Limón

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Es bastante tarde y no hay nada en el refrigerador, ni en la cocina, aunque no tengo apetito el calor me empuja a beber constantemente, no hay nada, solo agua y azúcar mal acomodada de la mañana.

Hace calor, mucho, salgo al patio y me siento en el suelo de concreto, el aire está caliente también, mis ojos empiezan a divagar tranquilamente sobre el jardín.

Está descolorido, con un montón de plantas tristemente adornadas con un poco de color y carisma, árboles secos sin frutos, un enorme durazno, incluso más grande que la casa y...
El limonero, nuevamente mis ojos acarician la figura del árbol y encuentran fruto, limones, como el nombre predica.

¿Cuánto tiempo lleva ahí?
Secándose, floreciendo, y volviéndose a secar.

Me levanto del suelo y toco sus hojas, aunque todo estaba ardiendo por el clima, estaban frías, sentí pena, incluso.
El árbol estaba muriendo, o al menos luchando para no hacerlo todavía.

Toco los limones y son aún más patéticos que el mismo árbol, pequeños, rígidos y sin color, sin nada más que decir arranco suavemente uno de ellos, luego otro y otro.

Me da curiosidad como es que en un clima tan terrible los limones sean capaces de florecer, chupando la vida de las ramas del árbol para poder subsistir, lejos de ser patético es humillante.

Corte los limones, sin esperar nada, y los exprimí en una jarra de vidrio con azúcar.

Azúcar.
Cada vez que tomo algo con azúcar me duele el estómago, me duele la cabeza y me duele el corazón, como perfecto ser humano sigo tomándole, me recuerda a divagar inconcluso en el piso de concreto cuando hace calor, o escribir solo en el sillón en la madrugada.
Es casi insensato pensar que hay algo aún más muerto que tú en tu casa.

No espere nada y aún así...
Los pequeños limones que exprimí cruelmente para mí consumo fueron tan gentiles como para ser jugosos, piadosos como para ser útiles.

De repente sentí que los limones no son variantes o anexos del limonero del jardín, son el mismo.
Miré con una pizca de dolor el generoso jugo, totalmente antagonista a la cantidad de azúcar que mezclé. ¿Cuántos años le tomó hacerlos?
Tan terriblemente patéticos y desdeñados en su misma piel. ¿Cuánto esfuerzo? ¿Se le fue la vida en ellos?.

Era casi hilarante mirarme mirar con pena la cáscara y lo que queda de un fruto, a ojos de toda la gente en la casa y los que habían estado en ella era un simple árbol, una capa de ramas secas adornando la pared del jardín, nunca tuvo un propósito, ni siquiera proveer fruta.

Sin embargo, usó sus últimas fuerzas para algo útil, al menos para los demás. Miré al árbol, secándose a vista de nadie, como un perro callejero atropellado en la carretera mientras sorbía amargamente el agua que había hecho con su alma, aunque estaban lejos de ser amargos.

Esta mañana el árbol murió, al menos es lo que se nota, pues dicen todos que ya no va a volver a dar fruta, que se secó.

Espero tranquilamente el día en que sus hojas se sientan mejor, que no haya muerto y que simplemente sea el clima, sabiendo perfectamente que estaba seco desde mucho antes.

Porque se aferra a vivir, más que cualquier otra persona en la casa, sigue viviendo con todas sus fuerzas aunque estoy seguro que en toda su vida nunca sintió piedad, y aún así, fue tan piadoso como para regalarle el alma a un montón de limones agridulces.

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Not Lan dedicándole un capítulo al limonero lugubre de su jardín.



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⏰ Última actualización: May 11 ⏰

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