🍁 Ella es
Cuando tomé conciencia de mí misma y de mis movimientos, lo primero que vi fue aquellos grandes y dorados ojos. En el momento extendí mis manos hacia ellos, quería tenerlos ya que eran lo más bonito que había visto en toda mi vida, pero aquellos iris se apartaron y mostraron una figura más completa de sí. Ahora tenía el rostro de una mujer que me sonreía mirándome con atención.
No tardé en recordar su voz, así descubrí que ella era la dueña de esta; la voz que siempre me había estado susurrando cosas al oído y narraba hechos que en el momento no tenía idea de qué eran, pero cuando me los indicó directamente, lo comprendí de inmediato.
Entonces ella me felicitó, me dio uno de los primeros elogios que siempre mantendré en mi memoria, ya que me hacía muy feliz. Por el momento no podía demostrárselo más que con risas o animados balbuceos, hasta que crecí.
—Yuna.
Escuché que al año había estado creciendo de una manera irracional al de un humano, para finalmente aceptar y obedecer fielmente a las palabras de mi cuidadora.
Ella indicó desde mis comienzos sobre mi verdadera naturaleza y a pesar de que la mayoría del lugar no me tenían fe, en un año logré alcanzar la edad de un niño de preescolar en lo que un niño humano tardaría en tres o cuatro años. Pero lo que más les impresionó al momento de que mi cuidadora les brindara los reportes acerca de mi desarrollo, era mi capacidad intelectual.
Para hacerlo más fácil ante las simples cabezas humanas, al año ya era capaz de retener información y razonar al igual que un adulto.
Y eso me hacía superior a los demás.
—Vaya, has crecido más que el año pasado.
En este tercer año de vida me vería como una adolescente de preparatoria, pero la escuela y demás centros educativos para humanos serían insignificantes para nivel, por eso no tenía la necesidad de asistir a uno. Todo lo que necesitaba saber me lo era enseñado por ella.
Ella era para mí como algo a lo que los humanos le llamarían, Mamá.
—Yuna. ¿Sabes por qué eres mi favorita?
Sí lo sabía, porque siempre hacía un espacio para repetírmelo, y eso me gustaba.
—Porque siempre has acatado todas las indicaciones a la perfección. Eres tan inteligente como-
—¡Soy tan inteligente como Albert Einstein!
—Sí, sí. Lo eres —rio inclinándose hacia un lado del escritorio desde donde me miraba. Se detuvo y suspiró entrelazando los dedos, volviendo a su posición inicial—. Y es por eso que tengo una misión especial para ti.
—¿Qué es? —pregunté con el rostro iluminado.
—Entre todos los cazadores, decidí encomendarte esto especialmente a ti porque confío en que eres la única capaz de cumplirla hasta el final.
Siempre que mencionaba lo último significaba que se me recompensaría con algo grande, lo cual a mí me gustaba. Al principio no tenía problemas con realizar misiones si ella me lo ordenaba, pero cuando una vez se me fue premiado, decidí volverme un poco más exigente con el medio de pago. Y ella gustosamente me lo concedió.
—Entregaré todo de mí para cumplir la misión con éxito.
Con lo asegurado, hice que el rostro de mi mentora resplandeciera de orgullo. Al salir de su despacho salté de regreso a mi habitación el cual quedaba en lo más bajo y recóndito del edificio de Seguridad Pública. En el camino, las miradas llenas de recelo de humanos y algunos demonios usados como contratos no faltaron. Sentían envidia, celos, rencor por el cómo me era pagado y el trato especial que se me daba.
Pero, ¿qué podían entender ellos? Seres pobres e inferiores.
🍁
—Viejo. ¿Por qué eres tan callado? Me aburres...
Miré de reojo a mi acompañante, en lugar de contestar solo volvió a tomar un sorbo de su bebida levantando el frasco hacia el cielo de manera exagerada. Comenzaba a pensar que solo fingía hacerlo para no responderme.
—Solo bebes y bebes, ese frasco es muy pequeño para tanta bebida. ¿Cómo es que no se te acaba? ¡Oye!
