Capítulo 23: Suspendidos

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Seis meses después:

Desde que su amigo estaba embarazado, Bakugo ya no podía ir por la calle sin fijarse en esas familias con niños. Él, que jamás pensó en tener niños ni cosas semejantes, llevaba meses pensando que quizá... la opción de adoptar algo con Kirishima no estaría tan mal como él creía, aun así, no se atrevió a decir palabra alguna.

Por una parte, sentía no estar preparado para ser padre, no le gustaban demasiado los niños; pero por otra, al ver a Shoto y a Izuku tan acaramelados y felices por el nuevo bebé en camino, le hacía replantearse muchas cosas en su vida y, aun así, no tuvo el coraje en todo ese tiempo de comentarle lo que le preocupaba a su novio.

Al escuchar a un niño a pocos metros de él, Bakugo se detuvo y observó la escena. Agarrado de la mano de su madre, señalaba hacia un puesto de dangos pidiendo que se le comprase algo. Cuando se dio cuenta, su rostro se había relajado y sonreía. En breve, eso mismo podría verlo en Shoto o Izuku. El bebé estaba a semanas de nacer y cada vez que iba de visita, notaba el nerviosismo de Shoto para que todo saliera bien.

Continuó caminando hasta llegar a la casa de Shoto. Izuku hoy trabajaba y, por tanto, como él tenía el día libre, se pasaría para comprobar que todo estaba bien y que no necesitase ayuda con algo.

Sacó las llaves que Shoto le ofreció para emergencias y que pudiera entrar si algo ocurría y abrió la puerta. Saludó para avisar de su presencia y cerró la puerta tras él para sentarse en el rellano antes de la tarima de madera y descalzarse.

Las llaves seguían en su mano mientras se desabrochaba los cordones, pero al no escuchar respuesta de Shoto, se preocupó, lo que hizo que girase el rostro pese a estar a medio descalzar tratando de asegurarse de que todo estaba bien. Shoto estaba en el sofá tumbado con cara de preocupación o dolor.

— ¿Shoto? ¿Estás bien? – preguntó Bakugo al verle en ese estado.

— No... creo que viene el niño – susurró Shoto con esa voz femenina a la que Bakugo ya se había acostumbrado tras esos meses.

— ¡No me jodas, bastardo! – gritó Bakugo completamente asustado ante la idea.

¿Tenía que ser precisamente hoy? ¿Cuando Izuku trabajaba? Claro que él había estado preparándose para alguna emergencia y hoy, le tocaba demostrar lo aprendido, pero... la verdad fue bastante diferente. Lo único en lo que pudo pensar fue en llevarlo al hospital cuanto antes.

— ¡La madre que te parió! – se quejó Bakugo antes de salir corriendo hacia el interior de la casa para ayudar a su compañero a ponerse en pie – vale, nos vamos al hospital. Agarra tus cosas.

— ¿En serio? – se quejó Shoto resoplando con violencia como si eso le ayudase a calmar el dolor que debía sentir.

— Es cierto, ya voy yo a por tus cosas. Tú no te muevas de aquí, ¿vale?

— ¿Dónde quieres que vaya así? – preguntó Shoto confundido con aquello. Bakugo pareció entonces darse cuenta de la estupidez que había dicho, pero los nervios le jugaban mala pasada.

— Tú quieto ahí – se quejó – voy a llamar a Izuku.

Mientras Bakugo corría al cuarto a recoger algunas cosas para llevarlo al hospital, llamaba por teléfono a Izuku, aunque claro, él tenía el teléfono a saber donde porque no respondía. Muy posiblemente en la taquilla. Llevaría la transmisión de la central, pero para poder acceder a la red interna de comunicación, debería llamar a la agencia y que le pasaran el mensaje, lo cual tardaría más que si él llevaba a Shoto al hospital y luego dejaba el mensaje a Izuku.

— Ya tengo tus cosas, vámonos.

Bakugo corría como pollo sin cabeza por la casa, cargando con la bolsa a sus hombros cuando fue a ayudar a Shoto a ponerse en pie.

Together (Boku no hero: Deku-Todo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora