Capítulo 8

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KAI


Durante dos días no salí de la cabaña, no me apetecía. Sara me había mandado en una cesta, algunos platos de comida, por lo que no me hacía falta salir. Tampoco me dio mucho ánimo salir con el evento del domingo.


Tomé un café rápidamente, quería dar ese paseo por el mercadillo y probar a cocinar con los productos orgánicos de la zona. Aunque la cocina de la cabaña no tenía lo que necesitaba.


—Sara, aquí Kai de la cabaña...¿Crees que podría ocupar su cocina durante un par de horas?


—Buenos días, joven. No hay problema, puede venir cuando quiera. ¿Necesita algún producto en especial?Puedo mandar a los muchachos...


—No se preocupe, estoy yendo al mercado. Gracias...-dejé la radio en el salpicadero del auto y me puse en marcha.


Eran sólo las ocho de la mañana, pero los puestos y la plaza ya estaba llena. La diferencia de los productos aquí era impresionante, hasta el olor era denso. Tras cargar tres bolsas de compra, me encontraba en un puesto de artesanía. No se veía nadie, por lo que esperé un segundo.


—Señor Smitch, dichoso los ojos-la chica del otro día se puso detrás del quiosco.


—Luna,¿verdad?-asintió con una sonrisa. Levanté una de las velas—¿Tienes alguna de citronela? Me gustaría evitar que me coman si me quedo en el porche alguna noche.


—Claro que sí.-señaló una fila de ellas, justo en la esquina.—Estas serán perfectas, son de citronela con una leve fragancia de limón. Fue idea de Ella y funcionan muy bien.


Tomé un par de ellas y se las entregué para que las envolviera. Entregué el dinero y me dio la vuelta.


—¿Estás estudiando o trabajas todo el tiempo en el rancho?


—Estudio literatura. Esta semana tengo los exámenes finales, así que estudio desde casa. Trabajo aquí o cuidando a Sky,o cualquier cosa y mi hermana me paga por ello, así empiezo mi pequeña independencia para comprar mis cosas.


—Una vez que termines, ¿qué querrás hacer?


—Quiero ser maestra-me regaló una amplia sonrisa. Era parecida a su hermana, pero no tenía sus mismos ojos, ni el cabello tan rizado.


—Bueno, te veré más tarde. Quiero dar un recorrido por algunos lugares más.


Se despidió de mi y busqué una carnicería que estuviera cerca. No sabría que haría todavía, dependía todo de la carne.


Al final, compré carne triturada y algo de bacon. Hice una última parada antes de volver al rancho. En vez de ir a la cabaña, me detuve en la casa principal. Parecía mentira que pasé más de dos horas en el mercadillo.


Sara abrió la puerta y me dejó pasar con las bolsas. Dejé todo en la isla y me giré a verla.—¿A qué hora sirves el almuerzo?

Simplemente...EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora