Capítulo 2

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CUENTOS DE TERROR


En casa de Eleonor

—No es justo por que Jensen puede ir con ustedes y nosotros no —reclaman los jóvenes. 

—Porque yo ya soy adulto mis queridos hermanitos —contesta el hermano mayor.

—Está bien, pueden venir con nosotros —autoriza el papá

—Yuhooo —gritan los dos menores.

Mis amores yo también tendré una fiesta de disfraces, abran golosinas aterradoras, música y vendrán los nietos de mis colegas —menciona Eleonor disfrazada de emperatriz medieval.

—¿Mamá y ustedes tendrán fiesta? —cuestiona Tara.

—No mi amor, creo que solo es una exhibición oscura, simulacros macabros, una experiencia paranormal, pero de mentiras es lo que entiendo.

—Entonces mejor nos quedamos contigo abuela —afirman ellos.

—No se van a arrepentir mis amores, vamos por sus disfraces y ustedes dos vístanse de acuerdo con la ocasión en su habitación encontraran varias opciones.

—Mamá te recuerdo que después de esta locura, nos iremos a la mansión Ardlay, pasaremos unos días con ellos y en el Hogar de Pony con la Hermana Lean, luego para las fiestas de fin de año todos nos iremos para Marabú será una buena experiencia para los niños del hogar, les encantará la playa y la finca de Ernest el suegro de Albert y así, descansaremos del frio y de la nieve —le recuerda Terry a su madre.

—Claro cariño —contesta la elegante mujer.


***

Llegamos al parque y son de las diez de la noche, el lugar esta desolado oscuro y no se ve ni una alma, se supone que el evento es a partir de la hora indicada hasta la media noche y más.

Terry parquea el auto y sale, para ayudarle a su esposa, su disfraz es del fantasma de la ópera y Candy de la brujita blanca —que apropiado se dijo y se rio entre dientes— luego de un salto sale el caballero de las tinieblas, representado por Jensen.

—Mamá seguro que es aquí —pregunta el joven.

—Lo mismo me preguntaba —dice Terry.

—Mira la invitación cariño, esta es la dirección.

—Sí, pero aquí no hay nadie —confirma el joven.

—Mejor regresemos a casa esto no me está gustando, creo que nos hicieron una broma de mal gusto, además esto parece más un cementerio que un parque —asegura Terry.

—No sé, tal vez tienes razón Terry, incluso me están dando escalos fríos —dice Candy.

—Por qué no entramos, quizás es parte de la atracción —sugiere Jensen.

—A mí no me lo parece, además no sé porque tu mamá se interesó en venir, cuando es ella la que les tiene miedo a los fantasmas.

—Eso no es cierto Terry —desmiente ella.

—Por favor pecosa, te conozco mejor que tu misma, mejor subamos al auto y regresemos a casa a la fiesta de mi madre.

Ellos están por subir cuando dos autos de lujo se parquean a cierta distancia y dos personas bajan del primer coche, parecen dos esqueletos que caminan con elegancia, la figura más alta se acaricia el cabello, se acercan y uno de ellos acelera su andar y hace un llamado.

—¡Candy...! ¿eres tú? Candy... —resuena la voz suave y refinada.

—¡Annie...! ¡Annie! ¿Qué hacen aquí?

—¡Candy! ¡Candy! —grita la segunda voz, corriendo hacia ella para abrazarla.

—¡Archie! ¡Annie! Que alegría verlos, pero ¿cómo se enteraron donde estábamos?

—Llegamos a la casa de su madrina Eleonor y ella nos informó, y no quisimos esperar que llegaran a Chicago para verlos, por eso venimos a New York —informa ella.

—¡Que alegría! —repite Candy, sin dejar de abrazarlos.

—Jensen querido que guapo estas con ese disfraz, bueno siempre estas guapo mi querido sobrino, visítanos en tu tiempo libre —sugiere la tía.

—Gusto de verte hijo y tu tía tiene razón, estas muy apuesto —dice Archie abrazando al chico.

Y luego la pareja saluda a Terry —gusto de verte dice Archie estrechando su mano con la del el castaño ya algo canoso, igual que él, lo único que a él no se le notan, por su cabello claro color trigo bañado por el sol—

Otra pareja se acerca a ellos disfrazados de conde y condesa Drácula, la figura femenina camina realizada cumpliendo su sueño, aunque sea en esta ocasión.

—Así que: este era el gran misterio, venir a encontrarse con esta, Terry querido continuas guapísimo, Jensen sobrino, que apuesto estas idéntico a tu padre —suelta la voz chillona y gangosa.

—¡Eliza! —Gritan todos.

—¿Qué haces aquí? ¿Y qué haces con este fulano que no es tu marido? Hasta cuando dejarás de enlodar el nombre de la familia —pregunta Archie molesto.

—Bueno, aunque vivo en florida, recuerda que tengo mis informantes y sabía que algo escondían, pero si hubiera adivinado que se trataba de esta no vengo, bueno excepto por ti querido Terry, y por ti mi joven Jensen eres tan guapo... ven dale un abrazo a tu tía hermosa —pide melosa.

—Ten cuidado hijo, no olvides que esta es la tía arpía —advierte Terry.

—Te oí Terry, ven tú también dame un abrazo, a ti no te abrazaré Candy —suelta Eliza.

—No pensaba abrazarte Eliza —contesta ella.

—Yo tampoco quiero abrazarte —dice Terry.

—¡Eliza! ¿y este fulano? —Insiste Archie.

—Es un amigo Archie, no seas mojigato sabes bien que el pelele de mi marido no pasa en casa y hasta hijos bastardos tiene, así que, yo no me quedaré en casa oxidándome como una ostra, mejor díganme ¿qué hacen aquí? Terry los años te sientan muy bien, en cambio tú... Candy, ya se nota la vejes —despotrica la castaña.

—Gracias por tu alago querida; y lo mismo digo de ti, incluso con la plasta de maquillaje que usas, aún se te notan las patas de gallo —contesta Candy.

—Cretina, como te atreves, yo lusco como una jovencita —afirma ella, volteando la cara hacia un lado.

—Acepta que ya estas vieja Eliza, y lo peor es que; eres una vieja rabo verde y decrepita —agrega Archie.

—¡Me las pagarás Archie! Te lo juro —amenaza.

—Bueno, bueno ya no discutan ¿qué vamos a hacer? Nos quedamos o no —interviene Jensen.

En la entrada finalmente apareció una calaca con un sombrero de charro, el esqueleto es tan real que todos se sorprenden, el grupo continúa con cautela porque el parque realmente se ve aterrador es oscuro, desierto, huele a abandono y da la sensación de que las sombras los persiguen.

Un par de mujeres se cruzan frente a ellos con túnicas blancas y cabello desaliñado, ellas les sonríen a los caballeros, pero lo extraño es que no se les puede ver los ojos, Terry se sorprende con el avance del maquillaje del momento.


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La invitación OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora