STELLA
Mi hermana estuvo desde que Kai se marchó hablando sin parar sobre nuestro huésped y la supuesta química que teníamos.
"Aprovecha los días que esté aquí y quítate las telarañas que tienes ahí abajo,Ella. Una vez que se vaya, no lo vas a volver a ver, pero seguro que te echa unos buenos polvos."
Así y más comentarios que preferiría no comentar. Por eso me fui al lago en cuánto lo vi salir del racho en auto. Pero lo que no me esperaba era encontrármelo ahí, en ropa interior y su cabello pegado en la frente. Gotas cayendo por esa piel morena y ahora me encontraba en su cabaña.
Tuve que ponerme su camisa para salir y llamar a mi hermana, no quería que lo escuchara. Respondió al segundo tono,pero no me dio tiempo ni de saludar cuando empezo a despotricar.
—Luna, espera.Escucha y no vayas a alamarte...Necesito que cuides de Sky hasta mañana...-Iba a hablar pero la corte antes—Por una vez te hice caso, estoy en la cabaña...Con Kai.
—¡Oh mi dios!¡Te lo vas a tirar!
—En realidad ya lo hice, pero no parece que haya tenido suficiente y debo de decir que yo tampoco...
—¡Doble mierda!Dime ahora mismo los detalles, maldita.
—Ahora no puedo, si te portas bien, tal vez te lo diga mañana.
—Vale, vale. Ve a montar a ese hombre...¡Y no te olvides de usar protección!-Colgué en cuanto dijo eso para que no dijera más burradas.
Al volver, él se puso a preparar una merienda, mientras yo lo veía embelezada. Era erótico verlo y ya me estaba calentando.¿Cómo no estarlo si el hombre se encontraba desnudo, con un delantal, moviéndose con destresa por la cocina.
Puso los platos en la pequeña mesa para dos que había en una esquina, acercádose a mi y cogiéndome en vuelo para dejarme en una de las sillas.
—No quiero meterte prisa, pero no tardes porque en cuanto ese plato esté limpio, voy a comerme tu coño de nuevo.
Casi me ahogué con mi propia saliva. Ni siquiera mi ex decía eso a lo largo de la relación. Aunque tampoco me sacó dos orgasmos seguido,por eso no había forma de comparar con el sexo que Kai me daba.
Y vaya que cumplió con lo que dijo. Fue comer el último bocado y me tomó en volandas y me llevó al sofá. La camisa que llevaba desapareció por arte de magia.
Una de mis piernas la dejó sobre el respaldo del sofá y la otra sobre su hombro, dejándome totalmente expuesta para él. No debería de darme vergüenza, pero no podía evitar que se me subiera los colores a la cara.
Empezó con besos húmedos por mis muslos,casi llegando a la unión de éstas pero cambiaba el recorrido haciéndome bufar por desespero.
ESTÁS LEYENDO
Simplemente...Ella
Roman d'amourKai necesita unas vacaciones en lo más apartado de las congestionadas ciudades para poder organizar sus ideas sobre su nuevo local. Stella alquilaba una pequeña y acogedora cabaña en la parte más alejada de la finca. Dos carácteres que chocarán desd...