Desperté mirando la luz cegadora del techo de mi cuarto, extrañamente estaba en el suelo, con un dolor de cabeza que no puedo describir realmente, me costaba mucho respirar, sentí como si estuviera en una fiebre muy grave.
Por inercia toque mi frente.
Mi cabello estaba mojado, probablemente por sudor o la sangre de la herida que punzaba cada vez más presente.También la irritante y estruendosa risa de mi madre desde el primer piso me recordó que al menos la casa no estaba sola.
La falta de alimento en mi organismo finalmente logró hacerme desmayar quien sabe por cuánto tiempo, me puse a cuestas de pie, todo estaba borroso.
Me pregunté por qué nadie vino a verme, la puerta estaba abierta, la luz encendida y mi cuerpo yacía en la entrada, supuse que tal vez sería por qué estaba en el segundo piso, quería convencerme de que era eso.Me dirigí a mi cama nuevamente a tirarme mirando hacia el techo sin decir una palabra, sin pensar en nada, mirandole fijamente cómo si este mismo quisiera matarme, el palpitar en mi cabeza me mantenía despierto.
No era la primera vez que me desmayaba, pero era la primera vez que sentía una tristeza tan profunda por haberme levantado del suelo, como si quisiera estar ahí por siempre, tampoco quería volver a recostarme en el.
Comencé a sentir unas fuertes ganas de vomitar, comenzaron las arcadas mientras estaba recostado hacia arriba, me levanté lo más rápido posible y corrí al baño, no había comido nada en todo el día, vomité mi tristeza y mi inexistente alimento.
No me di cuenta en el momento pero estaba llorando, veía mis dedos mientras jadeaba, estaban raspados, como siempre sin pellejo en toda la uña y la cutícula."Que asco".
Es seguramente lo único que digo después de vomitar, me siento muy cansado y ni siquiera se la razón, últimamente comienzo a llorar aunque esté tranquilo, sin pensamientos intrusivos, solo pasa, como respirar.
Recuerdo que acabo de hacer ruido vomitando, que seguramente hice ruido al desmayarme y posiblemente sollozando entre el eco del baño, espero que alguien abra la puerta, que alguien suba rápido desde el primer piso y me diga que todo está bien, que me alcancen una toalla de papel para limpiar mi cara, que me ayuden a curar la herida de mi cabeza o me ayuden a levantarme del piso tan frío.
También recuerdo que ha pasado toda mi vida y nadie a hecho eso.
Miro nuevamente mis dedos mientras siento que voy a desplomarme en el suelo nuevamente, y al mismo tiempo que se me nubla la vista un pensamiento recorre mi cráneo.
Nadie va a venir a ayudar.
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Vida Vergonzosa
RandomEste libro es solo desahogo por mi parte siéntete libre de leer.