Capítulo 6

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CUENTOS DE TERROR


—Estoy bien hijo, solo que no siento las piernas las tengo dormidas y pasadas como el plomo —contestó él.

—Así que eres tú; eso fue lo que sentías cuando me cargabas, planee para ti lo mismo que sufrí en vida, yo moría de ilusión cada vez que me cargabas en tus brazos, siempre esperando el día que me miraras con amor y deseo, me conforme con sentirte cerca, percibir tu aroma fresco y masculino, escuchar tu voz cuando me marrabas el día a día en el teatro, moría de deseo por ti, en cambió tú nunca quisiste tocarme, siempre soñando con esa chica de Chicago, el accidente me dejo postrada en una silla, con mis piernas, pero sin poder usarlas y con un dolor permanente casi insoportable hasta que, la oscuridad me absorbió ¿qué se siente no poder usar las piernas? Terence yo te amaba con mi vida entera y tú nunca me miraste, trate de conquistarte por la buena y no funciono, solo por ese maldito accidente pude retenerte a mi lado, logre separarte de ella, pero... ¿a qué precio? mi existencia se complicó, en consecuencia, perdí mi salud, fue vergonzoso necesitar asistencia para todo, las enfermeras que cuidaban de mí no decían nada, pero percibía su lastima y su repugnancia cuando les tocaba asearme, tú también me mirabas con lastima; y he esperado una eternidad para verte de nuevo. Te arrancare tu alma y me quedaré con tu hijo, porque él, es el Terry que yo recuerdo.

—Si de verdad eres tú, déjanos en paz, yo nunca desee que perdieras tu brillo lo que sucedió fue un accidente, no fue culpa de nadie, yo nunca te engañe, desde antes de conocerte yo amaba a Candy, pero tú te obsesionaste conmigo y no lo aceptaste, ni lo entendiste, yo te pague el favor, renunciando a mi vida, me quede contigo, te acompañe en tus penas, jamás te ocasioné problemas, fui leal a mi promesa, y ahora sé que fuimos demasiado generosos contigo; eres una desagradecida, egoísta que nunca te importo el dolor que nos causaste.

—¡Desagradecida! tomé tu lugar y fui yo la que sufrió las consecuencias, lo perdí todo, mi belleza, el elogio del público, mi carrera, de ser la más bella pase hacer una lisiada ¡lo perdí todo por ti! Eras lo único que me quedaba para aferrarme a la vida, no iba soportar, ni a permitir que me dejaras después de todo, por eso deseé morir porque sin ti... estaba perdida.

—Y ahora estas muerta, yo no te pedí que me salvaras, la decisión de lanzarte fue tuya, asume tu responsabilidad, necesitabas un pretexto para atarme y no pensaste en salir lastimada de gravedad, la vida nos plantó una trampa donde los tres perdimos, acéptalo y regresa a la tumba donde perteneces, tú solo eres un fantasma y un mal sueño.

—¡Eres un ingrato! te arrancaré el alma y me casaré con tu hijo, él es el Terry de mis sueños, su lozana juventud me salvará de mis penas —repitió el espanto.

—¡No lo permitiré! —dice Terry abrazando con todas sus fuerzas a su familia.

—Yo tampoco te lo permitiré, a ti ya no te debemos nada —reacciona Candy.

—Será un placer deshacerme de ti, por tu culpa, él nunca me amo— El desdichado y mezquino espíritu del mal, levanto sus brazos para succionar al joven, pero esta vez, no funciono, eso la enfureció y floto con la intención de arrastrar a Candy, aunque su esfuerzo fue en vano no pudo sujetarla, su sombra traspaso el cuerpo de Candy, sin poder agarrarla y su fragancia a un rosal por la mañana, fue insoportable para el fantasma —imposible— soltó frustrada, aunque no se daría por vencida ella aprovechará la única oportunidad de regresar al mundo de los vivos y no se irá con la manos vacías, la oscuridad es demasiado eterna para estar sola. Volvió a intentarlo y fue como querer agarrar el agua con sus dedos.

