Problemé d'Émotion » Chainsaw Man

Capítulo Cinco

🍁 La Tormenta

—¿Piensas quedarte ahí todo el día?

Al llegar la fatídica mañana, la sensación continuó siendo la misma. Con Denji fuera y aún sin el regreso de Power, no había nadie quien me moviera de mi oscuro océano. Pero tampoco quería que lo hicieran, se sentía cómodo el ser arrastrada por las olas hasta quien sabe dónde terminaría.

—No has tocado tu desayuno. Debes comértelo ahora o se echará a perder.

Estaba con el humano Hayakawa Aki, pero sinceramente no era de mucha ayuda; cada que mis ojos se desviaban a su rostro siempre se encontraban con esa expresión de rechazo que hacían que volviera a perderme en mi oscuro océano.

Para sus ojos yo solo era un cruel demonio.

—Se acabó.

Entonces sentí como una fuerza sobrehumana me despegaba de la alfombra cogiéndome por debajo de los brazos intentando ponerme de pie. Mi piel se erizó al sentir la corriente de aire ingresar por el balcón congelándome de inmediato.

—No permitiré que nadie se quede en esta casa durante el día libre.

Nyako me miraba mientras se acicalaba. Me mostraba la lengua y las patas burlándose tras haber sido despertada con un baldazo de agua fría. El humano Hayakawa Aki era el baldazo con agua helada y cubos de hielo encima.

—¡Frío! —grité trepando el cuerpo del humano.

—¿Qué te ocurre? —preguntó extendiendo los brazos para dejarme caer—. ¿Frío? ¿Es por la corriente de aire?

No respondí a tal cosa ya que ahora estaba ocupada buscando refugio en el cuerpo del humano, cada vez que se giraba en dirección al balcón recorría su cuerpo pasando de su pecho a su espalda usándolo como escudo.

—¡Bueno la cerraré! —indicó agitando su cuerpo hasta soltarlo. Caí sentada sobre el sillón y esperé a que cumpliera su palabra—. Ya está.

No me convencía. Pegué mis piernas a mi pecho y me recosté sobre estas esperando alguna señal para ponerme de pie y salir de este océano. Solo necesitaba una chispa que me hiciera correr en busca del traicionero de Denji y arrebatarle el privilegio que debía estar disfrutando ahora.

—De pie —indicó con firmeza—. Iremos a dar un paseo.

Arrugué la nariz ante sus extrañas palabras. Aki me miraba de brazos cruzados y la barbilla levantada, se mostraba decidido a sacarme de este lugar. Lo seguí con la mirada a cada facción que realizaba. Debía admitir que me causaba curiosidad a qué se refería exactamente con dar un paseo. ¿Sería una trampa? ¿Sería legal?

—Te recomiendo que te pongas algo más que una camiseta —explicaba volviendo a la cocina—. A no ser que quieras que todo el mundo se te quede viendo.

Miré mis pechos al descubierto, era cierto que la punta de este par era notoria acoplándose a la tela de la camiseta que traía. Ahora entendía porque Denji no pudo apartar la vista en la primera vez que los vio.

Sin embargo, no les veo el especial.

A diferencia de Denji, Aki era más sutil. No parecía tener alguna reacción ante estos dos pedazos de carne.

El correr del agua del fregadero predominaba en el espacio, Nyako continuaba acicalándose, el reloj marcaba una nueva hora de la mañana y el teléfono aún permanecía en su sitio junto al silencio.

Ella ya no llamaría, ¿verdad?

Inhalé profundo y gruñí apretando todo lo que pudiera apretar. Puños, dedos, dientes, conteniendo la respiración para no estallar en un gran grito de furia. Era injusto lo que estaba ocurriendo y todo era culpa del desgraciado de Denji.