—¿Acaso nunca dejas de hablar? Deberías estar poseída por el Demonio Parlanchín en vez de...
A la distancia aquella voz cálida apareció explicando los hechos que ya se me habían sido mencionados antes de llegar a este lugar. A su atrás la seguían dos nuevas esencias, uno cuya sangre era de un demonio y otro el cual no era ni humano ni demonio. De este último es a quien se me había sido asignado y advertido que poseía el corazón del Demonio Motosierra.
—Ahí vienen —dijo el viejo.
—Silencio —le callé apoyando mis manos a la cadera—. Allí viene Makima y...
Sonreí triunfante ya que había logrado que Kishibe me obedeciera, cosa que nunca antes había sucedido debido a su altanería. Cuando la voz de Makima se detuvo se detuvo a nuestro atrás, me giré de inmediato para ver a los nuevos reclutas.
—Desafortunadamente, como ahora he estado ocupada, les presentaré a alguien más. Él será quien les enseñará. Su nombre es-
—Calla.
Me sorprendí ante el hecho de que Makima saltara directamente a la presentación del viejo Kishibe sin siquiera haberme mencionado, pero más me sorprendió que este la callara de golpe.
Al momento no le encontré otra explicación. ¿Acaso habría sido por mi habilidad? Hace unos segundos yo había hecho lo mismo con él; sin embargo, siguiendo la ley de causa y efecto, aquello no podía asegurarlo ya que usualmente no me doy cuenta cuando el efecto recae sobre mí.
Por otro lado, nadie se atrevería interrumpir a Makima.
—Un momento. ¿Quién es ella?
—Oh, casi lo olvido. Ella es Yuna.
¿Casi se le olvida?
—Ah, bueno.
—De seguro es una simplona —susurró la de la izquierda.
Apreté los puños sin poder aguantar más los comentarios denigrantes hacia mi persona. Miré a la poseída de la sangre y al chico del corazón de la motosierra, mi dedo índice viajó por sus cabezas y terminé enfocándome en mi objetivo.
—Aquí viene.
—¡Soy Yuna! ¡Poseedora de este cuerpo, yo soy el Demonio de la Causa y Efecto! ¡Cualquiera que se atreva a hacerme algo, no dudaré en hacérselos pagar! ¡Deben temerme por el karma que les aguardará!
Sonreí ante la advertencia. Todos se quedaron en silencio, inmutados por mi presentación, busqué la reacción de mi cuidadora y esta mantenía su expresión de siempre, ver su cálida sonrisa me era suficiente.
—Hasta rimó y todo.
—¿Qué es rimar?
Sin embargo, estos dos ineptos no parecían haberlo entendido, eran peores que Kishibe.
—¡Oigan! —refuté avanzando hacia ellos dispuesta a hacerlos espabilar.
—Bien. Makima ya te puedes ir. Iniciaré su entrenamiento, justo ahora.
—¡Oye!
Kishibe se adelantó y me tomó por el hombro alejándome de ellos por la fuerza; mis manos soltaron de inmediato sus cuellos, los cuales eran tan flácidos como un fideo. Caí hacia atrás y sentada sobre el suelo vi como Kishibe ocupó mi lugar haciéndolos estremecer en el aire.
Iba a refutarle por lo que había hecho, pero ver sus rostros morados y desesperados por la asfixia me fue suficiente para compensar lo ocurrido. Verlos sacar la lengua en busca de aire me fue divertido, podía sentir su desesperación causándome cosquilleos en el estómago. También quería unírmeles, romper algo de ellos y escuchar más de su dolor.
Después de todo, era un demonio.
.
Necesitaba hacer este fanfic
ESTÁS LEYENDO
Problemé d'Émotion » Chainsaw Man
Fanfiction¿Qué es lo que ocurre cuando los humanos realizan maldades? Yuna se cuestiona sobre lo podrido que estaba el mundo, por lo que ha renunciado completamente a él. Así como toda causa tiene un efecto, ella está condenada a convivir con los seres que má...