STELLA
Desde que salí de la casa, ayudé a descargar los alimentos y suplementos para los animales, revisé el trabajo de la valla y me uní a la conversación con el guardabosques. La mejor forma para auyentar a los lobos y coyotes era hacer la valla más alta y con menos espacio entre alambres, por lo que tuve que llamar a más peones para ponerse eso en marcha.
La mañana estaba más ajetreada de lo que pensaba. Una de nuestras yeguas se le había infectado una de sus patas, creando un gran absceso del tamaño de una pelota. Era bastante extraño que nadie lo haya notado antes. Skylander era una de las yeguas más mansas que teníamos y la favorita de Sky, era suya.
Desinfectando su piel, hice una pequeña incisión indolora para que el pus saliera más rápido. Jorge estuvo a mi lado, pasándome lo que pedía. Fue el que se dio cuenta de ella cuando los iba sacando de su cubículo para pasear. Su radio sonó cuando ya estaba limpiando la herida por dentro. Suerte que no había ningún tipo de larva dentro.
Nana, a mi capatáz que el huésped llegó. Jorge mandó a Diego, era uno de los jóvenes recién llegados. Su madre y él se mudaron a Westerville a principio de año, por lo que papá les dio una oportunidad,así que ya estaban aquí antes que tomara el mando.
—Jorge, distráela con comida. Le voy a dar un pequeño pinchazo de anestesia para los puntos.-Asintió poniéndose al frente de ella, sacando un par de de terrones de azúcar de su bolsillo. Con cuidado para que no me diera una coz, pinché en un par de lugares. Tardaría un par de minutos en hacer efecto.
—Ella, cariño. El señor Mitch acaba de llegar...-La voz de nana se escuchó a través de mi radio. Ya lo sabía, pero ella no sabía que Jorge estaba conmigo.
—Está bien, nana. Estaré en la cabaña dentro de una hora.Aún estoy curado a Skylander.-volví a enganchar la radio a mi cinturón, tomando la aguja quirúrgica. Palpé la zona por un momento para ver si la yegua reaccionaba, al ver que no era el caso, di un par de puntadas en la herida.
—Jorge, vendaré la herida por un par de días. Tendrá que tomar antibiótico y antinflamatorio por una semana. Y siempre limpiar la herida dos veces al día y dejarlo seco.
Una vez terminada, boté el instrumental utilizado en el cubo desechable. Mi radio volvió a sonar.
—Ella...-La voz llorosa de mi hermana Luna se escuchó al otro lado.
—¿Qué ocurrió Lu,¿Sky está bien?- retiré los guantes y los tiré también. Acariciaba con una mano el pelaje del animal y con lo que dijo casi se me cae la radio.
—Te juro que la estaba cuidando...Solo me giré para recoger los huevos de las gallina, ella sostenía la cesta...Cuando volví a ver donde tenía que estar, ya no estaba-apreté los labios intentando estar en calma y no desquiciarme.
—Avisa a todos, que paren lo que estén haciendo y se pongan a buscar. Joder, Luna.-no dejé que me contestara, cambié la frecuencia para ir avisando a los jefes de departamentos. Al volver a mi frecuencia, la voz de Sky se escuchó.
—¡Mamá!
—Sky, ¿dónde estás,cariño?
—Hola,señora. Soy Kai Mitch,de la cabaña. Iba a entrar, pero me la encontré invadida por esta niña.-una voz ronca despectiva sonó através del altavoz. Suspiré aliviada.
—Señor Smitch, gracias por avisar. ¿Podría, por favor mantenerla ahí?Voy para allá- entré corriendo a las caballerizas, dando órdenes para que cancelen la búsqueda. Tomé de las riendas a Spirit,sacándolo de su cubículo. Apoyé mi pie en el estribo y me subí rápidamente.
Salimos trotando hasta estar en la zona despejada para empezar a cabalgar lo más rápido posible. Esa niña escurridiza. Tardé más de lo quería al tener que rodear las naves y graneros. Divisé dos figuras en el porche de la cabaña, al escuchar los cascos del caballo, ambos se levantaron de las escaleras. Tiré de las riendas para ir frenando el trote de Spirit. Antes de que se frene del todo ya me encontraba bajando de un salto de su lomo.
—Sky...-corrí dejándome caer de rodillas cuando ya la tenía al alcance para estrecharla en los brazos—No se te vuelva a ocurrir alejarte así,¿me oyes?Sea quien sea quien esté cuidando de ti, debes escuchar lo que te dicen y no separte nunca de ellos,¿entendido?
Al separarme para revisarle que no tuviera ningún daño y en cuanto me fijé en sus ojos, estaban cristalizados a punto de llorar. Volví a abrazarla y me levanté con ella en brazos. Al levantar la vista, unos impactantes ojos me estaban detallando curiosos.
—Disculpa la molestia,señor Smitch. Soy Stella Hobbs, nos comunicamos por correo.- extendí una de mis manos haciendo malabares en cargar a mi hija con un brazo. En cuando su mano cálida cubrió la mía, cierto escalofrío recorrió cada fibra de mi ser. Solté de forma disimulada para que no lo notara.
—Es un placer conocerla,señora Hobbs. Puede simplemente llamarme Kai, señor Smitch era mi padre.
—Muy bien...Kai. Una vez más, gracias por vigilar a Sky. Si no le es inconveniente, pase por la casa. Firmaremos el contrato de arrendamiento y le invitamos a almorzar, como agradecimiento.
Acerqué el caballo y monté a Sky en la silla, sacando de la mochila el cinturón de seguridad para ella,empezando a amarrarla. Una vez asegurada, tomé las riendas y observé a los invitados.
—Está bien, déjame asegurar la puerta.- se dio la vuelta, entrando y saliendo al par de minutos. Cerró con llave la puerta y se acercó con un sobre en una mano y la otra metida en su bolsillo. Tenía andares de felino a punto de atacar a su presa.
No suelo fijarme en los hombres, estaba rodeada de ellos aquí en el rancho, pero no podía negar lo atractivo que era.
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Simplemente...Ella
RomansaKai necesita unas vacaciones en lo más apartado de las congestionadas ciudades para poder organizar sus ideas sobre su nuevo local. Stella alquilaba una pequeña y acogedora cabaña en la parte más alejada de la finca. Dos carácteres que chocarán desd...