STELLA
El almuerzo fue ameno. Discutimos algunos puntos sobre el progreso de la decoración del evento, la producción y algunos temas más.
Sky se puso a bostezar tras comer, dando pequeños cabezasos. Me disculpé con los presentes para levantarla para su siesta. En el salón, me senté en la mecedora de la esquina, acomodándola de costado sobre mis brazos, dando suaves azotes en el su trasero. Comencé a murmurar la misma canción de cuna que nos cantaba mi madre a mi hermana y a mi.
Su pequeña mano viajó hasta coger uno de mis rizos, era una de sus manías. Sus ojitos se empezaron a cerrar al mismo tiempo que se oyeron unos pasos. Alcé la vista, viendo a Sara, Luna y Kai detenidos en el umbral de la puerta.
—Yo ya me retiro. Gracias por la invitación al almuerzo.- bajó el tono en cuánto vio a la niña dormida en mis brazos.
—Luna, dile a Jorge que lo acerque a la cabaña- murmuré levantándome con cuidado para no despertar a mi hija.—Una vez más gracias. Esperamos que su estancia sea de su agrado. Cualquier cosa que necesite, puede comunicarlo con la casa.
Me acerqué a Sara para que sostuviera a Sky y la llevara a acostar, dejando un beso en su frente.Hice una señal para que me siguiera hasta la puerta principal. Una vez en la puerta, dirigí mi mirada al horizonte, saludando con la cabeza a algunos trabajadores que pasaban.
—Quería preguntarle...¿Qué tipo de comida suelen comer por aquí? estoy haciendo un tipo de estudio sobre los platillos típicos de cada lugar donde estoy.
—Bueno, Ohio es muy grande y muy variado en su comida. En Cincinnati están las costillas con salsa barbacoa y salchicas como barts y metts; Cleveland es el distrito de Little Italy aunque también tiene su mercado asiático...Aquí tenemos más comidas casera y barbacoa los fines de semana. Estamos muy concenciados con los productos orgánicos y ayudamos a expandir el uso de éstos en vez de los productos vendidos en los supermercados.
Se quedó callado por un momento asintiendo y mirando hacia el frente. Me permití analizar por un instante su perfil. De verdad que era asombroso como se resaltaba esos ojos con su tono moreno.
—Si deseas ver los productos de la zona, todos los miércoles, en la plaza del pueblo hay un mercadillo. Todas las granjas montan sus puestos, incluso de pueblos vecinos.
—Gracias por la información.¿Hacéis eventos aquí?
—Así es, desde hace ya unos meses. Aprovechamos todo el espacio del rancho. Desde bodas hasta actividades de cultivo, paseos a caballo o elaboración de algunos productos. Los niños lo disfrutan y los turistas también.
Jorge se estacionó enfrente nuestra.Con un leve asentimiento se despidió mi acompañante y se marchó con mi capataz. Volví a entrar para encontrarme con aquellas dos cotillas cruzadas de brazos advirtiéndome con sus miradas su avalancha de preguntas.
—Vaya forastero, no me importaría darle un tour gastronómico. Me tumbaría en la mesa y dejaría que comiera lo que quisiera.
—Luna,¿ya terminaste tu tarea? Recuerdo que la semana que viene empiezan los exámenes finales?
—No seas así, Ella. ¿Acaso no te parece guapo el señor Smitch?¿Ya se tutean?¿Se intercambiaron números?¿Ya quedaron?
—Me abstengo a responder a cualquier pregunta de una universitaria de primer año. Ve a estudiar y mantener esa mente tuya enfocada en los libros. Iré a ver a los nuevos potros.Sin más, tomé mi sombrero del perchero y me marché hacia el "corral". Varios hombres intentaban poner las riendas en uno de los caballos.
—¡Así no Ismael!-grité saltando la vaya.
Me acerqué a los cubos enganchados y tomé algunas zanahorias.—Vayan a seguir con sus labores, chicos. Jorge ya viene a ayudarme.
Dudaron un poco pero se alejaron con cuidado de aquel hermoso caballo negro. Caminaban de espaldas hasta la valla.
Me acerqué lentamente a él, alzando las manos para no asustarlo. Domar un caballo para ponerle la silla llevaba tiempo, pero siempre dependía de él y su conexión con su dueño. Con suma lentitud, acerqué mi mano a su cresta,acariciando lentamente. De mi bolsillo, saqué una zanahoria para que comiera.
—Así chico, está bien. Vamos a hacerlo poco a poco, no hay que acelerarlo.
Soltó un leve relincho moviendo su cabeza. Era increíble como algunos animales parecían que entendieran lo que uno decía. Lentamente tomé las riendas y las acerqué poco a poco. La correa era de entrenamiento, larga para que el caballo tenga más libertado a pesar de estar atado.
Volví a tomar otra zanahoria, y mientras se la comía, puse con cuidado la rienda en su cabeza. No se incomodó tanto como pensaba.
—Si es que eres la susurradora de los caballos- sonreí sin girarme. Jorge se puso a una distancia, apoyándose en la valla.
—Simplemente hago lo que hay que hacer, como hay que hacer. Modestias a parte-reí levemente, comenzando a caminar con el caballo al lado—¿Ya tiene nombre o lo tenemos que bautizar?
—Todavía no tiene nombre. Todo tuyo para eso.
—Bienvenido a tu nuevo hogar,Black Panther- el pura sangre se levantó en sus dos patas traseras relinchado.—Te gusta,¿eh?
—¿Tu obsesión por Marvel no se acabará?
—Wakanda por siempre-crucé los brazos en forma de cruz sobre mi pecho, alzando la barbilla.—No puedes quejarte. Sabes que no soy de las que prefieren ver películas románticas. Y recuerdo perfectamente que fuiste tú quien me puso mi primera película de los Vengadores, así que es tu culpa.
Simplemente rió. Una hora más tarde, devolvía el caballo a su cubículo designado. Tomé el cepillo y comencé a pasarlo por su cabello. Era de lo más relajante. Dejaría algunos pendientes para mañana. Sólo revisaría la cerca para ver si estaba preparada.
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Simplemente...Ella
RomanceKai necesita unas vacaciones en lo más apartado de las congestionadas ciudades para poder organizar sus ideas sobre su nuevo local. Stella alquilaba una pequeña y acogedora cabaña en la parte más alejada de la finca. Dos carácteres que chocarán desd...