—Tomen —dijo Archie, se le ocurrió hacer cruces de ramas y les entrego una a cada uno de los presentes.

Candy ya está con la paciencia desbordada, agarro la cruz y trato de azotar al espanto, pero las ramas traspasan la sombra, y esta comenzó a reír por sentirse en ventaja e intocable, el ruido de la risa es comprimida, entre dientes y controlada.

Annie agarro valor y dejo de temblar ante el aprieto de Candy, se puso de pie lista para el ataque, Eliza y Archie están alerta con la ramas en forma de cruz mostrándolo a esa cosa, mientras que el fantasma se burla de ellos, flota de un lado a otro disfrutando el momento, Candy salto lo más alto que pudo y logro agarrarla del pelo, por alguna razón es lo único que se puede tocar, lo enrolló en su muñeca y lo giró como si fuera un lazo. Susanna giró y giró en el aire hasta salir disparada como si fuera una bala de cañón de guerra, atravesó todos las ramas de los árboles dejando enganchado una parte de pelo seco, quizás para ella es lo único hermoso que le queda y ahora estará casi calva.

Logro estabilizarse y regreso con la furia y la velocidad de una bala, quiso sujetar el cuello de Candy, pero su sombra traspaso el cuerpo humano y el viento que desato aventó a Annie y los huesos del espanto golpearon a Eliza, por alguna razón ella si puede tocarla.

Eliza enfurecida se cansó de ese maldito costal de huesos, se pudo de pie lista para destrozarla.

—Me harté de ti, maldito espanto ahora verás —amenazo.

Agarro con todas sus fuerzas la cruz y soltó el primer azote, —¡hay!— se quejó el fantasma ante el primer golpe que le impacto el hueso de un pie.

Eliza comenzó a divertirse con la situación, soltó el segundo guamazo y la muerta comenzó a quejarse, cosa que la enfureció; logro agarrar la rama con la que era azotada y levanto del suelo a Eliza. Annie, Archie comenzaron a azotarla como si fuera una piñata, Candy y Jensen tratan de agarrarla, pero no pueden algo se los impide, la muerta aprovecha para elevar al joven de nuevo es lo único que puede hacer para atarlo, porque no puede tocarlo.

Mientras que ha Eliza la lanzo por el aire y la fastidiosa salió disparada a una velocidad mortal.

—¡A mi sobrina no la toques! —resuena una voz áspera y seca—. Y con la misma vuela para sostener y amortiguar el golpe de Eliza.

—Tía Elroy realmente eres tú —pregunta Archie y corre para levantar a Eliza del suelo.

—Sí mi querido sobrino, y estoy feliz de verlos, aunque no entiendo que hacen en oscuridad, no me digas que has muerto.

—No, Tía fue un espíritu malo que nos impulsó a venir aquí, ayúdanos y salva al hijo de Candy e indícanos la salida por favor.

—Si por favor ayude a mi hijo tía —suplico Candy.

—Yo no tengo por qué ayudarte a ti, aunque William te adoptará yo jamás te acepté, si pierdes a tu hijo conocerás el dolor que sentí cuando perdí a Anthony, en esa maldita fiesta de bienvenida.

—Tía abuela eso no fue culpa de Candy, por su maldad se encuentra en la oscuridad y está sola, aun así, no ablanda su corazón.

—¡Archie! ¿cómo te atreves a decirme algo tan feo? —carraspeo el alma de la anciana.

—Es la verdad —contestó él.

—Tía abuela ayude a Jensen, él es el nieto de un duque y su bisnieto, aunque me disguste reconocerlo, por Candy, los Ardlay emparentamos con la familia real de Inglaterra ¿ya lo olvido? —intervino Eliza por el muchacho.

—No lo recordaba, creo que no logre conocerlo, recuerdo que Candy se casó con el hijo del duque de Granchester, está bien, haré una excepción, aunque no sé cómo ayudar yo no tengo poderes, y nunca olvidaré la desgracia que cayó en nuestra familia desde que esta criatura llego, referente a la salida no sé cómo encontrarla, yo también quiero irme de este fango —dice ella en forma de lamento.



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La invitación OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora