba dañado, era que sus desbordes se manifestaban en llantos infantiles, pero claro, estaba en todo su derecho.

Midorikawa, en una muestra de empatía y respeto, se levantó y lo abrazó por la espalda, susurrándole - Sé que creciste demasiado pronto, y que piensas que debes ser el padre perfecto, el padre que tú no tuviste... Pero déjame apoyarte... Todos estamos preocupados por ti... No tienes que enfrentar esto solo ¿Vale?

El peliazul solo atinó a asentir, secándose las lágrimas con las servilletas de la mesa - No sé que voy a hacer...

- Creo que tengo una idea, pero primero... Necesito preguntarte algo - Pidió con un poco de vergüenza, recibiendo un gesto positivo por parte de su contrario - Bien... - Susurró para tomar aire y pronunciar - ¿Qué pasó exactamente el día en que dejaste la casa de tus padres? Esa historia nunca la tuve clara.

- Supuse que algún día me lo preguntarían... Te lo contaré...

Pequeña MandarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora