STELLA
No esperaba verlo ahí, de ningún modo. Le di un vistazo a Sara con una mueca de exasperación. Ni siquiera me había avisado. Y yo vestida así...Bueno,¿qué importa cómo esté vestida? Estoy en mi casa.
Pero la vergüenza no acabó ahí,no. Tenía que haber soltado un gemido al probar la salsa. Bravo,Stella. Intenté evitar su mirada después de eso, pero sería raro y descortés cuando empezó a hablar conmigo.
—La avena ya está lista, mi niña. La dejaré reposar un rato.
Simplemente asentí terminando el zumo de un trago. La intensa mirada de este hombre me ponía nerviosa y acalorada. ¿O estaba haciendo más calor?
Kai se levantó una vez más para sacar la pasta y escurrirla. La otra salsa, boloñesa supuse, ya estaba terminada y apartada del fuego.
—La comida ya está pronta. Cuando quiera, puede avisar a los demás Sara.
Nana hizo lo pedido y diez minutos después fueron apareciendo uno a uno de los muchachos. Haciendo una fila, se lavaron las manos antes de tomar asiento. Dejaron los recipientes encima de la mesa, acomodaron los platos y cubertería y sirvieron el zumo.
Me levanté excusándome un segundo para ir a por Sky y también para colocarme un sujetador sin asas. Aún la pequeña estaba adormilada, enterrado su rostro en el hueco de mi cuello y hombro.Al bajar, se hizo silencio en la cocina, bastante raro e incómodo.
—¿Qué ocurre?
Nadie quería contestar. Todos se miraron unos a otros.
—He hecho una pregunta. No quisiera repetir.
—No pasa nada, patrona. Sólo le pregunté por qué se encontraba aquí tan seguido, teniendo su cabaña. Para eso la alquiló,¿no?-Diego fue el único que habló, con un tono para nada agradable.
—Te podría hacer la misma pregunta, Diego. Son los encargados del departamento los que pueden sentarse a mi mesa, pero no se te reclamó que te sentaras a la mesa. El señor Smitch es mi invitado y el que amablemente cocinó lo que tienes en el plato.
—¿Y no tiene cocina en la cabaña?
Parecía que quería guerra hoy. Entregué a mi hija y con una señal, pedí para que Sara la sacara de la cocina.
—Diego...¿Estás cuestionando lo que hago o dejo de hacer? Te recuerdo que Kai es un huésped, pagó su estandía y no ha hecho nada para molestar a nadie. Totalmente al revés. Encontró y cuidó a mi hija cuando se había escapado. E incluso, sin pedir nada, compró y cocinó para todos ustedes. Y puedo asegurar que incluso pagó con su propio dinero. ¿Y estás reclamando, que se siente en la mesa, tras haber paso un par de horas en la cocina?
—No, señora. No me atrevería.
—Eso espero, no me gustaría tener que vetarte de entrar en mi casa si ocurre una segunda vez,¿ha quedado claro?
—Sí, patrona.
—Bien, podemos continuar entonces. Sara, por favor, trae a mi hija.
Tomé un trago de zumo para intentar tranquilizarme. Casi lo escupo al sentir un apretón en mi muslo. Bajé la mirada hacia dicha mano y seguí el recorrido hasta aquellos ojos que me desestabilizaba. Con un susurro de agradecimiento, apartó la mano justo a tiempo cuando me fue entregada Sky.
Tras unos minutos, todos permanecieron en silencio, pero no duró hasta que tuvimos que hablar sobre trabajo. La tensión fue disminuyendo poco a poco.
—Skylander ya se encuentra mejor, ya retiré la venda e incluso empezó a trotar en la pista.-sonreí levemente hacia Jorge, asintiendo como agradecimiento. Sky, ya se encontraba dormida y tumbada en mis brazos mientras yo comía. La pasta estaba exquisita, sabrosa, un manjar.
—Son excelentes noticias. Más tarde daré una vuelta de reconocimiento por cada zona.¿La valla está funcionando bien?
—Sí, hemos avisado los otros ranchos para que hagan lo mismo. Con suerte, los lobos volverán al bosque detrás de la montaña.
—Mi niña, tu madre llamó y avisó que volverían antes. Se aproxima una tormeta por su camino y prefieren volver a casa.
Suspiré. Las tormentas de verano eran una jodida mierda, sobretodo si afectaba por nuestra zona. El río se desbordaba, la cosecha se estropeaba y había demasiadas pérdidas para el pueblo también.
—Bueno, si no hay nada más, volvamos al trabajo- Los trabajadores se marcharon, dejándonos solos a Kai,Sky y a mi solos.
—Me disculpo en nombre de Diego, no suele comportarse así.
—No te preocupes. Si un hombre estuviera en la casa de la mujer que me gusta, también estaría celoso.
Fruncí el ceño al verle—¿Cómo?
—¿De verdad no te diste cuenta que le gustas?
—No creo que sea el caso. Todos se preocupan por nosotros. Y aunque fuera el caso, no le he dado pie a nada. No estoy para nada de eso, menos teniendo a alguien importante de quien cuidar...
Continuaba detallándome intensamente, poniéndome cada vez más nerviosa.
—¿Desde hace cuánto no sales con alguien?
—¿A qué viene esa pregunta?
Se encogió los hombros—Pura curiosidad. El sexo ayuda con el estrés. Deberías probarlo.
Abrí los ojos como platos, sintiendo el calor subiendo por toda mi cara y cuello.¿No tiene filtro en esa boca?
Su risa me sacó del escándolo. Era ronca y profunda que causaba pequeñas cosquillas por la zona más íntima de mi cuerpo.
—Creo que es un tema que no te incumbe. Gracias por el almuerzo, estaba delicioso.
Nos levantamos simultáneamente quedando los dos demasiados cerca. Nos quedamos mirándonos a los ojos por un momento, hasta que bajó la mirada hasta mis labios. Me aparté rápidamente dándome la vuelta.
—Iré a acostar a Sky. ¿Necesitas que te lleven a la cabaña?
—No te preocupes,Ella...Tengo el auto aquí.
Asentí sin decir nada más saliendo de la cocina antes de que haga o diga nada más. Escuchar mi apodo con esa voz debería ser delito.
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Simplemente...Ella
RomanceKai necesita unas vacaciones en lo más apartado de las congestionadas ciudades para poder organizar sus ideas sobre su nuevo local. Stella alquilaba una pequeña y acogedora cabaña en la parte más alejada de la finca. Dos carácteres que chocarán desd...