Capítulo 10

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KAI

Si antes ya me podía duro simplemente con verla, con su porte demandante de jefa se me hinchaba la polla al instante de tal forma que dolía.

No sabía cuánto tiempo podría aguantar así. Tampoco ayudaba verla con sus mejillas enrojecidas por la vergüenza. Joder.


La observé marcharse y me quedé en el sitio imaginándome cómo sería tenerla debajo de mí, con su cabello desordenado, las mejillas rojas y gimiendo mi nombre mientras tenga mi cabeza entre sus piernas, pidiendo que la deje correrse de una vez.


—Así que...¿Te gusta mi hermana,no?


Me asusté al escuchar a Luna, no creí que fuera tan obvio. No creí que nadie se fuera a dar cuenta.


—No sé de qué hablas, Luna. Es atractiva, no te lo niego, pero no es mi tipo.


—Vaya, hasta decís los dos lo mismo. Ya prepararé las palomitas para ver el final de ésto.


Riendo se volvió a marchar. Yo también me iba, no podía recibir otra dosis de interrogatorio por más corto que sea.


Una vez que me senté en el sofá de la cabaña, mi teléfono me notificó de un mensaje. al menos éstos si llegaban con la poca señal que había


Jeff:

Kai, tenemos un problema. El local que teníamos se incendió. Dice el perito que hubo un cortocircuito por la antigua electricidad del edificio.


Lo que me faltaba. Era el mejor local que habíamos encontrado. En el centro, en una calle central turística y a buen precio. Sólo teníamos que hacer algunos retoque en la decoración y la mayor reforma sería en la cocina para hacerla de manera más profesional.

Yo:
¿Aún lo podemos comprar?Tendremos que hacer reforma, pero era un buen sitio...


Jeff:
No creo, tío. Tendríamos que invertir el doble de todo para que pueda volver a ser utilizable. Lo más lógico sería encontrar otro local.


Yo:
Está bien. Déjame ver qué encuentro.


Tiré el teléfono a un lado, tapándome la cara con las manos. Mierda, mierda y más mierda. El universo me tenía cogido por los cojones, no me dejaba respirar ni un momento.


Tomé el portátil para irme al pueblo. Tomaría un café o algo mientras buscaba otros locales. Aunque algo más fuerte no me vendría mal.


Me senté en una mesa del final, mientras esperaba que me atendiera, miré los emails que tenía pendiente. La misma chica que me había atendido la otra vez se me acercó moviendo las caderas para llamar la atención. Era guapa, pero la lengua de víbora le restaba todo lo que te atraía.


—Nuestro forastero más atractivo...¿Qué te pongo,cariño?-había apoyado las manos en la mesa, poniéndome el escote en frente. Se notaba que se había abierto un par de botones apropósito.


—Un café helado.-Simplemente la ignoré. El único escote que tenía ganas de meter la cara y mordisquear era la de mi casera. Estaba totalmente jodido.


Se fue haciéndose la digna al ver que no funcionó lo que se proponía. Empecé a buscar en diferentes páginas de inmobiliarias, pero la mayoría se salían de nuestro presupuesto o necesitaban demasiadas reformas,o no estaba en un lugar adecuado, o todo lo demás junto.


Tenía una última opción, aunque no me gustaba, suspirando llamé.


—Hijo ingrato,¿a qué debo el honor que por fin llames?


—Mamá, hablamos hace dos días.


—Sí, pero estás lejos y no se sabe lo que pueda pasarte.


—Mamá...Estoy bien, el lugar es bastante tranquilo. Te encantaría, sobretodo el rancho. Sus productos son todos naturales, tienen velas y cremas como a ti te gustan.


—¿De verdad? Tal vez vayamos y pasamos las vacaciones contigo.


—Aquí tienes tu pedido, cielo-la señora de la otra vez me dejó un gran vaso con un trozo de tarta.


—Yo no pedí ésto.


—Pero lo necesitas, un poco de dulce para alegrar la mañana.


Sin más se marchó con una sonrisa a atender otra mesa.


—Hijo, hijo...¿Me estás escuchando?


—Sí, mamá. Con el tema de venir, lo podemos dejar para otro día. Llamaba para pedirte si podías preguntarle a la amiga esa tuya que tenía varios locales y que se pusiera en contacto conmigo.


—¿Y el lugar que iban a montar el restaurante?¿No lo tenían todo listo para empezar la reforma?


—Por suerte no firmamos nada todavía. Hubo un problema de electricidad y se incendió. aunque estuve viendo locales por internet, no entran en las expectativas que buscamos.


—Oh,cariño...Lo siento. Te pasaré su contacto. Estoy segura que algo tendrá.


—Gracias,mamá. Te dejo, de todos modos seguiré buscando. Te quiero mamá.


—Y yo a ti,cariño. Cuídate y sigue llamándome.


Colgué con una sonrisa. Tomé el café más tranquilo, acompañado con la tarta de queso. Estaba riquísima.


​​​​​​​Pagué lo que tomé y salí de vuelta a la cabaña. Tomaría un baño en el lago para relajarme, nadar siempre me tranquilizaba.

Simplemente...EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora